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THE PELAYOS entrevista a Eduard Fernández: El día de “La Bestia”

"Andy Garcia y Al Pacino me llamaron y me preguntaron: ¿qué vas a hacer, Eduardo?"

RAY ZETA

HOTEL ACTA ATRIUM PALACE, BARCELONA, 26/04/2012. Ya tenía yo ganas de entrevistar a Eduard Fernández. Sin duda uno de los actores nacionales con más talento, capaz de interpretar cualquier personaje sin importarle que sea en un papel grande, pequeño, de una gran superproducción como Alatriste, o de un film de bajo presupuesto como Tres días. Un tío sano como los hay pocos, en definitiva, que en The Pelayos interpreta a un director de casino apodado “La Bestia” que se toma como una cuestión personal que la familia protagonista del film intente desbancarlo. Un papel corto con apenas tres escenas, que no obstante brinda los momentos más intensos de la película, pues como dijo alguien una vez, no hay papeles pequeños sino actores pequeños.

Aparece en el hotel de la convocatoria elegante con su americana, al lado de un Lluís Homar vestido con un look roquero que espanta, y me saluda para sorpresa de los presentes como si conociera. ¿La razón? Fácil: somos socios del mismo club deportivo y coincidimos en el gimnasio. Me pide amablemente si en vez de realizar la entrevista en la suite pactada podemos hacerla en la terraza al aire libre, así que salimos al exterior en un día radiante, y sentados cada uno en una tumbona, charlamos como si estuviéramos tomando el solecito en la piscina de nuestro club.

-En The Pelayos interpretas al director del casino que la familia Pelayo quiere desbancar, como los Ocean’s Eleven desbancaban a Andy Garcia y a Al Pacino. ¿Te has sentido un poco como ellos?

-No, me llamaron los dos y me dijeron: “¿Qué vas a hacer, Eduardo?” Y yo les dije: “Haré la mía” (risas). El personaje de la Bestia no tiene ni nombre, cosa que no está mal porque representa el poder. García Pelayo ha descubierto un sistema imposible, un sistema para desbancar legalmente un casino, lo que yo, mi personaje, no puede aguantar porque todo mi sistema y toda mi vida se mantienen en que esto no es posible, porque si esto fuera posible mi vida no tendría sentido. No puede ser que te ganen en un casino legalmente, de ahí el enfrentamiento personal. Lo tomo como algo personal porque me derrumban todo mi sistema de valores.

 

 

-Es un papel secundario pequeño. A la vista está que no se te caen los anillos por hacer papeles pequeños, ¿no?

-Sí, pero ya tengo ganas de hacer un prota, lo que en el cine español cada vez es más difícil porque cada vez se ruedan menos películas. Pienso que hacer de protagonista o de secundario son casi dos oficios muy diferentes. En el protagonista todo el mundo te tiene que servir a ti, puedes estar más neutro y tienes muchas oportunidades para corregir algo que no te haya gustado. En un secundario has de ser mucho más preciso y has de servir mucho a la historia y a la película. Creo que son dos oficios muy buenos y muy sanos de hacer, tanto para la vida como para el trabajo, aprender a estar a un lado y al otro.

-¿Cómo se consigue elegir tan bien los papeles secundarios en los que se participa? El año pasado estuviste en Biutiful, La piel que habito y Pa negre, los tres exitazos de la temporada. ¿Buen representante o uno que es bueno y por eso le llaman?

-No sé, dices que sí a algunos y a otros que no, a veces por el guión, a veces por los compañeros, porque tienes un hueco en la agenda… Lo que no sabéis vosotros es a todas las que he dicho que no. Pero sí que elijo, sí…

-Tus tres escenas en The Pelayos son los momentos más intensos del film: el interrogatorio al que sometes a Blanca Suárez, y tus dos cara a cara con Lluís Homar en los que salen chispas. A la altura del de Robert De Niro y Al Pacino en Heat

-Era uno de los motivos y de los motores de hacer de esta película, hacer el cara a cara con Lluís Homar, que nos admiramos y nos queremos mucho, y una de las bases del personaje. Tanto esas dos escenas con Lluís y la primera con Blanca, una escena que me da la sensación que giré un poquito del revés. No la hice tan de vacile, sino que puse al personaje más por abajo y lo hice un poco más babosillo.

-¿Eres futbolero?

-Calla, calla, que me dijeron que salí en un reportaje de TV3 en la alfombra roja del Festival de Málaga, y yo estaba con el pinganillo escuchando el Barça-Madrid (risas).

 

 

-Te lo pregunto porque al estar los penaltis ahora tan de moda, con los fallados por Messi, Cristiano, Kaka y Sergio Ramos en las respectivas semifinales de Champions League del Barça y del Madrid, me acuerdo cuando tú chutaste uno en El portero. ¿Te atreverías a chutar el penalti que clasificaria a tu equipo para la final de la Champions?

