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FAST & FURIOUS X crítica: Familia y trastos viejos, pocos y lejos

Décimo ¿y penúltimo? episodio de Fast & Furious con Jason Momoa salido del Arkham Asylum

RAY ZETA

Jamás creí que llegaría a decir esto algún día, pero mal nos pese, hay que rendirse a la realidad: al deportivo tuneado de Dominic “Dom” Toretto empieza a fallarle el motor. Después de veinte años y diez películas, está haciendo un ruidillo raro de esos que dan mala espina y que obligan a llevarlo al mecánico antes de que vaya a mayores. O lo que es lo  mismo, por primera vez en su largo historial, la saga Fast & Furious parece estar dando muestras de agotamiento. Bueno, ha tardado más de veinte años y diez episodios en hacerlo, siete si obviamos los tres primeros de tanteo y contamos a partir del cuarto, el episodio que sentó las bases de lo que sería la franquicia hasta día de hoy, con presupuestos desorbitados, escenas de acción automovilística espectaculares y fichajes estelares, en un “más difícil todavía” constante.

Variables que se dan también en este episodio pre-final (si Vin Diesel cumple lo anunciado, el XI será el redefinitivo, a no ser claro, que decida llegar a un XII como se está rumoreando… o incluso a un XIII), pero de una manera más chusca de lo que es habitual en la franquicia. Porque si por algo se ha caracterizado la saga rápida y furiosa a lo largo de su filmografía (además de por la espectacularidad de sus secuencias de acción, por supuesto), ha sido por pasarse por el forro del tapizado de los asientos todas las leyes de la coherencia, con guiones mínimos, villanos con motivaciones dignas de una obra de teatro infantil, personajes que cambian de bando igual que de calzoncillos, e incluso muertos que resucitan con más facilidad que Michael Myers.

 

"En la próxima saldré con la cara blanca y el pelo verde"

 

Y Fast & Furious X hace todo eso de la manera más patillera hasta el momento, hasta convertir la película en todo un despropósito de guión. Justin Lin, el director artífice del éxito de la franquicia, abandonó la preproducción dando un portazo a la segunda reunión que tuvo con Vin Diesel, en la que la estrella y productor le presentó “las ideas” que había tenido para introducir en el guión, no les digo más. Ideas que a buen seguro es lo que se ve en pantalla, ya que la historia presentada tiene la misma lógica y la coherencia (ya no pedimos credibilidad, que esto es Fast & Furious) que si Wes Anderson adaptara a los Hermanos Marx con Alejandro Jodorowsky de montador. La sensación es que este episodio se ha escrito y montado a cachos que se han introducido a empujones en la película como un elefante en un 600.

Empezando por el argumento: un buen día aparece de debajo de una flor un personaje conectado con un episodio anterior con ansias de venganza, y decide ir a por Dom Toretto y su familia, o sea a por Vin Diesel y su banda. Como habrán adivinado, ese individuo es Jason Momoa. No es la primera vez que la venganza es el leit motiv de un episodio, el 7 mismo tenía a Jason Statham como villano vengativo por haberle hecho pupita a su hermano Luke Evans en la entrega anterior, pero era un villano más serio, con una motivación más sólida y con una propuesta más solvente, al igual que otros villanos recientes como Charlize Theron o John Cena. El villano interpretado por Jason Momoa en cambio, parece haber salido de Arkham Asylum para disfrutar de un día festivo. Vean su histriónica interpretación, sus llamativos modelitos y sus peinados cuquitos, y ya me dirán.

“Por primera vez en su largo historial, la saga Fast & Furious parece estar dando muestras de agotamiento”

El argumento también se resiente de tener toda la película al grupo dispersado, lo que provoca que el guión resulte deslavazado. Exceptuando la secuencia de acción inicial, la única que presenta a toda la banda junta, el resto de la película tenemos a Vin Diesel por un lado, a Michelle Rodriguez por otro, a John Cena por otro lado, y al grupito secundón formado por Tyrese Gibson, Ludacris, Nathalie Emmanuel y Sun Kang también por su lado. Grupito éste totalmente inútil para la ocasión, ya que no aporta absolutamente nada, protagonizando una serie de escenas de relleno del todo gratuitas a cuál peor, con el único fin de pagar el peaje de salir en este episodio. Si no hubieran salido, la película se habría beneficiado, tanto por un metraje a todas luces más adecuado (140 minutazos es lo que dura), como por prescindir de la obligada cuota de gracietas tontas y chistes malos.

