SWEET HOME entrevista a Rafa Martínez: Sweet Horror Home

"Como fan del cine de terror y del género he hecho un homenaje a todo lo que me gusta"

■ RAY ZETA

VERDI PARK, BARCELONA, 30/04/2015. Rafa Martínez es un tipo accesible pero serio. Cuesta arrancarle una sonrisa, aunque se nota que como es un apasionado del cine de terror, se va relajando a medida que hablamos de clásicos del género como La noche de Halloween y de directores como John Carpenter, uno de sus favoritos. Sweet Home es su primera película, pero aquí donde le ven, ha trabajado en distintas labores en una treintena de títulos españoles, algunos tan importantes como Rec 3: Génesis, El cuerpo o Musarañas, o sea que está en el oficio desde hace tiempo, además de los dos cortos que dirigió en 2009 y 2010 respectivamente:Zombies & Cigarettes y Halloween Before Christmas.

Antes de empezar la entrevista, nos explica off the record que Sweet Home estaba pensada para estrenarla en el Festival de Sitges, como él hubiera querido, ya que es un asistente asiduo desde hace más de diez años, pero que por razones de distribución no ha sido posible, y nos cuenta a modo de anécdota, que la peli que sale en televisión en una de las primeras escenas de la película es Cuento de Navidad, el mediometraje que Paco Plaza dirigió para la Colección de Historias para no dormir. Ya digo, un fan acérrimo del género hasta la médula.

-Sweet Home recuerda a otras películas de temática similar como Habitación sin salida, Los extraños, Secuestrados, Transgression o Tú eres el siguiente…¿Podría considerarse una prima hermana de estos títulos?

-Es que eso es un género en sí mismo, también hay cosas de Rec, muchas otras de Jaume (Balagueró), muchas cosas de Polanski… Es un batiburrillo de muchas cosas, que empieza de una manera y termina de otra. Como fan del cine de terror y del género en general, he hecho un homenaje a todo lo que me gusta.

-Un único espacio con apenas cuatro actores: ¿libre decisión o imposición por el presupuesto?

-No, ha sido así porque me gusta. Este tema me ha gustado siempre como espectador, y es lo que hemos intentado, que se note el respeto y el cariño que sentimos por este género.

-El punto de partida, con la pareja protagonista okupando un piso vació para tener una velada romántica, me ha recordado a La comunidad.

-Es que La comunidad es otro referente. Todas estas pelis son la pelis con las que yo he crecido. Con Álex (De la Iglesia), con Paco (Plaza), con Jaume (Balagueró)… Son mis referentes, aparte de los referentes internacionales, lo que te hace feliz es que haya referentes de tu propio país, además en el caso de Paco y Jaume, son amigos.

-El personaje que llega el último es un homenaje al terror ochentero, ¿no? Con su capucha, su máscara y su hacha, parece inspirado en el clásico psycho killer.

-Sí, pero desde el realismo. Si lleva una capucha es porque está lloviendo fuera y está justificado. Si se pone una máscara es porque lo necesita para su trabajo. Intentamos crear una especie de Michael Myers pero a la española. Nos inventamos como una especie de personaje mítico, muy profesional, muy metódico, que no tiene ninguna prisa… Icónicamente lleva una capa, una máscara… pero no es una máscara como la de Michael Myers, en realidad él sólo hace su trabajo.

-Sus movimientos arrastrando el hacha recuerdan también a Jack Nicholson en El resplandor...

-Bueno, también, igual que la peli de Paco Plaza que sale por televisión… Hay ciertos elementos icónicos del género que a todos los que nos gusta mucho nos sentimos muy identificados: el hacha, llevarla arrastrando, seguir los pies porque van caminando muy lentos… Son como marcas de la casa del género, por eso cuando haces un homenaje tan puro como es Sweet Home, intentas meterlos.

-Tres psycho killers icónicos de los 80: Jason Vorhees, Michael Myers y Leatherface.. ¿Con cuál te quedas?

-Con el Michael Myers de Carpenter, sin ninguna duda.

