SITGES 2021: TRES crítica: Delay Woman

Cine fantástico costumbrista con una superheroína X-Men que no sabe que lo es, en Tres

No solo de aliens, zombies y robots vive el cine fantástico, aunque a todos los fans del cine fantástico nos encanten los aliens, los zombies y los robots. De tanto en tanto sale una propuesta, que aunque menor es tan fantástica como la que más, como es el caso de Tres: una montadora de sonido sufre un delay de unos pocos segundos en su vida real. Es decir, oye el sonido algunos pocos segundos después de producirse. Igualito como cuando nos bajamos una película en la que imagen y sonido no van sincronizados. Ves cómo alguien mueve los labios en silencio, y posteriormente oyes el diálogo fuera de plano. Pues eso es lo que le ocurre a la protagonista de Tres, y así imposible trabajar, claro, e incluso imposible vivir con normalidad.

Juanjo Giménez plantea la situación con gran sutileza mientras muestra la evolución del personaje que sufre dicha anomalía, desde su negación inicial a la toma de conciencia final, e incluso ve y sube la apuesta haciendo que esta disfunción mute a un estado inesperado que le profiere la condición de superheroína. Marta Nieto, protagonista desincronizada, podría matricularse en la Escuela para jóvenes talentos del profesor Charles Xavier. Allí tomaría conciencia de que su anomalía no es un defecto sino un don (¿quizás un superpoder?), que aprendiendo a controlarlo presenta un sinfín de posibilidades que el resto de mortales que han tenido la desgracia de nacer normaluchos, no tendrá jamás.

"Lo peor del delay es que primero hueles el pedo y luego lo oyes"

Tres analiza así la relación de la protagonista con su entorno y con el resto de los personajes, llevando la premisa por el camino de costumbrismo fantástico, en un estilo similar al que emplean dramas poseedores de un elemento fantástico como La casa de los espíritus o Biutiful, en el que ambas tenían personajes con capacidades sobrenaturales para hablar con los muertos. La diferencia es que mientras que en estos dos títulos, el elemento fantástico subyacía a modo de subtrama muy secundaria que aparece sólo en contadas ocasiones y casi de refilón, Tres hace de ella la principal y casi única trama, dándole todo el protagonismo para que llene todo el metraje.

“De tanto en tanto sale una propuesta, que aunque menor es tan fantástica como la que más, como es el caso de Tres”

Nicolas Cage visualizaba en Next lo que iba a suceder en pocos segundos, y le iba de perlas para saber por dónde iban a llegar los golpes en una pelea para esquivarlos. Robin Williams era en Desmontando a Harry un actor desenfocado, que por ello no podía trabajar actuando porque se veía borroso. Marta Nieto es en Tres una mezcla de ambos. La diferencia con Next y Desmontando a Harry es que Tres no es ni un thriller ni una comedia, sino un melodrama, aunque un melodrama que huye del dramón y plantea la situación con toda naturalidad, explorando sus posibilidades sin caer jamás en el estancamiento al introducir inesperados giros argumentales.

"¿Lo ves? Ya te decía yo que el cine de Kieskiwski gana mucho desincronizado"

La única pega que cabe atribuirle a Tres es su afán por querer justificar la desincronización de la protagonista, inventando una explicación de porqué padece tal disfunción. Totalmente innecesario. Señores cineastas en general y guionistas en particular, no siempre es necesario explicar el porqué de las cosas que suceden en una película. A veces el resultado queda infinitamente mejor dejando las explicaciones en el aire de forma inexistente, que emperrándose en dar una explicación que lo único que hace es bajar la trempera existente hasta el momento. Recuerden sino Los inmortales 2, con el disgusto que nos provocó la existencia del planeta Zeist, por no mencionar los putos midiclorianos de Star Wars: La amenaza fantasma que explicaban la Fuerza.

Es el caso de Tres con un epílogo del todo gratuito e innecesario. Con lo bien que íbamos y Juanjo Giménez y su guionista colaborador Pere Altimira se sacan un conejo de la chistera que para nada cuadra con la historia explicada hasta el momento, contado además con una falta de emoción y empatía que resulta incluso sorprendente. No hacía falta, de verdad, quedaba mucho mejor que una diseñadora de sonido descubra un delay en su vida que tal como viene se va (o se queda, o muta y se queda), sin saber de dónde, cómo y porqué ha venido, que dar una explicación que envía al traste nuestra imaginación. Por eso, desde aquí proponemos que los cines proyecten el mencionado epílogo con una desincronización en el sonido de al menos cinco segundos.

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey