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SITGES 2021 crónica 5: Crisis de fe

Halloween Kills; The Power; Eight for Silver; Violation

CHEMA PAMUNDI

Hoy, durante la presentación de una sesión de la sala Tramuntana, nos han explicado que el festival se está esforzando por recuperar la cuota de cine asiático, que anda un poco pocha. Es cierto que, en algunas ediciones pasadas, daba la sensación de que la mitad de lo que veías era japonés, chino o coreano, mientras que ahora las películas asiáticas parecen un mero salpimentado aquí y allá. La culpa ha sido del lockdown forzado por la pandemia, que en 2020 paralizó casi por completo la producción cinematográfica en dichos países. Eso, no obstante, se ha compensado aumentando la cuota de cinematografías emergentes o poco conocidas hasta ahora en el género fantástico, incluso en lugares tan especializados como Sitges. Diría que estamos viendo muchos más títulos nórdicos, polacos, rusos… En realidad, se sigue rodando en el mundo tanto cine de terror, fantasía y ciencia-ficción, que Sitges podría durar una semana más y no tendría problemas para llenar su parrilla.

Eso sí, toda esa cantidad ingente de cine fantástico que se produce son en su mayoría obras de bajísimo presupuesto, lo que siempre comentamos de un único decorado, dos o tres personajes y arreando, que en muchos casos dejan cierta sensación de "cortometrajes alargados” (esta expresión creo que la repito cada año en alguna que otra reseña). En cambio, lo que cada vez se puede contar con menos dedos de la mano son los títulos de presupuesto medio y los blockbusters. En el caso de los primeros, las plataformas digitales como Netflix han visto que ahí había un nicho que cubrir y han venido un poco al rescate; en el caso de los segundos, casi todo el pastel se lo están comiendo las franquicias (Marvel, DC, Star Wars, ahora Dune…).

La paradoja del asunto es que posiblemente nunca el fantástico había gozado de tan buena salud como ahora, pero, al mismo tiempo, nunca como ahora habíamos echado tanto de menos la explosión de creatividad y el nacimiento de subgéneros nuevos que se vivió en las décadas de los 70 y los 80, a las que por cierto se sigue saqueando de mala manera a nivel estético y argumental. La última gran revolución fue, quizás, la explosión del found footage a principios de los 2000 (que justamente en esta edición de Sitges se ha analizado en un interesantísimo documental, The Found Footage Phenomenon), pero llevamos ya como un lustro viviendo de rentas, agarrados al clavo ardiendo de dos o tres directores renovadores como Ari Aster o Jordan Peele, y tratando de dar fuste a una etiqueta como “high concept horror” que, la verdad, suena un poco a martingala. Hay que espabilar un poco.

Mis cuatro títulos de hoy:

 

HALLOWEEN KILLS (David Gordon Green, EUA, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Si Michael Myers sigue estando considerado el mejor psychokiller moderno es, entre otras cosas, porque es un lienzo en blanco. No le domina ningún rasgo de personalidad, ninguna justificación de trasfondo. Es, simplemente, la encarnación del mal absoluto (así lo definía el Dr. Loomis en la cinta original de John Carpenter). Por eso Rob Zombie se equivocó tanto al tratar de reinventarlo añadiéndole traumas de infancia que racionalizasen su comportamiento, y por eso esta nueva trilogía de pelis, de la que Halloween Kills es la segunda parte, ha acertado al darle al botón de “reset” y devolver el personaje a sus “ajustes de fábrica”. Michael Myers no te sirve para armar un discurso serio sobre ningún tema, pero es perfecto para protagonizar películas divertidas y brutales de asesinatos en serie; y Halloween Kills es justo eso.

 

"La frase de Los inmortales 'Sólo puede quedar uno' la inventé yo"

 

Solo se me ocurre sacarle un par de defectos. El primero es que no pueda verse como obra independiente de la saga (empieza donde acababa la anterior, y termina con un cliffhanger que se resolverá cuando estrenen la tercera parte, Halloween Ends). El segundo es que su narrativa inicial sea algo plana, dedicando demasiado metraje a una serie de muertes de gente random, antes de entrar de verdad en el meollo de la trama. Pero si nos olvidamos de esos dos lunares menores, el resto es un astuto ejercicio de ampliación de la mitología de Michael Myers, tratando de construir un relato más complejo que la habitual sucesión de asesinatos y huidas, pero a la vez reutilizando todos los elementos icónicos de sus primeras películas. Aquí salen desde los supervivientes del Halloween original, 40 años más viejos, hasta las máscaras que llevaban los niños de Halloween III: El día de la bruja o la casa de la familia Myers, que aquí se trata como una especie de “zona cero” del horror.

Hay también ecos de clásicos del cine de terror como Drácula, Frankenstein o el El Hombre Lobo (de los que Myers no deja de ser una versión actualizada), en el modo en que los vecinos de Haddonfield se organizan para dar caza al monstruo. Lo que extraña es que no lo hubieran hecho antes, teniendo en cuenta que tras 12 películas ya debe de haberse convertido en la principal causa de muerte no natural del pueblo. En general, Halloween Kills tiene todo lo que pediría cualquier fan. Es cafre y despiadada, respetuosa con el pasado de la franquicia y renovadora de cara al futuro, pero sin maltratar el canon. La secuela perfecta.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

 

THE POWER (Corinna Faith, Reino Unido, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Val es una joven e idealista enfermera con terrores nocturnos que, en su primer día de prácticas en un hospital londinense, es castigada injustamente a hacer el turno de noche (su supervisora es la típica borde que quiere ponerla a prueba). Como las desgracias nunca vienen solas, resulta que el hospital suele quedarse a oscuras por las noches, lo que obliga a las enfermeras de guardia a recorrer sus lúgubres pasillos con la única iluminación de una lámpara de aceite. Ah, y además el lugar parece estar encantado por entidades espectrales, relacionadas con algo terrible que ocurrió allí en el pasado reciente y que buena parte del personal ha decidido mantener en secreto.

Cualquier película ambientada en un hospital a oscuras, por fuerza, tendría que dar mucho miedo. No hay excusas que valgan. The Power apenas provoca ni un respingo, salvo por las dos o tres escenas de mujer con pelo largo y camisón haciendo breakdance espasmódico, que parecen ser obligatorias por contrato en toda película de posesiones. Una pena, porque la sencilla historia que se nos narra tenía posibilidades, pero pasados unos primeros veinte minutos prometedores se empieza a estropear, debido al escaso brío de la directora Corinna Faith a la hora de generar tensión y a la deriva del guion (que también es suyo) hacia el drama psicológico sobre abusos sexuales, con las tintas demasiado cargadas de una moralina que tampoco es que diga nada especialmente nuevo, profundo ni lúcido.

 

"Si lo llego a saber, pido trabajo en el St. Eligius"

 

The Power transcurre en 1974, pero teniendo en cuenta que casi toda la trama se desarrolla en unas pocas horas y en el entorno del hospital, la única razón para ello parece ser la justificación de que todo esté convenientemente a oscuras (unas letras sobreimpresas en pantalla al empezar la película nos explican que ese año hubo una crisis energética en Inglaterra, que obligó al gobierno a cortar la luz por las noches). Es uno de los muchos detalles en los que The Power cae en lo postizo, lo forzado.

Otros serían la personalidad de la protagonista, cuyos traumas personales están demasiado hechos a medida para la película, o lo pillados por los pelos que están algunos giros (sobre todo la resolución, que es un chiste), o incluso el rebuscado y a la vez simplón juego de palabras del título, que hace referencia tanto a la energía eléctrica, como a la violencia sexual basada en los abusos de poder, y al empoderamiento femenino necesario para enfrentarse a ella. Está genial utilizar el cine de terror para lanzar un mensaje social relevante, pero si el terror no funciona, se corre el peligro de que el mensaje suene a sermón propagandístico.

 

Venusentencia: Congelada en carbonita

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EIGHT FOR SILVER (Sean Ellis, Francia, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Eight for Silver tiene un impactante prólogo ambientado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, pero en realidad el grueso de su trama tiene lugar 35 años antes, en una zona rural y muy boscosa de Francia que se ve asolada por un monstruo devora-hombres nacido, literalmente, de una maldición gitana. Tras producirse las primeras muertes, las familias nobles de la zona recurrirán a los servicios de John McBride, un patólogo que además parece ser experto en criptozoología y maneja el rifle que es un primor, todo lo cual viene de perlas para ir a cazar licántropos, porque resulta que ese es el tipo de bicho al que hay que eliminar.

