JUAN DE LOS MUERTOS rueda: Juan de las ruedas

Tres temas en la rueda de una peli cubana de zombis: el cine cubano, los zombis cubanos y Cuba

■ RAY ZETA

FESTIVAL DE SITGES, 14/10/2011. Nada, que no hay manera. Pasa cuando en una película salen terroristas con turbante como en No habrá paz para los malvados, cuando salen dictadores con bigote como en Balada triste de trompeta, o cuando sale algún tema cultural, social o político de interés público como el paro, el Mundial o el noviazgo de la duquesa de Alba. Entonces la película se convierte en una mera excusa para abrir un debate sobre el tema que subyace en ella de fondo, igualico igualico, no como el difunto de su agüelico, sino como el programa “La clave” de José Luis Balbin.

Y Juan de los muertos no iba a ser la excepción, claro, porque aunque sea una película de zombis, también es una película cubana, y encima de las que se atreve a cachondearse abiertamente del régimen castrista (con informativos que niegan la pandemia zombi alegando que todo es una conspiración del imperialista gobierno yanqui, por ejemplo). Por eso, mal que nos pese a los venusvilleros, en la rueda que nos ocupa, el cine ha pasado a segundo plano, los zombis a tercero, y todo el encuentro (o casi) se ha basado en hablar de todo lo que hace referencia hacer cine en Cuba convirtiendo el acto en un debate puramente político.

Que si Cuba no deja que las cosas cambien, que si cómo se ha tomado el gobierno la película, que qué problemas les puso el régimen a la hora de hacerla… ¡Bullshit! Los temas sociales en la sala de al lado, por favor, esa que pertenece al “Festival Político-Social-Cultural del escarabajo de la patata”, porque esto es la sala Llevant del Festival de cine Fantástico de Sitges, y si eso es lo que han venido a preguntar, o se han equivocado de sala o se han equivocado de festival, porque aquí hemos venido a hablar de la película Juan de los muertosy de zombis, y no de cuántos pelos tiene la barba de Fidel Castro.

Miembros del equipo que mata a sus seres queridos al completo

Pero nada, los actores presentes, los cubanos Alexis Días de Villegas (Juan) y Jazz Vila (la China), y los españolitos Andrea Duro y Antonio Dechent, aguantando el chaparrón estoicamente como si de un huracán caribeño se tratara, cediéndole la palabra al director Alejandro Brugués, que habla y habla con ese acento sabrosón, y mantiene que en ningún momento tuvieron ningún problema por parte de nadie, ni con el guión, ni con el rodaje, ni si quiera para conseguir los permisos para poder cortar las calles de La Habana más emblemáticas, a la vez que afirma con orgullo que Juan de los muertos “es la primera producción independiente en los 53 años de historia que tiene el gobierno cubano”. Ahí es ná.

Por suerte en todas las ruedas hay mentes maestras, lúcidas y superdotadas, y una de ellas decide que ya está bien de politiqueo y la reconduce hasta temas estrictamente cinematográficos preguntándole a Antonio Dechent por su cómico personaje Preacher Jones (“como es compatriota me echará un cable”, habrá pensado…), a lo que Dechent responde encantado loando la oportunidad que le ha significado poder trabajar en un proyecto como éste: “Espero que Juan de los muertos no sea la última película cubana de zombis y en Juan de los muertos 2, Preacher Jones tenga una iglesia en Miami y recoja todos estos zombis. Este personaje con esas bermudas, esos calcetines altos, esas gafas imposibles, y esa barba de demacrado total por haberse alimentado durante mucho tiempo con Tropic Juice, como personaje fue un regalo”.

"Juan de los muertos es la primera producción independiente en los 53 años de historia que tiene el gobierno cubano"

Loada intervención que ha situado la rueda en el campo del que nunca debía haber salido. Ahora se trata de ir preguntando a los invitados sin darles respiro a los politiqueños para impedirles que abran la boca y así no nos agüen (otra vez) la fiesta (del cine), así que allá va otra rapidita para el director: ¿por qué has hecho una peli de zombis sin nada de gore? “Es que la película es una comedia, no quería que fuera gore. Lo más interesante de hacer cine de género es poder hablar de lo que te interesa, tener un subtexto, en ese sentido intentamos hacer algo más que una película de zombis. Que se pudiera disfrutar como película de zombis, y que también se pudiera disfrutar si no eres fan de las películas de zombis. En ese sentido el exceso de gore podía alienar a un público que yo quería tener”.

Entendido, (rápido, otra) ¿alguna cosa más?: “Sí, yo quería hablar de cómo los cubanos reaccionan ante los problemas, en general o ponen un negocio y sacan algo de dinero, o se acostumbran a él y siguen con sus vidas, o se echan al mar y huyen, y esa no es la solución, si te gusta algo debes luchar por ello”.

El plan de ataque anti-politiqueo de preguntar a la velocidad de “Pasapalabra” funciona, así que para orgullo y satisfacción nuestra, en la rueda se habla estrictamente de cine. Habla la prensa, habla el productor, y habla el director. Pero no hablan los actores cubanos, que permanecen sentaditos callados como si de invitados de piedra se trataran. Tanto es así, que el gran Antonio Dechent lanza el segundo cable de la mañana y les pide a Alexis y a Jazz que nos cuenten cómo ven a sus personajes de Juan y la China respectivamente, dos actores tan buenos, dice, que si fueran ingleses llevarían el tratamiento de “Sire".

Juan de los muertos (Alexis Días de Villegas) y su papasito cinematográfico Alejandro Brugués

“Yo vi mucho a Buster Keaton antes de hacer la película, y escapar del “cubaneo” (exagerar las cosas). Juan es un tipo que está preocupado por el destino de su lugar, como yo, así que intenté encontrar un punto medio entre el personaje, que fue escrito para mí, y yo mismo”, explica Alexis Días de Villegas.

“Lo mío es todo lo contrario, yo llevé al personaje de la China al extremo, como una Lady Gaga cubana, pero no quería que se quedara como el estereotipo del personaje gay o travesti de la película, queríamos mostrar que éramos un grupo heterogéneo de gente que lucha contra los zombis: el negro, el valiente, el maricón, la chiquita… está todo el mundo”, argumenta por su parte Jazz Vila.

Así concluye la rueda político-cinematográfica. Esperemos que en la de El páramo, que viene a continuación, no se hable sólo de idiosincrasia de la producción y distribución del cine de género latino, y de los calzoncillos de los políticos responsables de éstas.