LOS PITUFOS 2 crítica: Regreso a Pitufs End

Regreso a Pitufs End Vuelven los Pitufos para tropezar dos veces con la misma pitufopeli Por Ray Zeta

<Escribía ahora hace dos años justos al final de la crítica de Los Pitufos, que de hacerse una segunda parte (ingenuo de mí, estaba claro que la harían y ya ven que han tardado lo mínimo), podían hacerla perfectamente con David el gnomo, Belfy y Lillibit, los Diminutos o los Fruitis, porque la película tenía de los Pitufos sólo el color azul de sus personajes protagonistas, o sea nada. Más que una película sobre los Pitufos para conmemorar el 50 aniversario de su nacimiento a través del lápiz del genial Peyo, la película era un festival a mayor gloria de unos duendecillos azules que hacían monerías por Nueva York para deleite del público más infantil (los mayores de seis años ya quedan excluidos por demasiado mayores).

   Pues siguiendo el dicho de que cuando algo funciona (aunque funcione mal) mejor no tocarlo (mal nos pese, la película se convirtió en uno de los éxitos taquilleros de la temporada superando durante su primer fin de semana a El Capitán América y Cowboys & Aliens), el director Raja Gosnell y su mismo equipo artístico, repiten a pies juntillas los elementos que les dieron el triunfo en la entrega anterior, cambiando tan solo Nueva York por París como nuevo escenario donde desarrollar las pitufadas más vergonzosas. Nuevo portal espacio-temporal que une en este caso París con la aldea pitufa (recordemos que en los cómics los Pitufos viven en la época medieval), secuestro de la Pitufina a manos de Gargamel, y expedición pitufa de rescate que viaja hasta París, con la consecuente ayuda del matrimonio formado por Neil Patrick Harris y Jayma Mays, que ya salía en la primera parte.

"No hagáis caso, en `El show de los teleñecos` también salían siempre artistas invitados"

   Sólo que esta vez dicha familia cuenta con un miembro más encarnado por Brendan Gleeson, por lo que aún no doy crédito. Un actor de su talla que ha participado en títulos tan reputados del género fantástico como 28 días después, Misión imposible 2, Inteligencia Artificial, Troya, El reino de los cielos y los últimos Harry Potters, entre otros muchos, siguiendo desde primera línea las monerías realizadas por los seres azules que aquí salen (me niego a llamarles pitufos), junto a actores tan mediocres como los mencionados (será que desde que dobló a uno de los personajes de ¡Piratas! se quedó con ganas de más animación). Pero claro, esto es una película para el público de hoy, no para el que leía los Pitufos en los años 70 y veía la serie animada en los 80, así que hay que relacionarlos con personajes humanos actuales en épocas actuales para que los espectadores puedan familiarizarse e identificarse con lo proyectado, aún a riesgo de ir en contra del espíritu de la obra original, como aquí sucede.

   Y eso que tal como empieza la película, contando en forma de prólogo el origen de la Pitufina tal como sale en el cómic clásico precisamente de título “La Pitufina”, parecía que esta vez sí se iba a seguir de manera más fiel las aventuras dibujadas. Nada más lejos de la realidad. A la que explota el primer regalito sorpresa del Pitufo Bromista, se envía a los protagonistas a París para pasarse por el forro pitufo todos los guiones escritos por Peyo, y enfrascarlos en una aventura tan simple como facilona y gratuita (¿que de Nueva York hay que ir a París? Pues plis-plas, se va y listos), donde los episodios familiares se suceden conjuntamente con los sketches pitufos supuestamente cómicos de marras, el estrella teniendo lugar en una tienda de chuches (ya se sabe que el público menor de cinco años tiene el listón de la risa muy bajo).

"¿Y por qué no nos pintan de amarillo en vez de azul y así somos Minions?"

   Con un Gargamel aún más apayasado si cabe de lo que estaba en la primera parte (lástima, porque con otra dirección Hank Azaria podría componer un villano aceptable. No es que pida un villano complejo como los de James Bond, pero todos los villanos Disney por ejemplo -ya desde sus clásicos, recuerden las malvadas de Blancanieves, la Cenicienta y la Bella Durmiente- son unos villanos suficientemente serios como para aportar el puntito justo de temor tan necesario en toda obra con ínfulas de didáctica) y unos pitufos de nueva creación con los que bombardear las tiendas de merchandising (en la entrega anterior ese honor recayó en el Pitufo Valiente por estar caracterizado de escocés), llamados los Malotes, que si bien contaban con ciertas posibilidades de funcionar encajando en el libre tono de la propuesta, acaban haciéndolo al un cincuenta por ciento.

   Vexy y Hackus, dos pseudo-pitufos creados por Gargamel de la misma manera que creó en su día a la Pitufina. Mientras ella (Vexy) es una hembrita con morbo y picardía, que más que se convierta en pitufa desearíamos que se convirtiera en mujer como le sucedía a Kim Basinger en Una rubia entre dos mundos, él (Hackus) es un maromo con aspecto de troll que roza el border-line al que preferiríamos ver convertido en figura de piedra por haberse expuesto al sol. Una lástima pues, al menos para nosotros, pues si algún venusvillero despistado albergaba alguna esperanza de que con este Los Pitufos 2  Raja Gosnell hiciera como con Scooby-Doo 2 en comparación con Scooby-Doo, o sea realizar una buena adaptación y una buena película que nada tenga que ver con la ridiculez y el patetismo de la primera, se encontrará con que más que una secuela, es un remake de su antecesora, y volverá a preguntarse por qué a esos seres azules que salen se les sigue llamando pitufos./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Condenada a alforfones
		Recomendada por Kuato a: espectadores menores de cinco años. Todos aquellos que desde Los Pitufos hayan sobrepasado esta edad, abstenerse por mucho que les gustara la primera.
		No recomendada por Kuato a: sencillamente, a todo aquel espectador que sepa qué es un pitufo por haber leído los tebeos o por haber visto la serie televisiva.
		Ego-Tour de luxe por: Azrael. Lo único salvable al estar animado, diríase que copiado del Milú de Las aventuras de Tintin.
		Atmósfera turbínea por: que ni el director ni ninguno de los cinco guionistas (sí, han leído bien, cinco) sepan qué es un pitufo.

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