LA VIDA SECRETA DE WALTER MITTY crítica: Grisoscurocasichungo

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Ben Stiller recupera el papel de Danny Kaye
y se va a ver mundo a cargo de la productora

Por Anna Bou

<A Dios pongo por testigo que quedé totalmente hipnotizada cuando degusté el encantador tráiler de La vida secreta de Walter Mitty, con sus bellas imágenes al ritmo del maravilloso tema “Dirty Paws”, de Of Montsers and Men. No daría tiempo ni de comer diez palomitas ni de apoyar los pies en la calva del espectador de delante, pero ojalá la película hubiera sido el mismísimo tráiler…

La vida secreta de Walter Mitty es un remake libre de la película ídem dirigida en 1947 por Norman Mc Leod y protagonizada por un Danny Kaye con una bis más cómica en el papel de un Walter Mitty dominado por una opresiva madre que ve la oportunidad de dar rienda suelta a sus ensoñaciones cuando topa con una banda de ladrones de joyas. En la película que nos ocupa, Stiller-Mitty es un anodino trabajador de la revista Life que, ante los cambios que se avecinan en la empresa y, por encima de todo, para impresionar a la chica nueva de la oficina, decidirá abandonar sus calzones de hombre gris y vestirse de aventura para salir en busca del negativo de “una foto definitiva” con la misma ansiedad que Indiana Jones buscaba el Arca de la Alianza.

"No he versionado Un hombre fenómeno porque no sé escribir con las dos manos a la vez"

No nos engañemos, tratado sin sus claroscuros, el mensaje de “uno puede ser lo que uno quiera” deja un tufo tras de sí insoportable, por mucho que se riegue con Chanel nº 5 o con bellas imágenes, como es el caso de esta película, pero a todos nos gusta auto engañarnos e imaginar que tomamos el control de nuestras miserables vidas. Y no nos olvidemos: la película se ha estrenado a las puertas de un Año Nuevo, época en la que los deseos de garrafón y metas de superación corren por nuestras venas cebadas con cava navideño.

Para mi gusto, el presuntamente mensaje profundo se va al traste cuando el motor de Walter Mitty para reinventarse y viajar a lo salvaje no es en pro del amor propio, sino para que la chica le ponga un “Me gusta” en su cuenta de eHarmony. Es decir, que para quitarse el gris de encima, lo que uno debe hacer es viajar, viajar mucho, para así poder fardar de destinos en las redes sociales. Según esta pueril regla de tres, un monje budista que se pasa el día meditando quietecito en su Katmandú al lado de Buda, es menos interesante que un turista en sandalias que se pasea por los monumentos tópicos con la boca llena de ketchup.

"Una película amable, sin pretenciosidad, con una fotografía y una música maravillosa, aunque debajo de su belleza estética, a la película le falte ritmo"

En fin, ya que estamos en Navidad, no nos pongamos estupendos y no le busquemos los tres pies a Stiller; nademos en las aguas de La vida secreta de Walter Mitty sin importarnos que el palmo de profundidad nos deje el salvavidas a la vista. Tan sólo así, disfrutaremos de una película amable, sin pretenciosidad, con una fotografía y una música maravillosa, aunque debajo de su belleza estética, a la película le falte ritmo, el ritmo que tiene –no se lo pierdan- el (primer) tráiler.

En la primera parte del metraje, las ensoñaciones son demasiado repetitivas (aunque precisamente son éstas las que permiten momentos visuales impactantes), y hubiera quedado mucho mejor que los dos mega viajes (Groenlandia-Islandia y Afganistán-Himalaya) que se pega nuestro recién Marco Polo, hubieran sido tan sólo uno para añadir sorpresa a la sorpresa. La película entra en pequeños bucles que no le permiten despegar como un cohete, manteniéndose en una velocidad de crucero que no llega a emocionar lo que debería.

"La próxima vez versionaré El asombro de Brooklyn, que bailar el vals sí sé"

La vida secreta de Walter Mitty resulta así una película simpática, aunque demasiado suave, hecho curioso si tenemos en cuenta que la protagoniza y dirige el propio Ben Stiller, el cual nos tiene más acostumbrados a soltar mala leche e ironía estilo Tropic Thunder o Zoolander. Pero Stiller, como Walter Mitty, tiene todo el derecho de reinventarse y dar un giro a su carrera. Con todo, el actor es un tipo que cae bien y consigue empatizar con el espectador, por lo que uno desea que, cuando se le ve viajando por el mundo a través de la pantalla, todo le salga bien y consiga foto y chica, ya que en la vida real, querido Ben, la vida no es tan compasiva.

El mundo está lleno de Walters Mittys que siempre vestirán sus ropas grises vendidas por vendedores grises bajo un cielo gris. Iría siendo hora siendo hora de que llegue una película en la que el protagonista toma las riendas de su vida sin mover su culo gris del la silla de Ikea, sin tener que desplazarse ni un metro, y sin ni siquiera tener que pestañear sus profundos ojos grises./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey



		Recomendada por Kuato a: los que, pese al atracón de turrón navideño, les quede un rinconcito para un poco más de dulce.

		No recomendada por Kuato a: los que en sus cuentas de eDarling no cuelguen que han luchado contra un tiburón, así no ligarán jamás de la vida.

		Ego-Tour de luxe por: cuando Ben Stiller demuestra sus imposibles habilidades con el skate pero siempre de espaldas a su amada, la cual no percibe sus acrobacias. Nos gusta el Stiller cómico. Mucho.

		Atmósfera turbínea por: aunque nunca he sido especialmente forofa de Sean Penn, aquí su personaje es un bombón: se echa de menos algo más de interactuación entre Stiller y Penn.