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¡ROMPE RALPH! crítica: Rompiéndolo todo

   

Rompiéndolo todo

¿A qué esperan? Introduzcan la moneda
de cinco duros y elijan uno o dos players

Por Víctor Parkas

 

<¡Rompe Ralph! pone –o debería poner- punto y final al conjunto de títulos que flirtean con el lenguaje y las mecánicas del videojuego como postura nostálgica para ayudarse a narrar una historia. Si Scott Pilgrim contra el mundo se servía de la retórica propia del salón recreativo para darle la vuelta al cliché argumental de “chico-quiere-conquistar-chica”, la última producción de la factoría Disney decide inclinarse por la cartografía de un páramo que aún no había sido explorado: las bambalinas por las que se mueven los personajes en ocho bits. Hablando en plata y soñando en oro: ¡Rompe Ralph! es al cine de videojuegos lo que La cabaña en el bosque (The Cabin in the Woods) es a la ola de slasher referencial y autoconsciente.

   Si la mención a la película de Edgar Wright es necesaria para hablar del fulminante éxito –en cuanto a planteamiento y desarrollo- de este film, también resulta imperativo comparar su premisa con la de la saga Toy Story (que el director de las dos primeras películas protagonizadas por Buzz y Woody sea productor ejecutivo de ¡Rompe Ralph! no es un hecho fortuito): si los films dirigidos por John Lasseter nos descubrían los quehaceres de los juguetes cuando nadie miraba, ¡Rompe Ralph! despega del mismo punto para ir, además, conformando toda una mitología interna sobre algo tan intangible como es el mundo de los videojuegos.

 

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"Si Woody y Buzz tenían a Mr. Potato, Rex y Slinky, yo no voy a ser menos"

 

   La escena que más apela a las aventuras de los personajes protagonistas del primer largo de Pixar es, precisamente, en la que se nos muestra el conflicto interno de Ralph: la reunión de los “malos” donde el protagonista da señas de su voluntad de dejar de ser el villano de su videojuego tiene claros ecos de la celebrada en Toy Story 3 por parte de los juguetes que vienen de regalo con los menús de comida rápida facturada por McDonald’s o Burger King. Tras este poner las cartas sobre la mesa, la película consigue despegar con rumbo propio a la vez que se convierte en una fábula en pugna abierta contra los prejuicios y en un canto velado a la lucha de clases.

 

  Rompe Ralph! es al cine de videojuegos lo que The Cabin in the Woods es a la ola de slasher referencial y autoconsciente"  

 

   En una propuesta como la que nos ocupa, los elementos más atractivos para las generaciones nacidas en cualquiera de estas tres últimas décadas son las referencias al amplio mundo de las videoconsolas y los personajes que por ellas deambulaban: Pac-Man, Bowser, Doctor Eggman o Zangief son sólo la milésima parte de todos los iconos que desfilan por ¡Rompe Ralph!, pues la aparición de caras conocidas en el mundo del videojuego durante la película es de una cadencia barroca. La solidez del guión consigue que cada guiño esté perfectamente integrado y las referencias no sean un mero adorno, si no resortes que hacen avanzar la historia.

 

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"Si te pones un bigote homenajearemos también a Hoskins y Leguizamo en Super Mario Bros"

 

   Los cartuchos que se gastan en la primera mitad están repletos de unas balas tan eclécticas (pasan, en un abrir y cerrar de ojos, del micromundo de los videojuegos clásicos a los de espectaculares gráficos estilo Halo) que cuando la historia se asienta de forma inamovible en Sugar Rush, el videojuego de carreras de coches donde Ralph irá a parar en busca de la medalla necesaria para que los demás le miren con buenos ojos, pierde algo del incentivo inicial que suponía el paso de una pantalla a otra. Empacho de azúcar aparte, este segmento del film y los acontecimientos que en él suceden son imprescindibles para que el cierre de la película funcione tan –snif- bien como lo hace.

   Le pesa mucho su condición de film Pixar apócrifo, lo que en este particular caso significa que nos encontramos ante la película de animación del año. Sirve además, comentábamos, como lúcida elegía al cine de ropaje pixelado, un colofón que los responsables de ¡Rompe Ralph! han sabido preparar pensando en el disfrute tanto de los niños que han conocido a Mario y Sonic gracias a la Nintendo DS como de los que se arruinaron, de moneda de cinco duros en moneda de cinco duros, dejándose los ojos con el Mortal Kombat II. Quien tenga la osadía de batirse con ella en duelo, debería saber lo que le espera a todas luces: FATALITY./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     
     
 

Recomendada por Kuato a: los que no se emocionasen con una cinta de animación desde el estreno de Up.

     
 

No recomendada por Kuato a: los que prefieran jugar a las canicas en lugar de al Space Invaders.

     
 

Ego-Tour de luxe por: que George Lucas les haya vendido a estos tipos su franquicia. El que quiera volver a quejarse sobre el tema que me lo diga en la calle.

     
 

Atmósfera turbínea por: el empeño de Disney España en no distribuir ni una mísera copia de sus títulos infantiles en versión original.

 

 

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Llegamos a pillarlos en los ochenta y
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