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SITGES 2013 crónica día 9 y último: Las mil caras del Mal

   

Las mil caras del Mal

9º y último día: Borgman; The Lesson of the Evil;
Insidious: Chapter 2; The Sacrament;
conclusiones

Por Chema Pamundi

 

<Se acaba de una vez Sitges 2013, el 46º Festival de Cinema Fantàstic de Catalunya, lo cual quiere decir que recupero mi vida. Por primera vez en años, la combinación de mala organización y una parrilla de películas con una nota media de aprobado raspado me hacen despedirme del certamen no con morriña, sino con un cierto alivio. Ha sido un festival incómodo y poco flexible para los que veníamos a trabajar, lleno de problemas extra-cinematográficos que lo han empantanado todo día sí y día también (como ha podido irse leyendo en estas crónicas diarias). No sé hasta qué punto la masificación de acreditaciones, con más de trescientos estudiantes de la ESCAC a los que poco menos que se les regaló un pase de prensa, habrá colaborado al caos organizativo (había bastantes sesiones en las que la cola de prensa superaba con mucho a la de público), pero estoy seguro de que no ha ayudado a paliarlo.

   La poca manga ancha de la Organización me ha generado bastante desgaste, la verdad. No tiene demasiada explicación que en la sección oficial a competición hubiese títulos sin pases abiertos para la prensa; y lo que ya me parece de traca es que los periodistas que venían a cubrir un perfil concreto de películas, o alguna sección alternativa como Anima’t o Focus Asia, solo pudieran hacerlo a base de pedir tickets cada día a las 7 de la mañana, o de comprarse entradas. Son detalles cutres que habría que intentar que no se repitieran.

   Respecto al palmarés de ganadores, ya es bien sabido lo que pienso sobre su arbitraria confección y su nula utilidad, así que no me extenderé en darle más carrete al tema. Ganó Borgman, una muy buena película (cuya reseña incluyo en esta crónica final; no pude hacerlo el día que le tocaba porque la vi in extremis y sin tiempo, teniendo que pasar por taquilla). La mayor damnificada ha sido la estupenda Cheap Thrills, que hubiera merecido cualquiera de los premios gordos (película, director, actor, guión…), pero que acabó yéndose para casa de vacío porque los diversos jurados asumieron que alguien la premiaría por algo. Un ejemplo palmario del dicho “Los unos por los otros, la casa sin barrer”. Quien tenga interés en la lista completa de ganadores, puede consultarla en SITGES 2013 palmarés. En cuanto a mi “top ten” de las mejores películas vistas en Sitges 2013, sería el siguiente:

1. Only God Forgives
2. The World’s End
3. Coherence
4. Cheap Thrills
5. Europa Report
6. Jodorowsky’s Dune
7. Borgman
8. Big Bad Wolves
9. Only Lovers Left Alive
10. V/H/S/2

   Acabo explicando una anécdota vivida en la fiesta post-festival, que montan los voluntarios el sábado por la noche (por cierto, felicidades a todos porque a nivel de organización fue casi el único evento del que no dio problemas). Me acerco a un corrillo en el que hay un grupo de amiguetes charlando, ya todos medio borrachos (por decirlo de manera benévola). Un par de ellos, dos chavales que no llegan a los 25 años, se preguntan mutuamente “¿Y tú a qué te dedicas?” “Soy director de cine, ¿y tú?” “Yo también” “¿Y qué has dirigido?” “No… un cortometraje” “Sí… yo igual”. Pues eso, que así está la industria, así está el Festival de Sitges…

   Vamos con las últimas cuatro películas y acabemos con esto, que necesito compensar una semana de sueño atrasado:

 

 

Borgman (Alex van Warmerdam, Holanda-Bélgica-Dinamarca, 2013)

> BORGMAN ficha, fotos y tráiler

 

   Un hombre (el Borgman del título) está escondido en una extraña guarida en el suelo, en pleno bosque, pero se ve obligado a huir al ser perseguido por una “partida de caza” tan o más extraña, liderada por un cura. Mientras escapa, el hombre va alertando a otros compinches que están en similar situación que él (en otros escondrijos subterráneos repartidos por todo el bosque). En su huída acaba refugiándose en casa de un bienestante matrimonio con hijos, con la connivencia de la madre, que lo oculta en la caseta del jardinero (sin que el padre se entere). Parece una medida desesperada para salvarse, pero pronto descubriremos que todo forma parte de un elaboradísimo y macabro plan, en el que Borgman irá poco a poco introduciendo en la casa al resto de su banda, mientras corrompe de forma paulatina las mentes de todos los miembros de la familia.

 

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"¡Por fin algo que catar sin pelo y sin plumas para variar!"

 

   Por fuera Borgman parece una película de home invasion, salvo que aquí no hay invasión alguna (el intruso de turno es invitado a pasar e instalarse en casa, e incluso recibe la ayuda de los propios integrantes de la familia para destruirla por completo), y que de algún modo las simpatías del espectador siempre se sitúan del lado del protagonista, no de sus víctimas. Esto se consigue gracias a un tono de comedia surrealista bastante oscura, muy en la línea de obras como Canino o La mosquitera, y gracias a un guión que siempre gira en la dirección más inesperada, y que puede interpretarse de mil maneras: como una alegoría de los desfavorecidos (Borgman y su pandilla) vengándose de las clases pudientes, como una representación del apocalipsis (he oído versiones que aseguran que Borgman es el Demonio, y otras que dicen que es un ángel), como una metáfora de la incomunicación familiar, etc. El caso es que la trama te mantiene tan intrigado en busca de respuestas, que pones tus convicciones morales en “stand by”; y cuando quieres darte cuenta, la película se ha acabado dejándote igual de pasmado, y encima has estado animando al malo todo el rato. Es un experimento brutal de manipulación de la audiencia.

   En su núcleo, Borgman es una película de terror, pero ese terror está camuflado bajo capas y capas de rompecabezas que te follan la mente (¿por qué los compinches de Borgman les hacen una incisión en la espalda a los niños de la familia, y luego se la cosen? ¿Por qué insisten todo el rato en remodelar el jardín de la casa usando excavadoras?). Borgman produce una fascinación hipnótica mientras la miras, y tiene capacidad para generar horas y horas de debate a posteriori. Eso es bastante más de lo que consigue el 90% del cine que se hace hoy en día.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     

 

 

 

Lesson of the Evil (Takashi Miike, Japón, 2013)

> LESSON OF EVIL ficha, fotos y tráiler

 

   Con los años he llegado a la conclusión de que me gustan más o menos el 50% de películas que veo de Takashi Miike. En esta edición del Festival se presentaban dos nuevos títulos suyos (el vértigo creativo de este hombre nunca deja de pasmarme) y ambos pintaban interesantes. Por lo tanto, acertar con "el bueno" era un poco como tirar una moneda al aire. Por solapamiento de sesiones me resultó imposible ver el jueves Shield of Straw (hubiera supuesto perderme la de Jim Jarmusch; y ni de coña, vamos), así que la elegida ha sido Lesson of the Evil, programada hoy y que sí que me encajaba a la perfección en el cuadre del día. ¿He acertado? Teniendo en cuenta los varapalos generales que se está llevando Shield of Straw (la tildan de blockbuster sin personalidad) parece que sí. Lo cual, ojo, no quiere decir ni mucho menos que Lesson of the Evil sea un peliculón. De hecho, aún estando bien, es un Takashi Miike bastante menor.

   Hasumi es el profesor más guaperas, simpático y popular de su instituto. Pero Hasumi es también un salvaje asesino psicópata (qué le vamos a hacer; no se puede tener todo). Al hombre se le nota que disfruta con su trabajo, tanto si ello implica instalar inhibidores de móviles en el aula para impedir que los estudiantes los usen durante los exámenes, como si implica liquidar precisamente a uno de esos estudiantes quemándole la cara con una soldadora. Su gran proyecto de fin de curso es encerrar en el edificio de la escuela a todos sus alumnos, durante los preparativos de la fiesta de graduación, y ejecutarlos uno por uno a escopetazo limpio.

