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SITGES 2022: VIEJOS rueda: Cosas de viejos

Raúl Cerezo y Fernando González presentan Viejos con Zorion Eguileor largando como un viejo

RAY ZETA

FESTIVAL DE SITGES, 13/10/2022. Los directores Raúl Cerezo y Fernando González Gómez se ganaron el año pasado al público de Sitges con La pasajera, una ópera prima de las que gustan por estos lares: cine fantástico cafre sin complejos que combina el terror más clásico con la España más cañí. Por eso había mucha curiosidad e interés por ver su nueva película Viejos, atractiva propuesta que sigue la estela de La pasajera, presentando una macabra historia en la que los ancianos se transforman en psicópatas asesinos. De ver la película y de hablar con ellos, para lo que han venido acompañados de los actores Gustavo Salmerón, Irene Anula, Paula Gallego y, ¡ay!, Zorion Eguileor, viejo (nunca mejor dicho) conocido del festival por El hoyo.

La rueda empieza con normalidad, preguntándoles a los directores si fue difícil levantar la producción de la película. La respuesta es sí, pues era un proyecto más viejo (valga la redundancia) que la propia La pasajera. Raúl Cerezo nos lo cuenta: “Debía haber sido mi primera película en solitario hace ocho años. Si el cine es complicado en España, imaginaos si encima se trata de debutar. El proyecto cayó en manos de una productora que la retuvo tanto tiempo, que al final no salió. Luego conocí a Fernando González Gómez, nos pusimos a hacer La pasajera, y el último día de rodaje decidimos que Viejos sería nuestra siguiente película”.

 

"Prometimos hacerla antes de hacernos viejos"

 

Ocho años con una pandemia de por medio, que según Fernando González Gómez, le han dado a la película segundas y terceras lecturas a lo que ya llevaba dentro: “la vejez, el final de la vida, el abandono…”, enumera González Gómez, “que si todo esto ya da miedo por sí solo, después de la pandemia la película casi ha pasado de ser ciencia ficción a ser cinéma verité, al mandar a la mierda casi todo”. Tándems de directores ya ha habido en la Historia del cine: los hermanos Coen, los hermanos Farrelly, los hermanos Russo, los hermanos Wachowski…Cerezo & González no son hermanos, pero viendo lo bien compenetrados que están, ni falta que les hace.

“Hay un momento en la vida que es amargo y tierno a la vez, en el que a causa de la edad los padres se convierten en niños”

Y sigue la rueda transcurriendo con normalidad al ser los actores preguntados por sus personajes. Gustavo Salmerón, el padre de familia de la peli, nos analiza el suyo y nos deja la que es la mejor perla de la rueda: “Hay un momento en la vida que es amargo y tierno a la vez, en el que a causa de la edad los padres se convierten en niños” (gracias Gustavo, ya tenemos destacado para la crónica). Lo mismo hacen Irene Anula, la madre incomprendida, y Paula Gallego, la hija adolescente rebelde, y cuando le toca el turno a Zorion Eguileor, el abuelo que se transforma en psycho… Ay, cuando le toca el turno a Zorion Eguileor… Cuando le toca el turno a Zorion Eguileor, se acabó la rueda.

 

"La próxima vez contratamos a Harpo Marx"

 

Porque al igual que pasó en la rueda de prensa de El hoyo en 2019, cuando Zorion Eguileor toma la palabra, ya no la suelta. Primero responde a la pregunta formulada (quizás para disimular) cual ancianito inofensivo... Que si él no considera a su personaje un psychokiller, sino “un pobre hombre trastornado por las vicisitudes de la triste vida”, que si le ha costado entenderlo, que si aún así ha intentado quererle, que si ha disfrutado pero también ha sufrido, que si les preguntaba a los directores si debía interpretar tal o cual escena “más Terminator o menos Terminator”…  Pero cuando acaba de responder a la pregunta formulada…

Cuando acaba de responder a la pregunta formulada, continúa largando como si no hubiera un mañana de temas tan intrascendentes como lo que se divirtió en el rodaje, lo que coincidió con cada uno del resto de actores, lo que había para comer cada día… Y totalmente ajeno a las miradas asesinas de los directores, sigue acaparando la rueda, pensando temas sobre la marcha con los que seguir largando, aunque sean temas con el mismo interés que unos calcetines usados. “Y no sé qué más deciros...”, se disculpa, y sigue hablando de su pueblo, de sus nietos, e incluso de su perro, como si estuviera sentado en un banco del parque, echándoles miguitas a las palomas. Cosas de viejos.

 

SITGES 2022

 

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