En esta edición de Sitges, el leitmotiv e imagen del cartel oficial es el hombre lobo, o como ellos lo han llamado “la bestia interior liberada”. Por eso resulta adecuado que se hayan presentado dos nuevas películas que tienen como protagonistas a dichos monstruos; y menos mal que una de ellas es esta estupenda Eight for Silver, porque la otra, Werewolves Within, es una comedia mediocrísima, en la que empiezas dudando de que haya algún gag gracioso y acabas dudando incluso de que vaya a salir algún licántropo (como cuando en Parque Jurásico Ian Malcolm le decía a John Hammond “¿Vamos a poder ver algún dinosaurio en su parque de dinosaurios?”).

 

"Lo que no sé es por qué no me llamo Van Helsing"

 

Eight for Silver reescribe en parte el mito del hombre lobo (con algunas ideas muy chulas sobre su ciclo vital), pero sin dejar de usar unos renglones clásicos que, en bastantes aspectos, la emparentan con las producciones de la era dorada de la Hammer. Tiene, además, una evocadora puesta en escena victoriana, un ritmo muy entretenido y unos efectos especiales que, sin ser top, lucen bastante apañados. A ratos también puede recordar a El pacto de los lobos, y de hecho el asunto de la “bestia de Gévaudan” forma parte importante del trasfondo del protagonista, pero es bastante más contenida que aquella en su mezcla entre el terror gótico y la peripecia pulp (aquí lo más pulp que ocurre es que todos los personajes hablan un perfecto inglés pese a que la acción transcurre en Francia). Que algunos detalles de guion estén infraexplicados o que su parte final se acomode un poco en los tópicos no la hacen menos disfrutable.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

 

VIOLATION (Dusty Mancinelli, Madeleine Sims-Fewer, Canadá, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Dos hermanas y sus respectivos maridos están pasando unos días de campo en los que queda claro lo distintas que son ambas parejas: mientras que la primera parece vivir una luna de miel perpetua, la segunda atraviesa una crisis de esas en las que no se folla, no se verbalizan los problemas y, en general, la relación empieza a parecerse más a la de dos compañeros de piso malhumorados. Miriam, la hermana en crisis, tiene una conexión de colegueo muy guay con su cuñado. Mantienen largas conversaciones sobre sus vidas. Se sueltan chascarrillos que el otro pilla y devuelve de manera instantánea. Empatizan, en definitiva; y, en un instante, el horror aparece igual que un vendaval y lo destroza todo. La narración de Violation se rompe de cuajo, como si en September o Reencuentro apareciesen de pronto extraterrestres, o asesinasen a alguien. Es muy difícil lograr que las dos “subpelículas" resultantes de esa pirueta encajen y dejen la percepción de haber desarrollado todos sus temas plenamente. Así de buena es Violation.

Aparte de las fantásticas interpretaciones y los finísimos diálogos de Violation, llama la atención su contundencia visual, el modo peculiar que tiene de poner el foco para obligar al espectador a que reflexione: hay escenas de una explicitud solo apta para estómagos fuertes, con la cámara plantada en plano general para que no puedas evitar mirarlas, y otras que están cerradas en planos tan cortos que apenas entiendes lo que estás viendo (las llamas de una hoguera en la que se está quemando algo relevante, unos pelos del cuello erizados) y no te queda más remedio que imaginar lo que debe de estar sintiendo la protagonista.

 

"Antes no follaba nada y ahora follo el doble: nada de nada"

 

Pero, sobre todo, lo que lleva a la película a otro nivel es la ya mencionada narrativa rota, el que esté contada en desorden. Es un recurso inteligentísimo, no sólo para aumentar el suspense (si la vieses cronológicamente sería muy previsible), sino para invitarnos a analizar la magnitud y las implicaciones de lo que va ocurriendo, en lugar de dejarnos llevar cómodamente por el sentimiento de empatía automática hacia quienes nos parecen los buenos.

Aviso de que este último párrafo contiene spoiler: Violation es un “Rape and Revenge” (sorpresa), centrado en el trayecto psicológico que acaba llevando a la víctima desde la primera palabra hasta la segunda. La sensación de traición, angustia y estupor al ver que, quien debería estar siempre de tu lado, no te cree, puede ser casi peor que la violación en sí. En cuanto al acto de venganza, no es un bálsamo que sirva para volver a restañar lo que se ha roto y para pasar página, sino una carga adicional que lleva a un hundimiento emocional todavía más profundo. El discurso de Violation me parece mucho mejor armado y más lacerante que el de, por ejemplo, la reciente Una joven prometedora. Peliculón de la hostia.

 

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

 

SITGES 2021

 

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