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SITGES 2021 crónica 1: Viajes a ninguna parte

Mona Lisa and the Blood Moon; Hunter Hunter; Censor; Titane

CHEMA PAMUNDI

¡Hola, Sitges 2021! Arranca una vez más el evento otoñal más chulo de la galaxia conocida. Resulta gracioso (bueno, es una manera de hablar) que a Sitges 2020 lo bautizásemos entre todos como la “edición pandémica”, convencidos de que estábamos viviendo algo único e irrepetible, de lo que nos reiríamos a carcajada limpia un año más tarde. Bueno, pues aquí estamos ese año más tarde, y resulta que con lo que nos hemos encontrado es con la “edición pandémica 2.0.”. O sea, que quienes dijimos en su momento que el asunto del Covid-19 era como una película de terror, nos equivocamos: es como una serie.

El festival, de hecho, parece tener ya bastante asumido que esta nueva realidad va para largo: la sala de prensa simplemente ha dejado de existir; los invitados internacionales de nivel premium son poquísimos (así a bote pronto solo me vienen a la mente Neil Blomkampt y Noomi Rapace); las sesiones Midnight X-treme se adelantan de la 1 de la madrugada a las 11 de la noche, y después de eso ya todo el mundo a mimir; en general, la parrilla de pases se ha embutido en una horquilla de horas más limitada, con menos tiempo de descanso entre sesiones (o sea, se acabó el relax, vuelven las carreras y el alimentarse a base de bocatas y paquetes de galletas mientras haces cola en el Auditori). Cabe preguntarse cuántos de estos cambios desaparecerán a medida que la situación sanitaria siga mejorando, y cuántos se convertirán en permanentes, porque cuesta creer que algún día volvamos a vivir exactamente en el mismo mundo en el que vivíamos antes de que nos confinaran.

 

Sitges 2021: Empieza el juego

 

Aparte de eso y por lo que se cuenta, Sitges 2021 se ha visto particularmente afectado por el pirateo de internet. No menos de una veintena de los títulos más potentes que se van a proyectar aquí pueden verse ya descargados cómodamente en casa. Eso, por suerte, no ha impedido que la gente se haya abalanzado a comprar entradas en cuanto han estado disponibles: en solo una semana de venta online se han facturado tantos tickets como en todo el festival del año pasado. La peña tiene ganas de ver cine fantástico en el mejor marco posible. De reunirse en una sala a oscuras, frente a una pantalla enorme, para pasar un par de horas divirtiéndose de lo lindo a base de asustarse. Es la mejor noticia posible para un certamen cuya buena salud sigue siendo un pequeño milagro.

Y nada, lo de siempre: que a lo largo de esta serie de crónicas, que empiezan aquí y ahora, voy a tratar de contaros todo lo que ocurra y todo lo que se vea en Sitges 2021. Bueno… todo no, porque se van a proyectar 274 películas y yo solo voy a ver unas 50 (de las que reseñaré en detalle alrededor de una treintena). Se hace lo que se puede…

Pues venga, vamos con las primeras cuatro:

 

MONA LISA AND THE BLOOD MOON (Ana Lily Amirpour, Francia, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

No estoy demasiado de acuerdo con esos análisis que afirman que, con Mona Lisa and the Blood Moon, la directora Ana Lily Amirpour “ha encontrado por fin su estilo”. Justamente, si algo tienen todas sus obras es una personalidad marcadísima, dominada por un personaje central cortado siempre por el mismo patrón: una mujer joven, que es mucho menos vulnerable de lo que aparenta y que no solo está completamente desubicada en el mundo patriarcal donde le ha tocado manejarse, sino que no le interesa un pimiento encajar en él. Otra cosa será que los guiones que la propia Amirpour escribe le salgan más o menos redondos. El de Mona Lisa and the Blood Moon mejora bastante el guirigay tontaina que era Amor carnal, aunque sigue sin alcanzar el carisma imperfecto pero arrebatador de Una chica vuelve a casa sola de noche.

Como en esa película sobre la vampira iraní, la prota de Mona Lisa and the Blood Moon recorre las calles nocturnas de una ciudad, en este caso Nueva Orleans, aunque aquí no está buscando algo sino más bien huyendo de algo. La muchacha, de nombre Mona Lee (interpretada por Jeon Jong-seo, que se come la pantalla), tiene superpoderes de control mental y se ha fugado del psiquiátrico de máxima seguridad en el que llevaba 10 años recluida. No se nos dan muchas más explicaciones acerca de quién es Mona Lee, de dónde viene ni a dónde pretende ir (algo que parece no tener claro ni ella misma), y tampoco hace puñetera falta: Ana Lily Amirpour, muy dada a utilizar elementos de la cultura pop de maneras nuevas y extrañas, se vale en este caso de una premisa que podría ser el germen de un tebeo de superhéroes indie, para explicar lo que a ella le interesa.

