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SITGES 2018 crónica 1: Danzad, danzad, malditos

Suspiria; Climax; Ghost Stories; What Keeps You Alive

CHEMA PAMUNDI

Empieza el baile en Sitges 2018, la edición quincuagésimo primera del mejor festival de cine de género jamás creado por seres humanos. Una edición 51 que, sinceramente, tiene un aspecto mucho más acorde con lo que debería haber sido el 50 aniversario del pasado año: una parrilla de películas a priori excelente (hace un año incluso me costó encontrar títulos con los que completar mi top ten), un elenco de invitados inapelable (Tilda Swinton, Nicolas Cage, Ed Harris, Pam Grier, Ron Perlman, Peter Weir, M. Night Shyamalan...), y una mayor profesionalización en el aspecto organizativo, donde empiezan a verse cosas de “festival normal” que muchos llevábamos lustros reclamando, como por ejemplo permitir que los acreditados decidamos con antelación todas las películas que queremos ver, en lugar de tener que ir cada día pescando entradas para las películas de la jornada siguiente (el portal web de reserva de pases es un horror bastante mejorable; pero bueno, habrá que tener paciencia). ¡Ey, y en la zona de prensa te dan café y galletitas de gratelo!

Esa mayor profesionalización que comentaba en el párrafo anterior conlleva, sin embargo, que la organización se haya puesto más dura que nunca con las acreditaciones, liquidando ya casi por completo a los blogs más pequeños y aumentando el control de las sesiones de prensa: sin entrar en muchos detalles, en cuanto te saltas alguno de los pases que tenías programados te pican la cresta a base de bien (salvo que tengas una excusa para no asistir mejor que la de Bruce Willis en El sexto sentido). Además, hoy nos han informado muy amablemente de que en la sala del Auditori van a haber “vigilantes con gafas intensificadoras de luz” (LOL; ¿qué será lo siguiente? ¿Francotiradores?) a fin de localizar y sacar tarjeta roja a cualquiera que utilice el móvil durante la proyección, aunque sea para mirar el WhatsApp. Bueno, es este puntito que siempre ha tenido Sitges, de tratar (en ciertos aspectos) a quienes llevamos una acreditación colgando del cuello como si fuéramos alumnos conflictivos de instituto.

 

SITGES 2018

Bienvenidos a Sitges 2018

 

Por lo demás, a los diez minutos de pisar el recinto del Melià ya te empiezan a pasar ese tipo de cosas estrafalarias que definen al festival de Sitges, y que no te imaginas en ningún otro sitio de estas características: vemos a Pam Grier llegando en coche al hotel y, a algunos metros de distancia, al subdirector del certamen Mike Hostench haciéndole de stalker desde detrás de una columna, cual Gollum acechando a la Compañía del Anillo. ¿Qué está pasando? Pues que la Grier ha dado instrucciones de que no salga a recibirla nadie, que viene muy cansada del viaje y no tiene el chirri para farolillos; así que Hostench está ahí escondidico, vigilando que la mujer no se tropiece con la alfombra roja o algo, y sobre todo que no le vea. Ya digo, only in Sitges.

En fin, al lío con las películas. Jornada inaugural potente, con dos de las cintas más esperadas de la temporada (Suspiria y Climax), y dos propuestas indie que han hecho saltar la banca en varios festivales de género (Ghost Stories y What Keeps You Alive). También nos han proyectado la nueva de Quentin Dupieux (Au Poste!) director del que me enamoré en 2011 con Rubber, pero que desde entonces ha ido facturando trabajos cada vez peores, hasta el punto de que ya ni me molesto en reseñárselos (bueno venga, sí, ahí va mi opinión exprés sobre Au Poste!: piececita de humor absurdo entretenida pero irrelevante; no os estáis perdiendo nada).

Lo dicho, al lío con mis cuatro de hoy:

 

SUSPIRIA (Luca Guadagnino, EUA-Italia, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Al ponerse a hablar de este remake del clasicazo de 1977 (posiblemente lo más cercano que estuvo alguna vez Dario Argento de dirigir una obra maestra), hay que empezar dejando claro que va a ser sin lugar a dudas una de las películas de terror más comentadas del año, y que por lo tanto HAY que verla. Sin excusas, ¿ok?. Bien, pues una vez administrada esta vacuna-disclaimer, ya puedo mojarme: Suspiria 2018 es, tal como me temía, una indigestión de cine de autor ultrapedante a la par que hueca (algunos planos son callejones sin salida esteticistas, en los que el director parece estar pensando “Yo pongo aquí esta mierdaza, que seguro que los espectadores le encontrarán un significado”), ridículamente sobreproducida, fea aposta e hinchada en lo argumental hasta unas esperpénticas dos horas y media de metraje. Esto último, en concreto, apenas se justifica por un criterio de relectura de la cinta original que, en sus ansias por homenajearla, la acaba menospreciando sin querer a base de intentar “mejorarla” con una serie de subtramas de trazo grueso que sólo le aportan peso muerto. Es Suspiria con 60 minutos de pegotes que debieron haberse quedado en el suelo de la sala de montaje.

