LUCES ROJAS rueda: Luces desenterradas

**“Luces rojas es una bomba de relojería retardada que sigue operando después de haber acabado”**

■ RAY ZETA

CINES ARIBAU, BARCELONA, 27/02/2012. Hace tan solo un año y medio que Rodrigo Cortés vino a presentarBuried (Enterrado), y ya volvemos a tenerlo aquí con su nuevo thriller Luces rojas bajo el brazo, previa escala en el Festival de Sitges con Emergo, film de terror escrito y producido por él. Este tío no para, de eso no hay duda, él mismo confiesa haber encadenado las tres películas de manera que no ha tenido un solo día de descanso en los últimos dos años (“han sido quince horas de lunes a domingo sin un solo día de excepción desde que empezó la aventura de Buried, así que antes de que alguien me lo pregunte, mi próximo proyecto cuando acabe la promoción de Luces rojas será dormir”).

Y así habrá sido, porque desde luego se le ve mucho más cansado de lo que se le vio cuando presentó Buriedy cuando lo vimos en Sitges el pasado mes de octubre. Aún así, sigue hablando con la misma convicción y con el mismo lenguaje culto y complejo que le caracteriza, vendiendo su nueva obra más como un comercial que como un director, quizás consciente que tras el apabullante éxito que obtuvo con Buried, las expectativas creadas con esta nueva película son tan altas que con ella se juega parte de su prestigio.

Rodrigo Cortés captando las ondas telepáticas de los periodistas

“Ésta es una película de naturaleza muy particular que ha sido concebida así de una manera consciente. Necesita un determinado proceso de digestión y asentamiento que la hace resonar de una forma muy distinta en el cerebro de los espectadores. Es como una pequeña bomba de relojería de apertura retardada que sigue operando después de haber acabado”. Toma ya, eso sólo para empezar. Menos mal que el colectivo periodístico peinamos canas de asistir a convocatorias de prensa y como no nos dejamos impresionar fácilmente, en seguida tomamos la iniciativa y preguntamos por lo que realmente interesa: los elementos fantásticos de la película. ¿Nos ha parecido ver alguna influencia de los primeros David Cronenbergs? ¿El documentalito introducido sobre parapsicología quizás?

Rodrigo Cortés explica que si pensó en Cronenberg fue a posteriori de rodar la escena en la que Sigourney Weaver adivina las cartas Zener, al ver cómo le había quedado la planificación. Aunque como la suya es una peli en la que “cualquier cosa que sucede tiene dos posibles explicaciones fundamentadas en la ambivalencia, y cualquier manifestación paranormal tiene una gran tangibilidad aunque la posición sobrenatural también sea posible, y como con Cronenberg puedes estar viendo las cosas más disparatadas y sentir que de verdad están sucediendo”, pues por ahí también puede haber algún punto en común con el director de Scanners.

"Me reuní con Robert De Niro en Sicilia y se despidió con un lacónico ‘haré lo que tu gente y mi gente se pongan de acuerdo"

Y sigue explicándonos que lo que mueve como motor la película es “su consciente vertebración estructural en forma de número de magia, creando un universo que se ramifique dentro de cada espectador y que le obligue a pensar determinadas cosas incluso si no quiere. Como un thriller político de los 70 con un discurso narrativo y formal con una sensación conspirativa constante en forma de amenaza y desarrollo investigador, pero que en este caso no es periodística como en las películas de Pakula o Lumet, pero sí una investigación con la que ir desvelando una verdad oculta detrás de una maraña de apariencias” (entienden ahora por qué les decía lo del lenguaje complejo, ¿verdad?)

¿Y qué hay acerca de los nombres ilustres de estrellas que configuran el reparto? Cortés nos explica con sinceridad que sorprendentemente todos dijeron que sí porque tras Buried todo el mundo estaba dispuesto a trabajar con él. Así que se desplazó hasta Londres para conocer a Cillian Murphy, a Los Angeles para conocer a Sigourney Weaver y, atención, a Sicilia para conocer a Robert De Niro, que era donde se encontraba, lo que fue cachondísimo para alguien que como él tiene a Robert De Niro como uno de sus actores favoritos por haber interpretado las obras maestras de Martin Scorsese, director al que idolatra (“Scorsese es mi dios pagano. Si tengo un altar en el que quemar incienso es con la foto de Scorsese”, bromea), y tener también El padrino 2 de Coppola entre sus películas favoritas. “Acabó la reunión con un lacónico ‘haré lo que tu gente y mi gente se pongan de acuerdo’. No me dio un beso en la mejilla, afortunadamente, solo se giró y se desvaneció en una nube de humo”.

Rodrigo Cortés adivinando la hora que marcan nuestros relojes

Y poco más, además de concluir la rueda reivindicando el cine de terror de los 70 como muestra de buen cine, por delante del que se factura hoy en día. “En los años 70, con títulos como El exorcista, El ente o La semilla del diablo, el género se tomó en serio a sí mismo, había un sentido dramático profundo con extraordinarias interpretaciones y verdaderos personajes. De un tiempo a esta parte el cine de terror se ha convertido en un espectáculo circense pirotécnico de acumulación de efectos”.

Totalmente de acuerdo. La rueda de prensa concluye, y antes de que Rodrigo Cortés atienda a los medios televisivos, se le da ánimos para que afronte el último sprint de promoción antes de poder disfrutar de su soñado y merecido descanso, y él agradece el gesto dedicándonos unas palabras en su más puro estilo: “Es lo que más deseo, pues hace dos años que solo reacciono a estímulos sin capacidad de pensar. Quisiera volver a oír cómo suena mi cabeza, a escuchar mis pensamientos, despertar, poder ver las cosas sin programación, volver a ver los números detrás de Matrix aunque eso suponga saber que el jersey está raído y las gafas de sol no son de marca”.

Lo dicho, un lenguaje el de Rodrigo Cirtés que por inusual en un director es, como la película presentada, un fenómeno paranormal en sí mismo.