G.I. JOE: LA VENGANZA crítica: ¡JOEr, qué malo!

¡JOEr, qué malo!

Johnson y Willis quedan con Channing Tatum para
merendar y juguetear con los soldaditos de Hasbro

Por Beto

<Segunda incursión en el mundo del celuloide del “hermano pobre” de la Hasbro, su franquicia de muñecos G.I. Joe. Y decimos pobre porque si la comparamos con la saga Transformers está a muchos años luz de recaudación, si bien ésta última ya lleva tres películas a sus espaldas. Recordemos que en G.I. Joe, presentada en 2009, dejamos a los villanos Comandante Cobra y Dextro capturados por los Joes (cada vez que pronuncian este nombre no sé por qué me viene a la mente “La ostra azul” de Loca academia de policía), y en un plano final se veía al presidente de los USA silbando una cancioncilla que nos era misteriosamente conocida. Evidentemente la cosa no quedó resuelta y ahora los Joes se enfrentan de nuevo a Cobra y a su tecnología de nanobytes. Hablando de Cobra, resulta curioso que su compinche Dextro, elemento clave de la primera parte (como el dueño de las empresas MARS, James Mc.Cullen), y precisamente transformado en ese personaje al final de la primera cinta, haya sido eliminado por los guionistas de un plumazo. Overbooking de villanos, parece ser.

G.I. Joe fue una pasable película en la que se abusaba de la tecnología futurista, pareciendo más un film de ciencia-ficción que uno de acción. El exceso de naves ultramodernas, vehículos propios del siglo XXII o trajes que convertían a sus portadores en una copia barata de Iron Man, no daban respiro al espectador, que quedaba superado ante tanta tecnología y velocidad en las escenas de acción. Por no hablar de la ultramoderna base de entrenamiento de los Joes o la fortaleza submarina del Comandante Cobra, que dejan en ridículo a cualquier base secreta de las que suelen salir en las películas de 007. En este caso, la cinta dirigida por Jon M. Chu (su predecesora fue dirigida por Stephen Sommers) quiere centrarse más en la acción y rehúye tanta tecnología (aún así sale cada cacharrito que no veas, como la moto con misiles que se calza el villano Firely/Ray Stevenson).

"Si los G.I. Joe no te gustan, también tengo Madelmans, Geypermans y Big Jims"

El resultado es un poco extraño, ya que la acción se desarrolla con posterioridad a la primera y en cambio lo que predominan son helicópteros, tanques y vehículos similares. Adiós a los trajes que te volvían invisible y a los uniformes formato superhéroe, el típico traje de camuflaje reclama su puesto en la película. Es como si el presupuesto de Defensa del gobierno americano hubiese sufrido un tijeretazo tan brutal que les hubiese hecho retroceder tres décadas. Los tiroteos y escenas de acción son más realistas (dentro de lo que a uno le puede parecer “realista” en este tipo de películas) con la excepción de la secuencia en las montañas nevadas del Himalaya, el Tíbet o vaya usted a saber dónde (nadie lo aclara), con Snake Eyes y una chati saltimbanqui bajando en una tirolina delirante que, katana en mano, lucha en el descenso con un montón de ninjas. Eso sí que es un desafío extremo, y no las cuatro tonterías del programa de televisión del montañero Jesús Calleja...

"Es como si el presupuesto de Defensa del gobierno americano hubiese sufrido un tijeretazo tan brutal que les hubiese hecho retroceder tres décadas"

Independientemente de este punto, G.I. Joe 2, sin ser un palo de película (la acción es continua aunque no está muy bien rodada, tampoco nos engañemos), no acaba de convencer por varios motivos. Por un lado se pasa olímpicamente de lo acontecido en la primera parte. Aparte de lo comentado de Dextro y del armamento, estaba claro que un personaje como Storm Shadow no podía perderse (sus enfrentamientos con Snake Eyes son de lo mejor de las dos cintas), pero aún cuando es evidente que en la primera parte se lo cepillaban, aparece como quien no quiere la cosa y, lo que es peor, sin una explicación de por medio. La eliminación de los Joes en una misión trampa se antoja además inviable, ya que se trata de una fuerza internacional muy numerosa, y en cambio ahora parece que sea un batallón propiedad sólo de los Estados Unidos, lo que chirría más que las cuchillas de Freddy Krueger. Otro elemento que juega en contra de la película es su guión. Escrito por los guionistas de Bienvenidos a Zombieland, consigue que uno se ría por lo inverosímil del mismo. Por poner sólo un ejemplo, ¿encuentran lógico que los países poseedores de armas nucleares se reúnan a hablar del desarme nuclear y que cada uno de ellos traiga consigo el maletín que activa el lanzamiento de misiles con la naturalidad con que uno lleva su iPad? Por cierto, se ve que activar y desactivar la secuencia es tan fácil como apretar un par de botoncillos, así que si la realidad es así, más vale que nos preparemos…

"Yo me pido un Big Jim, que pulsándole la espalda mueve el brazo como si hiciera karate"

¿Y qué podemos decir de las nuevas incorporaciones? De Bruce Willis poco hay que comentar, ya que adopta el papel al que nos tiene acostumbrado últimamente: un profesional de la acción retirado, en este caso un militar, que se vuelve a calzar las botas para ayudar a los Joes supervivientes (en otras ocasiones ha sido un ex-agente de la CIA –Red- o un enlace de un grupo de soldados a sueldo -Los mercenarios-). Además entra en acción pasados dos tercios de la cinta, y es que ya no estamos para aguantar tanta caña o una película entera (o tal vez sea que el cheque no era muy jugoso). La presencia femenina corre a cargo en esta ocasión de Adrianne Palicki, chati al estilo de Megan Fox (cómo se las gastan estos de la Hasbro).

Y dejo para el final a nuestro amigo Dwayne “coge todo lo que te ofrezcan” Johnson, actor que empezó su carrera con papeles auténticamente venusvilleros (El Rey escorpión, Doom, El tesoro del Amazonas…), pero que con el paso del tiempo ha ido acercándose a otros registros como la comedia (Papá por sorpresa, Superagente 86, Rompedientes…) y hasta ha flirteado, ¡horror!, con la línea infantil Disney (La montaña embrujada). Tal vez sea por este cambio de registro, porque el caso es que a pesar de lo fuerte que esté no nos lo creemos ya como héroe de acción adulto. Se ha convertido en un “cachas para todos los públicos”. Mejor hubiese sido dejar el puesto a actores que se han mantenido más fieles a su cliché de tío duro como Karl Urban o Vin Diesel, por poner sólo dos ejemplos./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita



		Recomendada por Kuato a: los que no saben cómo llenar una casa repleta de armarios y estanterías. Que tomen nota de cómo ocupa el espacio Bruce Willis.

		No recomendada por Kuato a: seguidores de Channing Tatum. Son tantas las ganas de que la palme, que Roadblock (Johnson) ya es el gallo antes de su muerte. Muy, pero que muy feo…

		Ego-Tour de luxe por: la destrucción de Londres, convertida en una especie de sábana flotante encima de una cama de agua. Muy chula.

		Atmósfera turbínea por: la eliminación de Dextro de esta segunda parte sin ninguna explicación de por medio. Así escribo yo también guiones…