IRON MAN 2 crítica: El hombre de hierro… oxidado

El hombre de hierro... oxidado Una presentación de personajes soberbia, seguida de una hora y media de bostezante y sonrojante sopor Por Ray Zeta

<Por lo que a mí respecta, el primer Iron Man es la tercera mejor película de superhéroes de la historia después del Superman de Richard Donner y Spider-Man 2. Un tebeo en toda regla con el punto justo de descripción de personajes, acción y humor, sin caer en el infantilismo de Los 4 Fantásticos o la extrema seriedad de Batman Begins (del Hulk de Ang Lee mejor no hablamos).

   Con Iron Man 2 sin embargo, Jon Favreau se pasa por el forro los aciertos conseguidos en la primera parte y apuesta por profundizar en la relación de los personajes (insertar aquí una mueca de disgusto) relegando la acción a un segundo plano. Adiós a la combinación perfecta entre acción y personajes, adiós al tebeo, y adiós en definitiva a la diversión y al cine palomitero.

   Es por eso que este Iron Man 2 me ha dejado más seco que Christian Bale haciendo El maquinista. ¿Pero cómo se pueden combinar momentos tan sublimes como la brillante presentación de Tony Stark en la Expo (que recuerda el número musical que protagoniza Carl Weathers como Apollo Creed en Rocky IV), la vista judicial en Washington (¡qué carisma!, ¡qué glamour!, ¡qué savoir faire despliega Robert Downey Jr.!), la set piece de acción en el rally de Montecarlo (grande Mickey Rourke como Whiplash, enorme Mickey Rourke, ¡superlativo Mickey Rourke!), con otros tan sumamente casposos por guión y dirección?

"No te hagas tanto el gallito ligón que en Sherlock Holmes eres medio maricón"

   Vayan tomando nota, porque aunque me rompa el alma reconocerlo, convierten a Iron Man 2 en una secuela tan bluff como un pitufo verde.

   El motivo por el cual Don Cheadle se convierte en War Machine es simplemente ridículo. ¿Para desalojar la fiesta en la mansión Stark? ¡Venga hombre! Sólo nos faltaba eso, que a partir de ahora los porteros de discoteca hagan su trabajo con el traje-armadura y nos lancen un fuego de pecho cada vez que intentemos entrar en un local con bambas.

   Pero más ridículo queda aún el personaje de Black Widow en manos de Scarlett Johansson. Será porque tiene el mismo talento interpretativo que la gallina Caponata a pesar de estar tan buena como Jessica Rabbit (las cosas como sean), pero el caso es que nunca me la he creído, ni como androide en La isla, ni como Silken Floss en The Spirit, y mucho menos como Natasha Romanoff.

   Es el peaje de niña mona florerito que toda película comercial ha de pagar de cara a taquilla (que se lo digan sino a Keira Knightley con respecto a Piratas del Caribe). Sale como aquel que dice solo en un par de escenas. En una como secretaria, en la que deja K.O. en un ring a Jon Favreau con una llave maestra que ya la quisiera dominar el mismísimo Jean-Claude Van Damme (insertar risas); y en otra, ya como agente secreta, embutida en cuero por la cara cual Trinity de pacotilla (resulta que sólo se pone el traje marcón cuando va de misión), dejando fuera de combate ella solita con sus artes marciales (y a cámara lenta para más inri), a todo un escuadrón de esbirros de Industrias Hammer, igualito que cuando en Matrix los protas entran en el edificio para salvar a Morfeo.

"Ya hubiera querido Trinity marcar culo como lo marco yo..."

   Suerte que siempre nos quedará Mickey Rourke como Whiplash. Grande Mickey Rourke, enorme Mickey Rourke, ¡superlativo Mickey Rourke! Lástima que el combate final Iron Man-War Machine vs. Whiplash, esperado y ansiado durante todo el metraje de la peli, Jon Favreau se lo pula en un minuto.

   Plis-plas. ¿Ein? ¿Ya está? ¿Ya se han cargado al malo? Lo dicho, Jon Favreau se pasa por el forro todos los aciertos de la primera entrega, y si en ésa el combate final entre Iron Man vs. Iron Monger duraba lo que había de durar (ni más ni menos que lo normal), aquí desaprovecha todas las oportunidades que le brinda el personaje de Whiplash, y nos priva del citado combate final (repito: esperado y ansiado desde la primera aparición de Rourke en pantalla), puliéndoselo en menos tiempo de lo que dura el de Uma Thurman y David Carradine en Kill Vol. 2.

   Eso sí, se ha profundizado mucho en las relaciones personales de los personajes y nos ha quedado perfectamente claro que Tony Stark y Pepper Potts están loquitos el uno por el otro. Gracias Jon./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita
		Recomendada por Kuato a: los que todavía tengan pesadillas con el tono de comedia familiar que Tim Story imprimió a Los 4 Fantásticos.
		No recomendada por Kuato a: los que prefieran ver a un superhéroe con conflictos internos dignos de Edipo como el Hulk de Ang Lee.
		Ego-Tour de luxe por: el gran Mickey Rourke, el enorme Mickey Rourke, ¡el superlativo Mickey Rourke! ¡Exigimos un spin off de Whiplash, ya!.
		Atmósfera turbínea por: Scarlett Johansson y el lumbreras que la metió a actriz en vez de a modelo de ropa interior.

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