 

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"Desde que vi El club de los poetas muertos que deseaba hacer esto"

 

   La principal virtud de Lesson of the Evil es también su talón de Aquiles: Hasumi, el protagonista, tiene tanta personalidad y presencia en pantalla que el resto de pesonajes se desdibujan por completo. Ni son rivales de su talla, ni le dan ninguna réplica digna de mención, ni nos resultan particularmete simpáticos. Parecen estar puestos ahí solo para que el villano aumente su marcador de víctimas, y sus muertes no resuenan lo más mínimo en nuestra conciencia. Por tanto, la película se ve como un simple acto de exploitation entretenido pero gratuito, que no llega a calar en el recuerdo.

   Los dos primeros actos, en los que se nos plantea la historia y se nos cuenta el trasfondo del profesor Hasumi, son demasiado lentos y prolijos, y no incluyen escenas especialmente memorables. En cambio, la media hora final de masacre estudiantil tiene la potencia y la mala saña a las que nos tiene acostumbrados Miike cuando hace las cosas bien. Por desgracia, después de eso vuelve a meter la pata con un epílogo excesivamente estirado y teatral, y un final abierto que no hacía puñetera falta. Miike Takashi ha demostrado sobradas veces que tiene mano para este tipo de cine, pero al autor de Ichi the Killer y 13 Asesinos cabe pedirle más.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     

 

 

 

Insidious: Chapter 2 (James Wan, EE.UU., 2013)

> INSIDIOUS: CHAPTER 2 ficha, fotos y tráiler

 

   Cuando Jan Harlan, cuñado y estrecho colaborador de Stanley Kubrick, vino a Sitges 2010 para dar una mesa redonda concidiendo con el 30 aniversario de El resplandor, le pregunté si sabía de dónde había partido exactamente el desencuentro entre Kubrick y el autor del libro en que se basa la película, Stephen King. Harlan me contestó que la bronca se fundamentaba en una concepción completamente distal del género de terror: King se quejaba de que en la película se habían eliminado todas las explicaciones que daba el libro, dejando al público frustrado y confundido. Kubrick, por su parte, pensaba que lo sobrenatural no tenía un sentido lógico, por lo que intentar justificarlo era un error que lo único que conseguía era cargarse el suspense. Insidious 2, prolija en explicaciones y parca en suspense, demuestra que Kubrick (como siempre) tenía razón.

   Insidious 2 tiene un prólogo ambientado unos 20 años antes de los hechos ocurridos en Insidious, para luego retomar la acción en el punto exacto en el que lo dejaba la primera parte, y enfrascarse en un complicado encaje de bolillos por cuadrar la trama de ambas películas (se nos aclara, incluso, quien era aquella escalofriante viejuna vestida de negro que aparecía en la escena de inicio). Es un esfuerzo meritorio y que funciona a ratos, pero por el camino se diluye el factor más importante que aportaba la Insidious original: daba verdadero miedo (yo soy de los que defiende incluso su última media hora, que para algunos era una especie de “tren de la bruja”). Quizás, sabedores de que sin el efecto sorpresa ya no podrían reproducir la misma intensidad, James Wan y su guionista Leigh Whannell han decidido tirar por otro camino, centrándose en expandir el universo sobrenatural de la saga. No es una mala decisión, pero al resultado obtenido le falta cierta garra. Demasiada perorata sobre viajes astrales, dimensiones paralelas y almas malignas poseyendo a los vivos, y poca tensión dramática.

 

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"Con tanta peli con James Wan ya no sé si estoy en Insidious, The Conjuring, o en sus secuelas" 

 

   Insidious 2 tiene un buen puñado de momentos satisfactorios a puro nivel de guión (volvemos a ver una de las escenas más inquietantes de la primera parte desde el punto de vista de los habitantes del más allá), y James Wan vuelve a demostrar que conoce bien la métrica del género, pero en conjunto la película es un patinazo: está descompensada (los primeros quince minutos, en los que de pronto vuelven a pasar cosas raras en la casa de la familia y nadie hace puñetero caso, no hay quien se los crea), las reglas paranormales por las que se rige parecen un tanto caprichosas, la resolución de la trama está metida con calzador, y Patrick Wilson compone posiblemente la interpretación más ridícula de su carrera. No pasa nada, la reciente y excelente The Conjuring: Expediente Warren demuestra que James Wan dista mucho de estar en crisis. Pero tampoco es infalible, y éste es seguramente su trabajo más mediocre desde la ya lejana Silencio desde el mal.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     

