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SITGES 2018 crónica 4: Nada es lo que parece

Under the Silver Lake; Ghostland; Apostle; Killing

CHEMA PAMUNDI

Hoy me he salido a mitad de proyección por primera vez durante esta edición del festival (ya pensaba que me iba a librar, porque de momento el nivel medio está siendo bastante notable). El despropósito que me ha hecho levantarme de la butaca a los tres cuartos de hora de metraje como si llevara un muelle en el culo se titulaba St. Agatha, de Darren Lynn Bousman, y baste decir que, si ambientas una película de terror en un convento con monjas, y en los primeros 45 minutos no has sido capaz no ya de asustar, sino ni siquiera de crear una atmósfera inquietante, no eres competencia posible para un café y una buena siesta.

St. Agatha ni siquiera es lo más chusco que he visto en Sitges 2018; pero sí, posiblemente, lo más mediocre; y la mediocridad, de largo, es lo que llevo peor. Prefiero mil veces un bodrio irredimible que una ración de spam sin sabor a nada. Prefiero mil veces pasar vergüenza ajena que tedio. A una mala película le puedes sacar muchas cosas, desde una reseña divertida hasta un bingo de chupitos. El mal cine te enseña a desarrollar criterio analítico y al menos denota pasión de creador, riesgo. Detrás de un fracaso estrepitoso hay alguien que lo ha intentado y se ha estrellado con una vistosa explosión. Una película mediocre, por el contrario, suele ser un territorio absolutamente árido. La mediocridad es la verdadera plaga a combatir en el arte de nuestros días; y en el género fantástico en concreto, debido al ingente volumen de títulos que se producen cada año, hay mediocridad a punta pala. Por eso he salido corriendo de la proyección de St. Agatha; y qué bien me ha sentado la siesta, joder.

Las cuatro películas de hoy:

 

UNDER THE SILVER LAKE (David Robert Mitchell, EUA, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Sam (Andrew Garfield, uno de los actores jóvenes que mejor sabe transmitir el pasmo) vive en un apartamento de Los Angeles sin aparente oficio ni beneficio, cuando de pronto encuentra un objetivo con el que llenar sus horas de ocio: investigar qué le ha ocurrido a una chiquina que apareció un buen día en su piscina, le dejó infatuado perdido, y desapareció a toda prisa a la mañana siguiente. A medida que las pesquisas avanzan, da la sensación de que Sam está tratando de conectar puntos inconectables, en un ejercicio de deducción cada vez más pardo, como excusa para dar sentido a su vacío vital. O bueno, quizás no. Quizás todo es real.

Este título, más que ningún otro, va a polarizar las opiniones en Sitges 2018. La verdad es que David Robert Mitchell ha hecho la película ideal para que los críticos le odien: pretenciosa, opaca, autoindulgente, masturbatoria, llena de cabos sueltos y, quizás, demasiado larga. En circunstancias normales probablemente yo también le odiaría, pero no puedo. No puedo porque conecto con su narrativa a un nivel visceral que me cuesta incluso explicar. Sus referencias culturales son las mías, sus temas maestros me fascinan, su visión lúdica me pone una sonrisa cómplice en la cara y su lenguaje cinematográfico, que viste con un traje nuevo influencias bastante evidentes de los 70 (De Palma), los 80 (Lynch) y los 90 (los Coen), me chifla. Under the Silver Lake no tiene nada que ver con la aclamada It Follows, que el director y guionista presentó también en Sitges cuatro años atrás. Ni siquiera en el género al que se adscribe. Esto no es terror, sino un fresco generacional con una pátina de cine negro clásico (incluso en el uso de la música y la planificación de algunas escenas) y otra de misticismo pop.

 

SITGES 2018

"Si tú eres Spider-Man, ¿por qué no sales en Lo imposible?"

