LOBOS DE ARGA entrevista a Juan Martínez Moreno: Lobón y los arganautas

**"Aullidos me parece una peli acojonante, yo la sigo viendo y me sigo cagando de miedo"**

■ RAY ZETA

FESTIVAL DE SITGES, 07/10/2011. Cuando conocí a Juan Martínez Moreno el año 2003 con motivo de la presentación de Dos tipos duros, no tenía ni idea de que fuera un doctor honoris causa en el género fantástico, pero así es. Sentado ahora delante de mí, gordo, barbudo, en pantalón corto, con su camisetita de "El cordero degollado" ("The Slaughtered Lamb", el pub de Un hombre lobo americano en Londres) y hablando de todas las películas de hombres lobo desde El hombre lobo de 1941 hasta la versión de hace un par de años, se revela ante mis ojos como un fricazo de tomo y lomo, que nada tiene que envidiar a los grandes tótems internacionales del tema como Harry Knowles, Peter Jackson, Guillermo Del Toro y Kevin Smith, o a los nacionales Alex de la Iglesia y Santiago Segura. Y encima es un tío la mar de campechano y simpaticote que habla de su película en un festival internacional, igual que si lo haría en el bar de su barrio tomándose unas cañas. Y eso me gusta.

-Qué pena que Paul Naschy ya no esté entre nosotros, ¿no?

-Paul Naschy era un visionario… Si se hace una película de hombres lobo en España, el referente es Paul Naschy. Para serte sincero no he sido un fan megafiel de seguir todas sus películas, pero sí que veo por ejemploLa noche de Valpurgis con él de prota, y me parece una obra maestra que sigue funcionando. Fue el primer tío que hizo películas de hombres lobo en este país y que se lo tomó en serio ya a principios de los 60… Es una referencia brutal. Algunas han envejecido mejor que otras, pero las que han envejecido siguen teniendo su encanto si sabes situarlas en su contexto.

-¿Le hubieras dado el papel de Manuel Manquiña de seguir vivo?

-Puede ser, lo que pasa es que es una putada decirlo porque Manquiña está genial, y no voy a decirle a Manquiña: “No macho, lo hace el Paul Naschy” (risas), pero sí claro, hubiera molado mucho como ya hizo José Luis Alemán en La herencia Valdemar, pero es que claro, Manquiña es Manquiña, es la bomba, es un maestro… Como persona es un tío entrañable y es el puto Spencer Tracy, es un actor como la copa de un pino y estoy deseando escribirle un papel dramático.

-¿Consideras Lobos de Arga más comedia que película fantástica, entonces?

-Bueno, nosotros no nos reímos del cine de terror, ni muchísimo menos. Yo soy muy fan del cine de terror y me he pasado los mejores momentos en salas de cine viendo cine de terror. Mi intención no era reírme del cine de terror, sino hacer una comedia mezclada con un género de acción y de terror. La comedia viene de la reacción de los personajes a lo que les está ocurriendo, pero lo que les está ocurriendo es muy serio y muy terrorífico.

-Háblame ahora de los hombres lobo. Su maquillaje recuerda las pelis licántropas de los 80. ¿Homenaje o falta de pasta?

-(Risas) El diseño de los hombres lobo es algo que hicimos entre Arturo Balceiro y yo. Arturo Balceiro es el diseñador de las criaturas y es un tío acojonante. Estaba en el equipo que ganó un Oscar por El laberinto del fauno, estaba en el equipo que ganó un Oscar por El hombre lobo con Benicio Del Toro, ha hecho dos pelis de Harry Potter… Es un genio, el tío. Yo le conté un poco lo que quería y él a partir de allí fue creando cosas. Nuestra mayor referencia fue efectivamente el cine de los años 80 como Aullidos.

-¿También Un hombre lobo americano en Londres?

