Cuando Crowe plantó a Venusville Crónica de cómo Russell Crowe dio plantón al Diario de Venusville cuando presentaba Master & Commander Por Cornelius |
<Esquina Paseo de Gracia con Gran Via, Barcelona, 20 de noviembre de 2003, 21:50 horas. La comisión de fiestas del Diario de Venusville y su insomne director Ray Zeta curiosean en la puerta del cine Comedia, asediada por dos furgones de la televisón, una turba de transeúntes y unos focos propiedad del comisario Gordon. En la fachada reza “Master and Commander” en un rotulo máximo, con el meridiano careto de Master Crowe.
“Nos veremos más tarde”. Esas fueron las palabras que según la prensa dijo Russell al salir del cine; se iba a descansar un rato al Hotel Arts con su mujer y después aparecería en la pre-party que la productora había organizado en el Astoria. Venusville no pudo escuchar esas palabras porque ya estaba en la fiesta.
Calle París, 197, Cine Club Restaurante Discoteca Astoria, Barcelona, 23:30 horas. La perspectiva de los canapés se aguzaba: unos camareros con esmoquin repartiendo copas de cava, mesas desbordándose de montaditos y, en un mostrador, otro camarero cortando lonchas de jamón como si fueran hojas saliendo de una fotocopiadora. Pero no; eso sólo eran nuestras imaginaciones.
El Cine Club Astoria era un cine que transformaron en sala de fiestas. Las butacas las arrasaron con una pista de baile y añadieron un piano de cola bajo la pantalla donde proyectaban imagenes de la peli, unas barras y butacas sacadas de la escuela de diseño, unas camareras raptadas de una academia de modelos y, arriba en la platea, un restaurante aislado por un vidrio antigranadas, de cuyo exterior colgaban unos maniquíes que habían desahuciado de una tienda de lencería para prostitutas al borde de la jubilación. Venusville, gracias a la invitación (una tarjetita con una impresión deluxe que enviaron a la redacción) podía entrar, mirar y consumir a seis euros el combinado. Canapés no, garrapos.
A las once y media, hora de la convocatoria, no habría más de veinte personas que se entretenían haciéndose fotitos con las modelos que amenizaban la dichosa pre-party. El dire se había traido un letrero del diario para inmortalizarse con Gladiator, pero me miró y me dijo: “mientras le esperamos, vamos a hacer un poco de cachondeo con estas amazonas”. Después de que las mozas nos preguntaran qué era el Diario de Venusville y les contestara que en un año lo verían en los quioscos (puta mentira), todo el personal se nos quedó mirando y la fotógrafa, además de la foto de rigor con la polaroid, nos hizo una con la cámara digital que seguro fue directa a la memoria de la productora.
"Russell no apareció. A los dos días circuló un apunte en la prensa acerca de su desplante a la productora y al par de primos del equipo de la pelicula y del reparto que sí asistieron" |
A partir de ahí la espera se alargó hasta las cuatro de la mañana. Nos fuimos poniendo a tono y, mientras, contemplábamos cómo iban circulando caballos de carreras, gacelas, galgos y cebras (todo caza mayor) que esperaban a la fiera.
Lo evidente fue que Russell no apareció. A los dos días circuló un apunte en la prensa acerca de su desplante a la productora y al par de primos del equipo de la pelicula y del reparto que sí asistieron. Días más tarde, otro artículo llegó a la redacción: Russell Crowe, durante la promoción de la peli en Frankfurt, había sido sorprendido por unos fotógrafos en la puerta de un showgirls. ¿Acaso en Barcelona pasó lo mismo?
Muy bien, Rusell, ¿te parece bonito?, nosotros esperándote y tú de putas./>