 

El filme está lleno de puertas que se abren y nunca se cierran, subtramas que no llevan a ninguna parte y madrigueras de conejo que Sam no es capaz de explorar en su totalidad porque, sencillamente, le vienen grandes. Sin embargo, lo que a Mitchell le interesa contar, lo cuenta de coña. El tema de la película no es la desaparición de una chica ni las logias conspirativas que bullen bajo la superficie de Los Angeles, sino el extravío emocional y vital de su protagonista. Es una obra más ambiciosa y menos conseguida que It Follows, más calculada y menos espontánea, pero yo me lo he pasado bomba paseando por ese loco mundo inventado por Mitchell, en el que las cajas de cereales tienen mapas del tesoro, los fanzines incluyen códigos en clave, hay un viejo que ha compuesto al piano todas las canciones que te gustan (desde Nirvana hasta Celine Dion), hay un rey de los vagabundos que vive bajo tierra, las leyendas urbanas sobre mujeres-búho son ciertas y las presentadoras de TV mandan mensajes secretos a no se sabe quién moviendo los ojos a izquierda y derecha. ¿Qué puedo decir? Es exactamente mi mierda.

 

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

 

GHOSTLAND (Pascal Laugier, Canadá, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Sinopsis de Ghostland con mínimos spoilers: Beth, una joven escritora de best-sellers de terror, vuelve a casa de su madre para ayudarla a cuidar de Vera, su hermana, quien sufre un violento desorden mental que la lleva a autolesionarse constantemente. La causa es un trauma mal resuelto por algo terrible que les ocurrió a las dos hermanas durante su infancia, y que parece haber servido a Beth como inspiración para escribir su última novela. O no. Vete a saber. Porque entonces, sin previo aviso, la trama cambia por completo. Como ocurre siempre con cualquier cosa que dirija Pascal Laugier.

Podemos intelectualizar esta película todo lo que queramos: que si establece un diálogo entre el terror y los cuentos infantiles, que si la resiliencia femenina, que si el poder de la ficción como escapismo, y tralarí tralará, pero al final, al igual que sucedía en Martyrs (la obra que definió la carrera de Laugier), Ghostland funciona básicamente por la interacción de dos elementos: las trampas de guion para obligarte a repensar todo lo que has estado viendo hasta ese momento, y la colocación en el centro del relato de un par de chavalas y unos psicópatas que se pasan buena parte del metraje inflándoles la cara a hostias. Incluso la resolución de la película es un deus ex machina atropelladísimo, como si de repente a Laugier se le hubiese acabado la batería de la cámara. O como si lo único que le interesase contar, 90 minutos de palizas, torturas y abusos sexuales sin apenas contexto, ya lo hubiese contado. Luego hay quien me pregunta por qué me parece un director misógino.

 

SITGES 2018

"¡Retiramos que H.P. Lovecraft parece llevar una careta del Força Barça!"

 

Ghostland alterna momentos que no sabemos del todo si son realidad o ensoñación, o si tienen lugar en el pasado, el presente o un plano alternativo; hay, por supuesto, un motivo argumental para tanta locura, pero parece evidente que Laugier ha escrito el guion a la inversa: todo lo que ocurre en pantalla es una justificación para que las protagonistas, ya estén despiertas, dormidas o alucinando, sigan pillando cacho de manera que el show parezca novedoso. ¿Me molesta ver cine extremo? No, de hecho me encanta, pero me toca las narices que me intenten tomar el pelo, pegoteando coartadas intelectuales a fin de elevar de categoría lo que no deja de ser un slashergrand-guiñolesco que sólo busca celebrarse a sí mismo. En cierta escena la protagonista se imagina que conoce a H. P. Lovecraft (encarnado por un actor con una prótesis tan exagerada, tan ridícula, que parece una parodia), y éste la felicita por su novela. Lo irónico del asunto es que probablemente, Lovecraft, que en sus relatos demostró ser un maestro de lo sugerido, abominaría de una muestra de terror tan gruesa, atontada y deshonesta como Ghostland.

 

Venusentencia: Condenada a alforfones

INF VNV 1

 

APOSTLE (Gareth Evans, Reino Unido, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Ambientada en 1902, Apostle narra la historia de Thomas Richardson, un taciturno repartidor de hostias (un héroe sombrío, inmisericorde y de pasado trágico) decidido a rescatar a su hermana, que ha sido secuestrada y es mantenida prisionera en Erisden, una remota isla habitada por colonos que han establecido allí una especie de “sociedad ideal”, en torno a un estrambótico culto pagano liderado por un misterioso profeta; y en estas que llega Thomas a la isla y los pone rectos a todos, claro.