 

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Y lo que le interesa es hacer coincidir a Mona Lee con una galería de criaturas pintorescas, como el tozudo aunque bonachón policía que va tras ella (Craig Robinson), un traficante de drogas con corazón de oro (Ed Skrein), una stripper (Kate Hudson) que la acoge en su casa tras ver en ella la ocasión de forrarse, o el hijo de esta (Evan Whitten), un niño con el que establecerá una profunda conexión; y hay que reconocer que todo el elenco de actores sabe sacar petróleo a unos personajes de lo más esquemáticos.

La otra cosa que le interesa a la directora es mostrarnos la ciudad como un lugar de fantasía dominado por colores vivos, luces fosforescentes, una luna roja enorme, música dubstep… y ése es el problema, que la apuesta por la ligereza y el tono de cuento acaban derivando en cierta falta de sustancia, en cierta sensación de “pero qué nos estás contando, Ana Lily”. Mona Lisa and the Blood Moon es una película sin demasiado rumbo, aunque es entretenido verla vagar de un lado para otro y su final deja con ganas de una secuela en la que seguir conociendo las andanzas de Mona Lee. Supongo que eso es buena señal.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

 

HUNTER HUNTER (Shawen Linden, EUA, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

La familia Mersault, compuesta por padre, madre y una hija adolescente, vive precariamente de la caza en una cabaña en lo profundo del bosque, en algún punto tan indeterminado como remoto del norte del continente americano. Los Mersault ponen trampas para capturar animales, malvenden las pieles a un almacén cercano y, básicamente, pasan hambre. El padre, Joe, no quiere dar su brazo a torcer y renunciar al único modo de vida que conoce, por miserable que sea, pero su mujer Anne empieza a estar hasta las narices de la situación y sueña con largarse de allí, poder escolarizar a la niña y no volver a ver árboles ni en un pesebre. En estas, aparece un lobo errante de aspecto bastante aterrador, que empieza a acecharles y a robarles la poca caza que hay por la zona. Pero eso, lejos de suponer el epicentro de la trama de Hunter Hunter, es apenas la primera de una serie de desgracias que irán conduciendo a los Mersault hacia una situación cada vez más negra.

 

"Menos mal que me vi el episodio del lobo de El hombre y la tierra"

 

No he acabado de pillar qué pretendía explicar el director Shawn Linden en Hunter Hunter. ¿Es una fábula moral sobre alguien que va de cabeza al desastre, por empecinarse en tomar malas decisiones? ¿Una reflexión sobre cómo el alejarnos de la civilización no nos acerca a la naturaleza, sino que solo nos convierte en bestias depravadas? Yo qué sé. Lo que sí sé es que es bastante aburrida y que cambia de dirección una y otra vez, antes de poder desarrollar nada de lo que apunta: empieza como un drama familiar y a partir de ahí muta a survival movie, luego a terror sobrenatural, luego a slasher enfermizo y finalmente desemboca en unos cinco últimos minutos de torture porn tan absolutamente idos de la olla, que incluso resultan cómicos en medio de una cinta que, desde luego, no pretende hacerte reír.

Posiblemente ese final de salvajada loca fue la idea de partida (la única idea, de hecho) que se le ocurrió al director, y le pareció una cosa la mar de rompedora y catártica, que elevaba el tono general de la obra. La realidad es que no solo no tiene nada de especial sino que, narrativamente, se nota forzado con embudo a través de los 85 minutos de película anteriores, hasta el punto de hacerlos parecer un mero prólogo para cumplir con el formato de largometraje. Todo está rodado muy correctamente pero con una frialdad que no logra generar apenas tensión, al distanciar al espectador de todos los personajes. Hunter Hunter no es una mala película, pero tampoco es buena, y dudo que nadie la echase en falta si no existiera.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

 

CENSOR (Prano Bailey-Bond, EUA, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Una de las gracias principales de Censor es que contextualice un episodio histórico tan olvidado, pero a la vez tan fundamental para entender el cine de terror moderno, como el de los “vídeo nasties”: en los años 80, una histeria moralista recorrió el Reino Unido bajo el mandato de Margareth Thatcher, llevando a prohibir o mutilar numerosas películas gore de serie B creadas directamente para el mercado de vídeos de alquiler. La protagonista de Censor, Enid (Niamh Algar), trabaja justamente como censora cinematográfica, visionando una tras otra cintas llenas de muertes, mutilaciones y todo tipo de burradas, y decidiendo bolígrafo y bloc de notas en mano cuáles de ellas pasan el corte, a cuáles hay que eliminarles escenas y cuáles deben ser directamente prohibidas. Bajo su aspecto gélido y analítico, Enid arrastra una terrible culpa por la desaparición de su hermana cuando ambas eran niñas, una culpa que se verá centuplicada cuando la prensa informe de que un chiflado le ha arrancado la cara a su mujer y se la ha comido, imitando cierta escena de una película que Enid decidió no censurar.