 

SITGES 2018

"Que venga ahora el nenaza de Grey con sus 50 sombras si tiene huevos"

 

No provocan el menor impacto emocional sus reflexiones ideológico-morales con el trasfondo del nazismo o del terrorismo de guerra fría de la banda Baader-Meinhoff; no acaba de despegar su discurso “sororidad reaccionaria versus sororidad liberadora”; no cuela su pálpito de cuento lovecraftiano con cultos innombrables y rituales apocalípticos de por medio; y no funciona el toque hipster de encargar la música a Thom Yorke (vocalista de Radiohead) y parar de repente la acción para convertirla en un videoclip y que se le pueda oír cantar bien. ¿Es Suspiria un desastre absoluto? No, tampoco nos pasemos. Tiene momentos sueltos de estupendo cine-pastiche (aunque bastantes menos de los que debería), tiene alguna que otra idea sugerente (el tratamiento de la danza como un ritual atávico, salvaje y empoderador), tiene una muy buena fotografía, iluminación y montaje, y tiene un elenco de actrices fenomenales, sobre todo (oh sorpresa) una Dakota Johnson que por fin ha encontrado un papel ajustado a su habitual careto de lobotomía. Pero vamos, que a esto le sobra muchísima paja (incluidas las pajas mentales de Luca Guadagnino, el director) y le faltan espíritu gamberro, desparpajo y sobre todo filtros rojos.

 

Venusentencia: Congelada en carbonita

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CLIMAX (Gaspar Noé, Francia, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Para empezar, gran acierto del festival programando Climax justo después de Suspiria, dos obras con puntos de contacto evidentísimos (no sólo por el tema de la danza como caleidoscopio social, sino incluso por micro-homenajes como que, en la primera escena de Climax, se vea una cinta VHS de Suspiria). Si esta fuera la película de debut de Gaspar Noé, estaríamos hablando de un cineasta con un potencial espectacular y un ojo único. Pero no, se trata ya de su quinto largometraje, y teniendo en cuenta que ahonda en los mismos temas y tics estilísticos de los cuatro anteriores, es inevitable hablar de (cierta) decepción. La cosa se explica en tres líneas: los integrantes de una compañía de baile celebran una fiesta, alguien les echa LSD en la sangría y, poco a poco, la cosa va degenerando hasta irse por completo a la mierda. Noé lo intenta todo para que nos metamos en la acción de la forma más orgánica posible, pero claro, casi todos nosotros hemos estado drogados en una fiesta (sí, ¿no?), y ya sabemos lo que es y lo que se siente; por lo tanto, poner la cámara boca abajo y filmar el suelo durante 10 minutos mientras suenan Aphex Twin o Daft Punk a toda hostia (la banda sonora y la ausencia de smartphones son los principales recordatorios de que la acción tiene lugar a mediados de los 90) queda chulo y tal, pero como “colocón” es un mero sucedáneo.

 

SITGES 2018

"Como se nota que no me han visto en La momia"

 

Narrativamente, Climax se estructura en base a tres o cuatro números musicales híper-energéticos y una serie de larguísimos y complejos planos secuencia que van recogiendo-soltando-recogiendo personajes para darnos cuenta del caos que se desata paulatinamente. Hay en el ambiente una constante sensación de angustia y peligro (dos estados de ánimo que Gaspar Noé siempre ha sabido inocular a su audiencia), pero lo que no hay es un discurso demasiado elaborado (en serio, ¿de qué va Climax?), ni la suficiente argamasa dramática como para que la cosa dure 97 minutos sin cansar. Tampoco hay momentos extremadamente cafres: a lo largo de su filmografía, Noé se ha puesto el listón de la provocación muy alto, y parece que aquí ya ni siquiera intenta saltarlo. ¿Síntoma de madurez o de adocenamiento? Climax es una película con la que sólo puedes conectar a nivel visceral: habrá quien se sentirá concernido por lo que ocurre en pantalla y habrá a quien todo el embrollo le resulte tan alienígena como gratuito. Al final, es Noé de nuevo intentando follarse el lenguaje cinematográfico, aunque lo más rompedor que haga en este caso sea situar los créditos finales al principio de la película. A mí el tripi me ha subido sólo a medias.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