-Sí claro, en las criaturas no, pero en las transformaciones hay mucho de la película de Landis. Yo creo que no se ha vuelto a mejorar, la transformación que hizo Rick Baker me parece magistral, lo que hizo en el año 81 aún no se ha mejorado, ni con muchos efectos digitales, ni leches, ni pollas. Esa fue la razón por la que todos los efectos de nuestra película son físicos. Todos los hombres lobo que vemos en la película están rodados, están ahí. Para mí era muy importante que eso fuera creíble porque yo tengo un problema, cuando veo, con todos mis respetos, películas como Underworld o Crepúsculo, esas transformaciones no me las creo y me sacan de la historia. Para mí era muy importante que esas criaturas parecieran que estaban ahí físicamente, y creo que lo hemos conseguido.

-O sea, que podemos decir que Crepúsculo no ha sido una de tus referencias precisamente…

-(Risas) Sí, es que yo no soy un teenager, y por eso enamorarme de un hombre lobo no lo veo muy claro (risas). Pero bueno, son películas que las respeto enormemente y evidentemente tienen su público, pero es otro género, es un género más romántico que fantástico… Están hechas de puta madre y me parece muy bien que se hagan, pero lo mío no es.

-En algún momento me ha recordado también Teen Wolf (De pelo en pecho), la de Michael J. Fox…

-La recuerdo, pero me gustó más la original por eso, la de Michael Landon, Yo fui un hombre lobo adolescente… Bueno, porque sigue la línea ochentera y nuestra película tiene mucho de eso, como Aullidos. Aullidos me parece una película acojonante y creo además que es una película que no ha envejecido nada, yo la sigo viendo y me sigo cagando de miedo, y eso me parece acojonante, que se haya hecho hace 25 o 30 años y que siga manteniéndose tan bien, me parece un logro.

-Te saltas por eso las constantes de la mitología licántropa, ¿no? Aquí no se necesitan balas de plata, aquí a los hombres lobos les pegan tiros a mansalva.

-Sí, digamos que me he tomado unas pocas libertades (risas). Básicamente, si necesitaran balas de plata para cargárselos, no habría forma de conseguirla. Así y todo es una constante del género de los hombres lobo que me gusta mucho… El primer hombre lobo en la película de Claude Rains y Lon Chaney Jr. y tal… Es una mitología que me parece que está muy bien y funciona muy bien, pero para contar esa historia en el siglo XXI había que actualizarla un poquito, y lo de las balas de plata era un problema, pero creo que es la única libertad que me he tomado.

-Te felicito por la escena de las amputaciones de los dedos, no recuerdo haber visto reír tanto en un cine desde el humor negro de los Monty Python…

-Eso fue una gilipollez (risas), una cosa que me surgió escribiendo el guión y me pareció que estaba bien. “Tiene que devorar a un Mariño varón para que se acabe la maldición”… Bueno, ¿pero se lo tiene que comer entero o con un trozo vale? Y de ahí surgió la idea de lo de los dedos.

-¿Y los dibujos que ilustran el prólogo? ¿Eso es de un cómic?

-Te cuento: en la película ya estaba pactado desde el principio que Ediciones Glenat iba a sacar un cómic de la peli. Esa escena del principio la íbamos a rodar con actores reales, y yo quería darle un punto distinto visualmente, jugar un poco como el arranque del Drácula de Bram Stoker de Coppola, pero no teníamos dinero para hacer eso, y como yo soy muy fan de los cómics Creepy y de los cómics de terror, se me ocurrió y me dije, “¡coño”, ¿y si jugamos con el mundo del cómic?”. Entonces contacté con los que iban a hacer el cómic, Félix Sabater y Rubén del Rincón, les conté la idea y les pareció muy bien. Ellos se encargaron de hacer las viñetas, y luego en post-producción le dimos una patina de páginas antiguas y un poco de 3D, pero básicamente el diseño es de ellos basado en lo que yo les pedí.

-Y la última, ¿seguirás dirigiendo cine fantástico?

-Ahora mismo la verdad es que no tengo ni idea. Tengo un par de guiones por ahí, uno es una mezcla de géneros, una especie de comedia en plan “Azcona encuentra a Capra”, pero no estoy seguro de cuál va a ser mi siguiente paso. No me importaría nada que fuera fantástico, pero no tengo una historia. Si encuentro una historia que me guste, desde luego no me importaría repetir.

Ya lo oís, guionistas de cine fantástico del mundo, a enviarle historias se ha dicho que a este director hay que amarrarlo en el género como sea.