-Uy, me parece que no… Curiosamente en El portero tenía que chutar ese penalti en una de las escenas culmines de la película, y fuimos a Asturias porque necesitábamos (impostando la voz) “una nube en Asturias”. Bueno, pues no había nube en Asturias durante esa época. No había manera, fuimos muchos días a la playa y no había ninguna nube. De repente dijeron: “Hay una nube muy pequeña, Eduard. Chuta cuando te digamos ya, y MÉTELO”. Hostia, sentí realmente la responsabilidad de tirar un penalti y tenerlo que marcar. Tengo que decir por eso que hablé con Carmelo Gómez y le dije: “Carmelo por favor, tírate a la izquierda que yo lo tiraré a la derecha” (risas).

-¿Eres un actor que prepara sus personajes viendo interpretaciones similares de otros actores en otras películas?

-No miro mucho, soy de los que miran menos, creo… Miro otras pelis para otras cosas, quizás, pero no me gusta basar la interpretación en otra interpretación. Creo que poco a poco nos vamos alejando de la realidad. Como no soy muy popular puedo ir por la vida tranquilamente, y si hago un fontanero puedo ir a ver cómo trabaja un fontanero, cosa que hay gente más star que no puede hacer porque el fontanero estará actuando en función del famoso que está mirando. Yo no soy famoso, así que puedo copiar de la vida.

-¿Cómo se prepara uno entonces el papel de Diablo como hiciste en Fausto 5.0?

-Bueno, pensando cómo lo quieres hacer y desde dónde lo quieres enfrentar. Sí que pensé si podía hacer lo que hizo Robert De Niro en El corazón del ángel, un diablo al que se le puede reconocer fácilmente, un diablo culto, muy controlado y muy atractivo, pero yo opté por hacer a alguien muy de calle, que cuando la gente saliera de la película y viera un tío por la calle, dijera: “hostia, a ver si va a ser ese el diablo…”. Que fuera una persona a la que puedes encontrar tranquilamente por todas partes, alguien empático, con mucho morro, un personaje al que la opinión de fuera le importa muy poco. Fue un personaje muy divertido de hacer.

-Para muchos actores es un sueño interpretar a un detective de los del cine de negro clásico de toda la vida como tú hiciste en Hormigas en la boca. ¿Fue tu caso?

-Y tanto, es uno de los personajes buenos, como hacer de malo, que es uno de los retos y de las cosas bonitas de una película. Hay muchos papeles que me gustaría hacer, muchos. Hacer un tío con pistola que va pegando tiros también me apetece mucho. Hay muchos papeles para hacer.

-Ahora que hablas de malos, el personaje más de malo que te recuerdo es el de Tres días, que es un asesino de niños. ¿Pero por qué mataste sólo a uno? Total, si el mundo se iba a acabar de todas maneras no hubiera venido de aquí que mataras a alguno más…

-(Risas) Es una buena pregunta, pero sería para el director y para el guionista. ¡Yo también se lo pregunté!

 

 

-Y tú que estabas en Alatriste, ¿sabrías decirme de dónde sacó Viggo Mortensen esa manera de hablar tan rara para interpretarlo?

-No lo sé, fue elección suya, él tiene mucho acento argentino, así que supongo que se tenía que sacar el acento argentino y por eso colocó otro encima. Será algo así…

-¿Y cómo fue trabajar con Steven Soderbergh en Che: Guerrilla?

-Me llamaron y me preguntaron si quería hacer algo, que rodaba Soderbergh, así que dije que sí, claro. Me gustó mucho Soderbergh y ver cómo rodaba, había algo muy casero, como de aficionado con mucha presión. Era muy sencillo, a mí me puso en un sitio, me senté, empecé a tocar cosas, me dijo que le parecía bien, me preguntó qué me parecía a mí, le dije que bien y rodamos. Fue muy sencillo.

-¿No te cogió el gusanito de cruzar el charco para intentar hacer las Américas?

-Bueno, a mí me gusta hacer buenas películas, tendría que aprender a hablar inglés muy bien… Mi pasión es hacer buenas películas y buenas interpretaciones, también hacer teatro… Tengo muchas cosas que hacer aquí. Me gusta hacer buenas películas, dónde las haga o en qué idioma me es bastante igual, francamente.

-Así te ahorras el peaje de tener que hacer de narco latino, como todos los españoles que aterrizan allí: Javier Bardem en Collateral, Luis Tósar en Corrupción en Miami, y no hablemos ya de Jordi Mollà, que se ha encasillado en ese registro…

-Bueno sí, allí a los latinos los clasifican así. Dentro de todo esto, Javier (Bardem) es a quien mejor le ha ido y hace cosas más propias y personales, creo, pero es así, sí.

-Y ya la última, acabas de hacer Una pistola en cada mano con Cesc Gay…

-Yo no he rodado todavía, es una película por episodios y yo todavía no he rodado el mío, estamos buscando a ver cuándo.

-Luis Tosar, Eduardo Noriega, Javier Cámara, Jordi Mollà, Ricardo Darín, tú… y además con ese título de pistolas. ¿Estamos quizás ante una versión española de Los mercenarios?

-(Risas) Para nada, para nada, es una comedia pasada por Cesc Gay y no tiene naaaaada que ver.

 

 

Eduard Fernández, la "Bestia" de Venusville

 

THE PELAYOS. Estreno en Venusville: 27/04/2012

 

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