Otros puntos que demuestran lo poco que está trabajado el guión es la justificación de los cameos existentes y la nula importancia de los nuevos fichajes. Hasta ahora, la saga tenía el honor de ser la franquicia que más incorporaciones de renombre ostentaba, contando entre sus filas nombres de la talla de Dwayne Johnson, Luke Evans, Kurt Russell, Jason Statham, Helen Mirren, Charlize Theron y John Cena, siempre en papeles de relevancia. En esta entrega en cambio, nuevos fichajes como el de Brie Larson son tan anodinos como testimoniales, al igual que los personajes de entregas anteriores que aparecen en forma de cameo o colaboración de manera tan poco justificada. Y no hablemos de los gratuitos cambios de bando de ciertos personajes… No importa los amigos que te hayan matado, te regalan un jamón por Navidad y pelillos a la mar.

 

"No te preocupes cariñín, quien diga que no lo haces bien es que no te quiere"

 

En cuanto a las secuencias de acción automovilística, la auténtica razón de ser de la saga, correctas pero sin superar las de episodios anteriores. La saga Fast & Furious se ha caracterizado a lo largo de su historial, por superarse película a película con las secuencias de acción más espectaculares, inverosímiles e imposibles, sin importar su credibilidad. A  lo largo de sus episodios hemos visto puenting automovilístico, caída libre automovilística, paracaidismo automovilístico, vuelo automovilístico, e incluso vuelo espacial automovilístico, y hemos visto también a nuestra familia motorizada favorita enfrentarse a todo tipo de armas y vehículos, incluyendo aviones, tanques y submarinos. En el caso de Fast & Furious X, la secuencia de Roma con la bomba rodante es trepidante, cañera y original. Perfecta para hacer boca antes de las siguientes secuencias accioneras hasta llegar al clímax, pero ay, que ni lo que viene después, ni la secuencia de acción final, supera en intensidad e imaginación a nada de lo visto en otros episodios, lo que hace que éste no esté a la altura como debería.

Por eso esperamos que en Fast & Furious XI (¿Capítulo final?), lleven los coches al límite, cuesta abajo y sin frenos, y que no les pongan una bombona de óxido nitroso, sino una bomba de neutrones directamente, aunque sea Louis Leterrier y no Justin Lin quien esté al volante. No puede ser que por muy espectacular que sea la secuencia de acción final de una entrega de Fast & Furious, no tenga ese toque original e imaginativo que hace que se la recuerde. Como la de la caja fuerte de la 5, el tanque de la 6, el paracaidismo y el zigzag volador entre rascacielos de la 7, el submarino de la 8 o el vuelo espacial de la 9. De la 10 nos quedamos con la bomba rodante de Roma, pero falta un clímax a la altura de un episodio de final de saga, un frenético, delirante y apoteósico clímax, para que cuando la pantalla se funda en negro y aparezca la leyenda “To be continued”, el público estalle en cólera y se niegue a abandonar la sala. Esperemos que la 12 lo tenga (o la 13, o la 14, o la 15…).

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: quien 20 años y 10 películas después, todavía juege a ser Dom Toretto en los autos de choque.

No recomendada por Kuato a: quien se maree conduciendo por las Costas de Garraf.

Ego-Tour de luxe por: la sorpresa de la escena post-créditos. ¡Ya era hora, coño!

Atmósfera turbínea por: el papelón que le ha tocado hacer a Charlize Theron. Cómo hay que verse…

 

FAST & FURIOUS X. Estreno en Venusville: 19/05/2023.

 

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