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LA SOMBRA DE LOS OTROS crítica: Señor, ¿ha visto mi alma?

   

Señor, ¿ha visto mi alma?

Julianne Moore es una psiquiatra y Jonathan
Rhys Meyers un psycho con complejo de Zelig

Por Beto

 

<Recuerdo una película protagonizada por el malogrado Heath Ledger (para nosotros para siempre el Joker), El devorador de pecados, en la que un sacerdote absorbía los pecados más oscuros de la gente y de esta forma quedaban libres de culpa mientras él pasaba a llevar en su interior tan pesada carga. No es una película que haya pasado a la historia pero tiene ciertas semejanzas con La sombra de los otros. En el caso que nos ocupa, una doctora especializada en casos de personalidades se hace cargo del caso de un paciente que adopta múltiples personalidades de fallecidos de forma violenta. ¿Dónde está la similitud? Lo dejaremos aquí, aunque no hay que ser una lumbrera para ver desde un inicio que el muchacho no es un enfermo mental, sino que hay algo más demoníaco en sus cambios de personalidad…

   Antes de seguir desgajando la película quisiera hacer un llamamiento a las distribuidoras para que dejen de poner títulos de películas con combinaciones que incluyan la palabra sombra (La sombra prohibida, La sombra del poder, La sombra de la traición...). ¡Un poco de imaginación, hombre! Para tal derroche de neuronas mejor dejar el original (Shelter, o sea “refugio”), que hace referencia de una forma más clara a lo que sucede en el film.

 

"Cuando te canses de ser el profesor Xavier me tocará a mí hacer de Jean Grey"

 

   Bjon Stern y Måns Mårlind, tras el estreno del bluff de Underworld: El despertar vuelven a la carga en el género fantástico con una película realizada anteriormente y con más acierto que en la gastada historia de los chupasangres y licántropos (cosa que no era muy difícil de conseguir, para qué engañarnos). Me pregunto qué habrán visto las productoras en estos tíos que como currículum anterior sólo tenían en su haber una película tan flojita como Storm, que recordemos era una especie de Matrix a la sueca según la crítica escandinava (manda huevos).

 

  "El interés por la película se va diluyendo cual azucarillo en agua para finalizar de una forma previsible e indignante"  

 

   Por lo que vemos, en el terreno del thriller con toques sobrenaturales se desenvuelven mejor (¡bien!), planteándonos una situación interesante (el interno con múltiples personalidades y la serie de asesinatos que se suceden), aunque la resolución de la intriga sea caótica y carente de sentido (¡oooh!), ya que queda muy poco claro el motivo por el que las víctimas sufren el proceso por el que enferman y padecen esa transformación en su cuerpo (las señales que aparecen en las espaldas no tiene ningún sentido ni aportan nada de chicha al tema), la explicación del origen del devorador de almas (vaya, ya se me ha escapado) y su modus operandi (¿el proceso se inicia con un simple contacto?), o la irrupción de la vieja sanadora, que parece puesta con un calzador en medio de la cinta para justificar el origen del problema, para luego lavarse las manos como Pilatos en la resolución de la trama. Con todas estas premisas el interés por la película se va diluyendo cual azucarillo en agua, para finalizar de una forma previsible y hasta diría que indignante (mejor no comentar la lucha final).

 

"Sí, yo era gay en Alejandro Magno, pero tú también eras bollera en Las horas"

 

   Una lástima el asunto de la ciega con dientes negros, porque su papel tenía madera para haber sido aprovechado de mejor forma (un puntazo el hecho de que vea a través de los ojos de una niña que le hace de lazarillo, o la forma en que expulsa el Mal del cuerpo de los enfermos, con tajo en el vientre incluido). La forma de actuar de esta mujer “tan adorable” tiene cierto parecido con los shinigamis de la mitología oriental, que son guardianes espirituales capaces de devorar almas si la ocasión lo requiere o, sin ir más lejos, con el personaje de Raziel del famoso videojuego “Soul Reaver”, que absorbe las almas de los monstruos que liquida. Eso sí, no tiene en su poder la espada segadora de almas de la que dispone Raziel, lo que ya hubiese sido la hostia.

   Otro elemento clave en toda película de serial killers es la convicción que transmite el personaje en cuestión. Desgraciadamente, Jonathan Rhys Meyers, eterna promesa desde el espaldarazo que supuso para su carrera Velvet Goldmine, nos vuelve a ofrecer una interpretación justita, nada convincente en su papel de tío chungo. De hecho, sus cambios de personalidad deberían ir acompañados de un registro diferente para cada personaje, ya que en ocasiones no tienes clara la diferencia entre uno y otro. Señor Rhys Meyers, la paciencia se nos está agotando en esta redacción con usted. En cambio, Julianne Moore cumple con creces su cometido en una cinta en la que se aleja del drama y regresa al género de la acción y el fantástico, en el que ha combinado bodrios como Asesinos, Hannibal, Misteriosa obsesión o Next, con aciertos como A ciegas o Hijos de los hombres. Bjon, Måns, al menos con Julianne no la habéis cagado, felicidades, pero por favor, a ver si la próxima vez nos lo curramos un poquito más./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
  Recomendada por Kuato a: Gregory Hoblit. Debería pedir una compensación a las productoras de Devil Inside y La sombra de los otros. Ambas rezuman aires de Fallen por todos lados.
     
 

No recomendada por Kuato a: hipocondríacos en general. Las futuras víctimas se rascan la espalda con tantas ganas que hasta te cogen picores.

     
 

Ego-Tour de luxe por: la nueva forma de sanar pacientes que patenta la vieja. Los anestesistas ya pueden irse buscando curro.

     
 

Atmósfera turbínea por: ¿lo que se escapa de las bocas de las víctimas no parece el interior de un cartucho de tóner usado?

 

 

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