 

"Voy a censurar el cruce de piernas de Sharon Stone y se van a cagar"

 

Censor desarrolla un terror psicológico que va evolucionando poco a poco hacia lo paranoico-onírico y que parece un cóctel con ingredientes de Berberian Sound Studio, Videodrome, Saint Maud y La escalera de Jacob. Empieza estupendamente bien, y aunque en su segunda mitad pierda un tanto el foco y a ratos se quede a poca distancia del ridículo, al final logra volver a encarrilarse y en conjunto resulta inquietante, arriesgada e innovadora. Vale la pena destacar su creativo uso de la fotografía, la iluminación, el montaje e incluso los formatos de pantalla, al principio para diferenciar el mundo real del imaginario y a partir de ahí para irlos mezclando cada vez más.

Quien espere un mero retroclón del cine de terror ochentero va a quedar decepcionado, pero quien esté dispuesto a dejarse sorprender descubrirá algo mucho menos trillado y más sugerente que la enésima bacanal gore. La historia que propone Censor es muy simple en realidad, pero el original modo en que está explicada, así como el juego de pistas que despliega para que trates de adivinar cómo va a resolverse (y la primera de dichas pistas es ya el propio título de la película), son lo que marca la diferencia. Pocos espectadores, creo, se mostrarán indiferentes ante una propuesta cuya radicalidad se presta mucho mejor a ser adorada o aborrecida sin paliativos. Yo ando bastante más cerca de lo primero.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

 

TITANE (Julia Ducournau, Francia, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Alexia es una niña “complicada”, a la que le tienen que injertar una placa de titanio en el cráneo tras haber provocado un grave accidente en el coche de su padre, a quien por algún motivo tiene pinta de odiar bastante. Años más tarde, Alexia se ha convertido en una especie de andrógina bailarina de strip-tease en convenciones automovilísticas. Sigue siendo tan complicada como antes: no sabe relacionarse con la gente más allá de matar de las maneras más salvajes a cualquiera que la importune lo más mínimo, odia aún con mayor intensidad que antes a su padre, y su obsesión por los coches se ha convertido en pura mecanofilia. Se los folla. Llevada por unas circunstancias que la superan constantemente, Alexia inicia un viaje vital en el que asesinará a varias personas, pegará fuego a su casa, aprovechará su aspecto andrógino para hacerse pasar por el hijo desaparecido de un bombero… y ni siquiera he contado nada de cuando se queda embarazada del automóvil con el que ha practicado sexo y sus pezones empiezan a supurar aceite de motor.

Cuesta su buena media hora entrar en el juego que propone Titane. Principalmente, porque su protagonista es un personaje tan antipático que despierta poco interés y ninguna empatía, y porque durante ese primer tramo parece que estemos asistiendo a una reformulación de Crudo (la anterior película de Julia Ducournau) rebuscada y mediocre. Sin embargo, tener paciencia con Titane acaba arrojando dividendos si uno dispone de tragaderas amplias, porque la cinta va ganando tracción a medida que se aparta de su planteamiento inicial más estándar para abrazar un body horror loquísimo, a medio camino entre La semilla del diablo y Tetsuo, y un tono de drama surrealista que hubieran firmado sin problemas David Cronenberg o David Lynch. Cuanto más enfermiza y abstracta es Titane, mejor se vuelve.

 

"Mi fantasía sexual siempre ha sido follarme a Rayo McQueen"

 

Titane es una ida de olla extremísima, que no apela a lo racional sino a lo visceral (inútil intentar encontrarle el sentido a todo lo que nos cuenta), con momentos que generan un rechazo casi físico pero que no puedes dejar de mirar, un posicionamiento beligerante sobre la fluidez de las identidades de género y una celebración de la mutación (psicológica y corporal) como clave vital para aceptarse a uno mismo. Pese a sus pasajes de ritmo irregular y dubitativo, Titane es una obra valiente e inclasificable. Qué alegría que aún se hagan películas de las que puedes decir “Hay que verla para creerla”.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

SITGES 2021

 

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