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OBJETIVO: LA CASA BLANCA crítica: Rematando a Pudovkin

Gerard Butler se nos pone a lo John McClane con más patriotismo que Independence Day

VÍCTOR PAKAS

Vamos a obviar las tensiones actuales entre Corea del Norte y Estados Unidos para acercarnos tanto a la película que nos ocupa como a la crítica que aquí leen; olvidemos también el color de piel del actual culo que calienta la silla del despacho oval para aceptar a Eckhart como legítimo comandante en jefe americano de la continuidad presentada por el film y consolémonos porque, para suplirlo en funciones durante su cautiverio en el búnker de la Casa Blanca, fuese Morgan Freeman el primero que pasase por allí. Intentemos abstraernos tanto de esto como de las barras y estrellas que se izan y desizan, los speechs panfletarios escupidos en paralelo a borbotones de sangre y el united we stand convertido en eslogan publicitario: Olympus Has Fallen, título original de la cinta, debería haberse estrenado aquí como “La Jungla 3.9.”.

Gerard Butler -el intérprete más solicitado para protagonizar reseñables fábulas de exacerbación occidental en forma de blockbusters- vuelve a convencer esta vez como exguardaespaldas de un Presidente cuya vida, junto a la de todos los ciudadanos del país de las oportunidades no inmunes a un ataque nuclear, dependerá del buen hacer del espartano. Aunque Butler aguanta estoicamente las dos horas de metraje (máxime compartiendo planos con muros destrozados, cuando no lacónicos guerrilleros norcoreanos que le duran lo que un clipper a John Constantine), su carisma no puede competir al de otros “hombres-solos-contra-todo” de la talla del primer McClane o el Rambo de Acorralado.

 

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"Que Stallone y Willis me fichen para Los mercenarios 3 y nos la medimos cuando quieran"

 

Lejos quedaron los días de Air Force One en que el presidente de Estados Unidos se las arreglaba por sus propios medios: con un peso en la cinta que nada tiene que envidiar al de Gerard Butler, el siempre solvente Aaron Eckhart no puede más que dedicar miradas de desaprobación al director de orquesta terrorista Rick Yune mientras éste, entre otras muchas cosas, patea a su ministra de Defensa. La debilidad del actor que dio vida al último Harvey Dent pone de manifiesto que, a día de hoy, no hace falta ningún Independence Day para poner en jaque al estilo de vida americano y el film se aprovecha de ello para convertir la amenaza terrorista en una suerte de desastre meteorológico al que capear.

"Olympus Has Fallen, título original de la cinta, debería haberse estrenado aquí como 'La Jungla 3.9'"

Si no fuera por el tono involuntariamente chusco de la película, las set pieces de acción podrían tacharse con marcadores de todos los colores: generaciones por ordenador que sacarían los colores a los responsables de efectos de Power Rangers, resolución gamberramente histriónica de la violencia y una utilización de la imaginería White House causarán certeras risotadas de los foráneos que se acerquen a Objetivo: La Casa Blanca. La acción (como casi todo en ésta película) está narrada con una maldad tan infantil que hace de sus carencias la mayor de sus virtudes

 

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"La próxima vez que pongan de presi a Harrison Ford, que en Air Force One se las apañaba mejor"

 

De hecho, es la escena inicial que sirve de prólogo la más contundente a la vez que del todo prescindible: el atentado que Butler es incapaz de evitar y por el que deja de formar parte del cuerpo que protege al Presidente apenas tiene eco en el resto de la película, más allá de alguna desconfianza periférica esgrimida nunca por el propio Eckhart. Sea como fuere, su realización destaca como lo mejor de un film que luego pasa a transitar por la explotación ochentera más descarada y, qué demonios, insultantemente divertida si uno se sabe alejar lo suficiente.

La sensibilidad americana es tan fascinante como mutante: si hace once años se borraba como si no hubiese –ayer ni- mañana cualquier atisbo de las ya caídas Torres Gemelas en los carteles y vídeos promocionales del primer Spider-Man, la palpable amenaza Kim Jee-won no es óbice para que en Objetivo: La Casa Blancaveamos caerse a pedazos tanto la susodicha como el Monumento a Washington. El discurso excesivo (que no puede más que enfangarse y provocar la risa boba) de la última película de Antoine Fuqua nos obliga a buscar nuevas y numerosas acepciones del término “placer culpable” y sólo por eso ya merece la pena brindar, a su salud, en nuestro yate.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: amantes del pastel de manzana.

No recomendada por Kuato a: hipocondríacos residentes en Washington.

Ego-Tour de luxe por: la sutileza de utilizar un busto de Lincoln para abrir cabezas norcoreanas.

Atmósfera turbínea por: su excesiva duración.

 

OBJETIVO: LA CASA BLANCA. Estreno en Venusville: 10/05/2013

 

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