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LA FRÍA LUZ DEL DÍA crítica: De Madrid al camelo

   

De Madrid al camelo

Bruce Willis y Sigourney Weaver vienen a
Madrid solo a comer paella y beber sangría

Por Ray Zeta

 

<Será que tengo mal recuerdo de la mayoría de coproducciones que vi de pequeño en programas dobles de cines de barrio... Coproducciones hispano-americanas, coproducciones hispano-italianas, coproducciones hispano-mexicanas, o coproducciones hispano-lo que sea, la mayoría del oeste o de acción, que eran presentadas en grandes letras como si de un triunfo añadido se tratara, cuando en realidad eran simples españoladas realizadas con cuatro duros foráneos y lo peorcito de cada país, encubriendo las nacionalidades reales con pseudónimos americanos. Será por eso que aún hoy en día cuando oigo la palabra “coproducción” me echo a temblar por esperarme lo peor, aunque en ella salgan nombres como los de Bruce Willis o Sigourney Weaver.

   Y con esto no me refiero a producciones realizadas en otro país con un reparto internacional como podría ser el caso de Los otros o de Intruders. En absoluto. Me refiero a las que como El puente de San Luis Rey, La conjura del Escorial o Encontrarás dragones, son producciones con tantas zarpas metiendo mano, nacionalidades metidas, y acentos diferentes en el set, que acaban resultando unos pastiches en forma de galimatías de muy señor mío, como es el caso de La fría luz del día. ¿Alguien en su sano juicio cree que una peli de tiros rodada en Madrid con Bruce Willis y Sigourney Weaver como reclamo (aunque Willis salga sólo en tres escenas contadas), actores locales como Verónica Echegui haciendo de casual-girl y Oscar Jaenada con sus sempiternas pintas de patriarca Jorowitz, y dirigida por un realizador de nombre Mabrouk El Mechri, puede salir bien? No, por supuesto que no, y no lo digo por prejuicios sino como constatación.

 

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"Acabamos esta escena y nos vamos, que tenemos mesa en Moncho a las diez"

 

   Porque La fría luz del día es como los títulos mencionados un pastiche en forma de galimatías de muy señor mío, que a juzgar por la endeble solidez de su guión y la poca enjundia de sus escenas de acción, su única razón de ser parece haber sido la de haberle propiciado al equipo la oportunidad de tener vacaciones estivales pagadas en España. Es la única razón que se me ocurre por la que Bruce Willis haya aceptado viajar hasta Alicante y la Costa Blanca a rodar las dos escenas justas que abren el film. Únicas escenas en las que sale interpretando a un presunto padre de familia propietario de un velero, tan sosas como innecesarias, por mucho que acapare plano en el póster y en los títulos de crédito. Suficiente para darse un bañito en la playa alicantina, zamparse una paella remojada con sangría, retirarse al hotel a echar la siesta, y conocer la noche benidormense antes de volver a Los Angeles a primera hora del día siguiente.

 

  "La única razón de ser de la película parece haber sido la de haberle propiciado al equipo la oportunidad de tener vacaciones estivales pagadas en España"  

 

   A partir de aquí la acción se traslada a Madrid transformándose la película en un típico thriller de hombre a la fuga, con Henry Cavill ejerciendo de protagonista absoluto. El hombre corriente de la calle, se supone, que sin comerlo ni beberlo como Cary Grant en Con la muerte en los talones (disculpen el sacrilegio de compararlas) se encuentra en un fregado internacional de proporciones épicas, vital para las relaciones diplomáticas entre el gobierno de los Estados Unidos y los países de Oriente Medio. Un hombre corriente pero, que al haber sido pillado el actor entre los rodajes de Immortals y el reboot de Superman, luce unos músculos que son cualquier cosa menos corrientes.

 

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"Y eso que aún no me habéis visto marcando paquete con los calzones por fuera"

 

   Henry Cavill es perseguido por no se sabe qué y por no se sabe quién, así que no sabemos por qué le persiguen ni quién le persigue, pero eso no es lo peor, lo peor es que saber quién le persigue y por qué le persiguen nos la trae al pairo. La CIA, terroristas israelíes y la policía española, liderados por una Sigourney Weaver que es la única que aguanta el tipo con presencia y prestancia entre tanto despropósito (una Sigourney Weaver que la primera vez que sale lleva la etiqueta de mala pegada en la frente, y la segunda ya te lo dicen directamente), por una maleta que en ningún momento nos dicen qué contiene (en otras pelis como Pulp Fiction, no saber qué contiene el maletín que buscan sus protagonistas puede tener sentido, pero créanme, aquí no lo tiene), con unos tiroteos y unas persecuciones automovilísticas integradas por la cara, que parecen haber sido rodadas con unos figurantes que no son ni actores (el tiroteo del parking es tan irrisorio que me recordó los de los terroristas de Cuando llega la noche).

   A todo esto, Cavill se patea todo Madrid con su camisetita de la discoteca Fabrik, se traslada en transporte público para que Ana Botella y el ayuntamiento estén contentos, y como buen guiri se pasea por el centro y se va de tapas por la Plaza Mayor con Verónica Echegui y Oscar Jaenada de guías locales. Unos Verónica Echegui y Oscar Jaenada que parecen haber sido pillados sin necesidad de casting sin siquiera conocer el guión (es lo que tiene actuar como secundario local en coproducciones de esta talla). Ella, como chica-Bourne circunstancial (la que ayuda al espía guiri en apuros a moverse por la ciudad), y él, como propietario de la citada discoteca Fabrik, con unas ridículas pintas de narco latino por las que debería colgar a su estilista, mientras Bruce Willis desde Hollywood pide una segunda parte, esta vez ambientada en la Costa Brava y Barcelona, para seguir disfrutando del sol de España./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     
     
 

Recomendada por Kuato a: está claro. El Patronato de Turismo de la Costa Blanca, de Madrid, y por extensión de todas los comarcas autonómicas españolas.

     
  No recomendada por Kuato a: fans de Bruce Willis. Será mejor que se esperen a Los mercenarios 2. También saldrá igual de poco, pero seguro que será una aparición mucho más cachonda.
     
 

Ego-Tour de luxe por: Sigourney Weaver, que entre los rodajes de Luces rojas y ésta, seguro que vive de alquiler a medio camino de Madrid y Barcelona. En Zaragoza, por ejemplo.

     
 

Atmósfera turbínea por: la dirección de Mabrouk El Mechri. Con las buenas maneras en originalidad y sano cachondeo que apuntó en JCVD...

 

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    El azotador de nalgas<br />Mira que es mala la peli. Además, sólo con la presencia de Jaenada uno sabe que está a punto de ver un churro de la hostia. Está más ridículo que en La sombra prohibida, que ya es decir...

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