-He visto que lo citas en las dedicatorias de los créditos finales junto a Tony Scott y John McTiernan. Explícame esto.

-Coincidió así, tres de mis directores favoritos, y uno se tiró de un puente, el otro estaba en la cárcel, y Carpenter hace tiempo que no hace cine, por eso estaba un poco triste. Durante el proceso de hacer la peli, McTiernan salió de la cárcel, fue a causa de un escándalo que tuvo con unas escuchas a los productores deRollerball, mintió al FBI, y fue condenado a un año de cárcel.

-John Carpenter sí que ha hecho algo por eso. Un par de episodios de la serie Masters of Horror hará unos diez años, y The Ward para el cine hará unos cinco...

-Sí, pero de eso hace ya tiempo...

-¿Y qué hay acerca de la canción de Mocedades “Eres tú” que suena en una escena de la peli?

-Había otra opción que no voy a desvelar porque no pudimos, que estaba en la misma línea de estilo de música. A mí lo que más me gusta de ese momento es que es la música más inoportuna para lo que está sucediendo. La más inoportuna pero la más lógica, ya que se supone que es el disco que estaba escuchando un personaje. En la peli hay más momentos de estos en los que te ríes y no deberías reírte, este tipo de cosas que son muy de Sam Raimi, de hacer el gamberro como también le pasa a Carpenter… Jugar con el espectador desde lo macabro, desde lo tonto, desde el cartoon… A mí me gusta un montón, y en esa escena la música dice mucho de nuestro país, dice mucho de la atmósfera de la peli y dice mucho de cómo está el personaje en ese momento. Ese tipo de juego entre lo agridulce me gustaba mucho.

-Hay también muchos momentos sangrientos, pero no llega a ser una peli gore. ¿Has dosificado la sangre que sale para que la peli no llegue a las cotas de Braindead?

-En realidad estaba más o menos contado en el guión. Hay momentos de explosión de violencia, hay momentos en los que me gusta jugar con el espectador, como el momento en el que un personaje se está cosiendo. Se va a empezar a coser, y de repente ¡pum!, primerísimo primer plano de la herida, y luego de repente me alejo, y luego no sabes en qué momento va a volver… Jugar con la grima del espectador. Ahora que no te lo esperas te lo voy a poner, luego te lo quito, luego cuando menos te lo esperes te lo voy a volver a meter. Intentar jugar con eso, porque a mí el gore explícito tampoco me gusta mucho. Desde el realismo que necesitamos y desde la elegancia.

Por ejemplo cuando está machacando la cabeza con el nitrógeno, creo que se ve lo justo y necesario para que digas que es una cosa grimosa pero tampoco nos recreamos. Como esas imágenes se quedan en el cerebro no hace falta repetirlas más veces para que el espectador ya sienta lo que es la imagen. Buscar un equilibrio, luego hay momentos en que la violencia explota, y eso lo tienes que dejar fluir, porque el espectador también necesita explosiones de violencia para luego parar otra vez.

-Y la última, ¿se podría entender tu peli como una denuncia a los tristemente tan de moda desahucios?

-Sí, pero de todas maneras esto es un desalojo diferente, es un desalojo un poco más perverso. A mí lo que más me gusta de este tema, que tampoco entramos demasiado explícitamente, es que en realidad sin contar si es una empresa, si es un banco, si es una inmobiliaria o si es un empresario, no se sabe muy bien exactamente quién está detrás de esa llamada cuando llaman para pedir refuerzos. Lo que más me interesa es que en realidad están quitando de en medio a una generación que ya no es útil para la sociedad, que es la gente mayor, que vive en casas de renta antigua, y están perdiendo dinero.

Lo que quieren es quitarlos de en medio, en esos bloques hacer apartamentos más pequeños, y meter dentro a la generación que está empezando. Es un mecanismo tan perverso, que ya simplemente con contarlo con cuentagotas como está en la peli, creo que es suficientemente terrorífico. La peli tampoco va de eso, no reflexiona sobre el tema, pero hay ahí algo perverso que genera que se pueda pensar un poco en el terror urbano que hay.