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ZOMBEAVERS (CASTORES ZOMBIES) crítica: Castor infectado cerebro busca

Entre el tiburón de Spielberg y estos castores zombies, apenas vemos diferencias....

Mr. MOORE

A mí me ha hecho gracia. Bastante gracia, qué quieren que les diga... ¡Ojo!, soy el primero en estar hasta el gorro de la febril y obsesiva reivindicación del universo putrefacto por parte de cualquier segmento de la cultura pop. Me gusta el cómic de “Walking Dead”, me encanta el libro de Max Brooks “Guerra Mundial Z” (y lo recomiendo a la mínima que puedo), y hay muchas pelis de zombies de relativa última hornada que tienen su aquél, especialmente, y esto es puramente mi lúcida opinión personal, las que echan mano del cachondeo fino como Fido, Bienvenidos a Zombieland, Zombis nazis o Zombies Party, pero de ahí a que cualquier escritorucho de medio pelo saque un mediocre relato y le casque una Z al final, quedándose tan pancho y subiéndose así al carro (¿fúnebre? ) de moda... va un trecho. Pero, ¿qué cuentas le puede pedir servidor, redactor de esta ilustre web, a una película sobre castores -repito…- CASTORES zombies? Nada.

Partiendo de esta descacharrante premisa y de una jocosa intro a cargo de dos rednecks, básicamente los culpables del inicio de la... ¡¿¿pandemia??!, empieza una película slasher de tintes clásicos y elementos endogámicos del género: casita familiar aislada en la montaña, grupo heterogeneo de tres chicos y tres chicas (parejas y cuernos de por medio), vecinos white trash de rifle en ristre, y laguito bucólico en medio de la campiña. Sigue también una estructura secuencial clásica. Esto es, primera aparición o ataque del bicharraco de turno, alarma relativa y primer estupor, fase de alerta que va decayendo, y ataque final en tromba de la amenaza latente donde se lía la de San Quintín. En este caso concreto, hordas de roedores gigantes con muy mala baba y nula predisposición a fenecer que rodean la casa de la muchachada protagonista, montándose la marimorena.

 

"¿No podríamos jugar a Verdad o Acción con una botella como en las pelis normales?"

 

De entre todo el surtido de detalles, destacaría tres highlights especialmente bellos. En primer lugar, el elenco de mozalbetas que corretean en paños menores por el film, cada una de su padre y de su madre, y aunque no pasarían ni de las preliminares en un casting para las pasarelas de Victoria’ s Secret (no, no son Megan Fox, Mila Kunis u Olivia Wilde), nos encontramos con el síndrome noventero “Spice Girls”, ¿no les suena? Sí, hombre sí, aquella inquietud y las mil dudas que nos entrarían ante el planteamiento de: “Si sólo pudieras liarte con una, ¿a cuál de todas elegirías?”. Créanme, yo aún lo estoy pensando.

"¿Para qué quieren ustedes más? Cutrez extrema sin honrosas excepciones pero entrañable y potencialmente ultracarcajeable"

En segundo lugar destacaría al perrete de la película. Sí, el omnipresente Jack Russell Terrier, “utilizado” (por llamarlo de algún modo) en inumerables films (desde La máscara a Lobos de Arga) y hasta en algún anuncio de lotería patrio. Suya es la mejor toma falsa de todo el metraje (ahí lo dejo). El último destacado… (ya se lo deben estar imaginando ustedes, criaturas del Señor, ¿no?) Pues sí, los putos castores zombies. Un amasijo de pelo con dos ojos de muñeca chochona, unos dientes de pega del todo a cien, y un motorcillo con el que dicho espantajo convulse rítmicamente! ¿Para qué quieren ustedes más? Cutrez extrema sin honrosas excepciones pero entrañable y potencialmente ultra carcajeable.

 

"Creo que no debí untarme mermelada como en la leyenda urbana de Ricky Martin"

 

Yo, a cada aparición crepaba, sobre todo gracias a la presencia de un jubilado sentado en la butaca de mi lado en el Auditori del Melià de Sitges este pasado festival. El tío, a la que aparecía uno de los castores, metía tal berrido histérico y convulsionaba de tal manera la silla, que a servidor se le caían las lágrimas... Sobre todo cuando después de la primera aparición (¡ojo spoiler!) en una bañera del castor de turno, mi otra ala de la butaca (en este caso un amigo que me acompañaba) me comentó: “Pobre hombre, es la peor película para llevar a ver a un castorfóbico!”. Ahí sí que ya la aguja del lol-ómetro se me disparó.

Supongo que todo ello ayudó a encontrar graciosísima la producción low-cost de la que “alardea” la película. Al salir de la proyección me encontré a otro amigo al que le pareció un buñuelo gordo (“Bah, un par de tetas y ya está”). Lo más probable es que debería estar de acuerdo con tal afirmación, pero qué quieren que les diga, a mí me hizo gracia (¿qué ya se lo he comentado, dicen?) y estoy deseando que cualquier casa de merchandising freak saque un peluche castor-zombie ya... La que lo acepte de buen grado, será la mujer de mi vida.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: fans del conejo blanco –guardián de la cueva- de Los caballeros de la mesa cuadrada de los Python. Ya verán que alguna similitud con los castores que nos atañen tiene.

No recomendada por Kuato a: los amantes del CGI. Aquí todo es más artesanal que un ajoarriero.

Ego-Tour de luxe por: las ilustraciones animadas a lo Scooby Doo de los créditos iniciales. Chulas y cachondas a partes iguales.

Atmósfera turbínea por: que se echa en falta un festín final más destroyer y gore. Rollo "apocalipisis-in-da-house" estilo Braindead.

 

ZOMBEAVERS (CASTORES ZOMBIES). Estreno en Venusville: 06/03/2015

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Akio No Moore drugs for you.

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