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GHOST STORIES (Jeremy Dyson y Andy Nyman, Reino Unido, 2017)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Un cazador de bulos paranormales recibe el encargo, de parte de un colega ya retirado, de investigar tres casos que él no pudo desentrañar cuando estaba en activo y que le atormentan desde entonces, pues le han llevado a poner en duda su escepticismo respecto a la existencia del más allá. Las películas-antología de terror son un subgénero clásico del fantástico, y por supuesto del Festival de Sitges. Las tres historietas fantasmales de Ghost Stories desprenden un aroma la mar de majo a tebeo de Creepy, con sus entornos icónicos (la casa con poltergeists, el monstruo en el bosque, el edificio abandonado donde tuvieron lugar sucesos horribles...), su concepción inaprensible del elemento fantástico evitando dar explicaciones para todo (de hecho, aquí hay bastantes cosas que no se explican) y sus momentos escalofriantes absolutamente “old school”, que dependen más de un buen emplazamiento de cámara que del lucimiento del equipo de CGI (ese inquietante matrimonio al que vemos brevemente, apenas dos segundos, en la cocina, de espaldas y mirando la pared...).

 

"Mantén en secreto que venimos del teatro o no nos verá nadie"

 

Ghost Stories supone el debut de la pareja de guionistas y directores Jeremy Dyson y Andy Nyman, que adaptan su propia obra de teatro, estrenada en 2010 y celebrada como una de las piezas de terror escénico más escagarrinantes de la última década (la representación incluía numerosos trucos sonoros y visuales estilo William Castle). En pantalla, la cosa se sostiene rematadamente bien durante una hora, y aunque patina un tanto al final, cuando los tres relatos se ligan de manera algo chapucera con la metatrama que hasta ese momento había servido simplemente como hilo conductor (sospecho que, en teatro, esto debía de funcionar mejor), la sensación general es satisfactoria. Es la película menos ambiciosa que he visto hoy. La única que no intentaba reinventar la pólvora. También la que más me ha gustado.

 

Venusentencia: Copas de yate

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WHAT KEEPS YOU ALIVE (Michael Pearce, Reino Unido, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Una pareja de mujeres se va a pasar un finde a una cabaña en el bosque para celebrar el primer aniversario de su relación (la manía de irse a pasar findes a cabañas en el puto bosque, de verdad, ¿es que los protas de las pelis de terror no ven pelis de terror?). Una escapada idílica... hasta que deja de serlo. Porque una de las dos protagonistas se revelará de pronto, inexplicablemente, como un monstruo psicópata, y la otra se verá obligada a salir de allí zumbando para que su corazón sea lo único que haya acabado roto al llegar el lunes.

 

SITGES 2018

"Imagina que somos la versión femenina de El talento de Mr. Ripley"

 

What Keeps You Alive es una de esas cintas que hemos visto mil veces pero que no podemos dejar de mirar, aunque sólo sea por el morbo de ir confirmando lo que ya sabemos que va a ocurrir; y aun así, es una película distinta. Es distinta porque, si bien sus protagonistas son lesbianas, la homosexualidad no es ni mucho menos el tema central de la trama. Podrían perfectamente ser una pareja heteronormativa y la cosa funcionaría igual de bien. Bueno, no del todo: el hecho de que sean dos mujeres añade una capa extra de sutileza al dibujo de personajes y a la resolución de las situaciones, al tiempo que lamina hábilmente todos los tópicazos habituales sobre sexo fuerte vs. sexo débil que plagan la mayoría de estas películas. Adrenalínica, tensa, cargada de mala hostia hasta el final y con un subtexto descorazonador sobre lo vulnerables que nos volvemos cuanto mejores intentamos ser, a este duelo brutal entre dos personajes antagónicos (la estupefacta víctima a la que su mundo perfecto se le ha roto en mil pedazos tras ser traicionada por la persona en la que más confiaba, y la depredadora absolutamente cínica, despiadada y manipuladora) le perdonas incluso alguna que otra inverosimilitud de guion bastante gruesa. Pero es que en el amor, todo vale.

 

Venusentencia: Copas de yate

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SITGES 2018

 

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