 

 

 

The Sacrament (Ti West, EE.UU., 2013)

> THE SACRAMENT ficha, fotos y tráiler

 

   De verdad, qué harto he acabado en este Festival de reseñar películas malas y reguleras. Y eso que he hecho bastante criba, y a la hora de elegir los cuatro títulos que entraban en cada crónica diaria he intentado primar lo bueno sobre lo malo. Aún así no ha habido manera, y unas veces por obligación de calendario, y otras porque la película generaba interés, me he visto obligado a escribir sobre petardos que solo merecerían el olvido, como The Jungle, Wrong Cops o Space Pirate: Captain Harlock. Siguiendo este mismo razonamiento, el único motivo por el que acabo estas crónicas reseñando un ñordo como The Sacrament es porque ha sido la película de clausura del Sitges 2013. Valiente manera de cerrar el Festival, sí. Que un montón de estiercol de este tamaño venga, además, de un director meritorio como Ti West (autor de deliciosas piezas de influencia ochentera como The House of the Devil o The Innkeepers) escuece todavía más.

   Un equipo de TV especializado en “reportajes al límite” viaja a un país tercermundista indeterminado (la película no lo cuenta, aunque parece algún rincón de África) para visitar las instalaciones de una secta que ha captado a la hermana de uno de los periodistas. El lugar se llama “Eden Parish” y es una comuna al aire libre la mar de bonica, con sus barracones, sus huertos naturales, su enfermería y tal. Todos los residentes parecen vivir la mar de felices bajo la tutela de “Father”, el líder espiritual del asunto; pero por supuesto, bajo la superficie no todo es tan idílico como parece, y los reporteros tendrán que acabar corriendo por sus vidas.

 

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"Que no cunda el pánico, el año que viene clausuraremos con una peli mejor"

 

   The Sacrament es una película indignantemente tonta y mala por culpa de un guión gilipuertas, sin energía artística ni sentido del ritmo (durante su primera hora no pasa absolutamente nada). Aparte, cualquier atisbo de rigor narrativo salta por los aires debido a un uso patoso y equivocado del formato de falso documental/found footage/cámara en mano, que hace trampas constantes (un ejemplo bastante gráfico: en cierta escena de diálogo en un barracón, con docenas de personas, la cámara va haciendo planos y contraplanos enfocando a los personajes antes de que se pongan a hablar; ¿cómo coño sabe el cámara quien va a hablar a continuación, si se supone que es una filmación improvisada y “real” de una conversación casual?). Los actores hacen lo que pueden con unos personajes anémicos (nos la trae al pairo su suerte, porque nunca nos implicamos a nivel emocional con lo que ocurre en pantalla). Destaca especialmente el trabajo de Gene Jones como el líder sectario “Father”, pero su actuación es un desperdicio de talento que recuerda al de Michael Parks en Red State.

   La película toma como clara inspiración la auténtica masacre de Jonestown, ocurrida a finales de los 70 en la Guayana Francesa (de hecho, lo poco bueno que tiene lo fusila de Guyana Tragedy: The Jim Jones Story, una brillante miniserie de TV que se hizo al respecto en los 80). Por eso, resulta estúpido el intento de hacer pasar The Sacrament como hecho real, incluso alargando el chiste hasta más allá del fundido en negro final, con una serie de letreros sobreimpresos que nos intentan vender la moto de que “la tragedia de Eden Parish” es uno de los mayores suicidios colectivos jamás registrados. Ti West, macho, los tienes cuadrados…

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Condenada a alforfones
     

 

 

   Y con esto, amiguit@s, doy por finiquitadas mis crónicas de Sitges 2013. ¡Nos vemos en Sitges 2014!/>

 

 

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