Se esperaba con ganas la nueva peli de Gareth Evans tras sus dos vitamínicas entregas de The Raid, y más desde que sus primeros tráileres nos revelaron que el director se había pasado de las artes marciales al terror puro y duro (su episodio Safe Haven, de la antología V/H/S 2 es una pequeña joya de 20 minutos que ya dejaba entrever que el tipo conoce bien los resortes del género). El resultado final no defrauda, si bien tampoco te hace saltar el bombín. Evans parece haber olvidado la diferencia entre “mucho” y “demasiado”. Apostle, con su mezcla de espionaje rural, horror sanguinolento, misterios sobrenaturales, historia de amor secreto, pugnas por el poder, y personajes que buscan la redención, es quizás demasiado. Su guion acumula tanta matraca que descuida algunos detalles: Erisdane, por ejemplo, no transmite sensación de comunidad compacta más allá de sus tres cabecillas y de “la chica” de turno (El bosque de M. Night Shyamalan, por poner un ejemplo de contraste, sí que lo lograba). Algunos giros de la trama se dan demasiado por hechos y quedan mal explicados, desde las circunstancias en las que se forma la secta hasta la naturaleza y estatus de la “diosa” a la que veneran e incluso sus normas internas de funcionamiento.

 

SITGES 2018

"Lástima que la sorpresa de El bosque se viera más que el culo de la Lopez"

 

Pese a que se le notan las más de dos horas de duración y lo medio cocidas que están algunas de sus ideas, las vigas maestras de Apostle son lo bastante solidas como para que el resultado te deje buen cuerpo. La historia, los personajes, el trasfondo sobrenatural y las escenas de acción tienen la personalidad de un buen relato literario de Solomon Kane, y se aprecia la mano de un director más dispuesto a jugársela que a quedarse en su zona de confort. Gareth Evans atesora talento de sobras para abordar cualquier género que se proponga.

 

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INF VNV 4

 

KILLING (Tsukamoto Shinya, Japón, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Killing, ambientada durante el periodo Edo del Japón feudal, está protagonizada por Tsuzuki, un joven ronin (un samurai sin señor) que se ha instalado en un pequeño pueblo y se dedica a ayudar a los lugareños en sus labores, a cambio de comida y alojamiento. Cuando está a punto de largarse a seguir sus viajes aparece otro ronin, un tipo veterano y claramente curtido en el combate, y trata de reclutar al joven para que le acompañe a hacer la guerra, de modo que ambos encuentren por fin un señor feudal que les acoja y les saque de la miseria. Tsuzuki está muy a tope con el asunto, pero una cosa es entrenarse con la katana y otra muy distinta atreverse a utilizarla en aquello para lo que fue concebida. Killing es una reflexión sobre el acto de matar, sobre si existe algún tipo de legitimidad (la venganza, la defensa propia, la causa noble, el honor personal) que lo haga más fácil o si, por el contrario, es un concepto siempre abstracto y por lo tanto siempre aberrante.

 

SITGES 2018

"¿Seguro que no somos la peli de samurais de Takashi Miike de este año?"

 

En el centro de Killing hay un combate que se hace de rogar, pero que cuando finalmente llega, compensa. La cámara se mueve nerviosa y el montaje es frenético, muy alejado de los limpios planos comunes al chanbara clásico. En esa escena es cuando reconocemos al director de la loquísima odisea ciberpunk de Tetsuo. El resto de la cinta es un dar vueltas sobre el concepto de partida y una historia de amor poco esbozada que, si bien no aburren en absoluto (yo es que veo kimonos y katanas y ya salivo), tampoco van más allá del ejercicio de estilo para fans completistas. Pese a haber sido filmada con una cámara digital que busca el naturalismo absoluto, la fotografía resulta tan nítida que a ratos lleva la película justo al extremo contrario, a lo impostado (un par de travellings, rodados claramente desde un coche, tampoco ayudan). Viéndola en un pase de prensa a la una de la madrugada, con el Auditori fantasmagóricamente vacío, puedes llegar a entender los motivos por los que varios de los asistentes la van a destacar en sus reseñas como el peliculón que no es: Killing desprende aroma de obra elitista, que parece orgullosa de que sólo la disfruten cuatro gatos.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

SITGES 2018

 

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