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SITGES 2021 crónica 3: Turistas en el menú

Veneciafrenia; Gaia; The Trip; Alien on Stage

CHEMA PAMUNDI

Por primera vez desde que yo recuerdo, esta es una edición de Sitges sin Carlos Pumares. No sé si es porque está malito, está mayor o tiene cosas mejores que hacer (espero que sea esto último), pero el caso es que se echan en falta sus berrinches y sus opiniones casi siempre blancas o negras sobre tal o cual película.

De todos los críticos cinematográficos con nombre propio, Pumares parece ser el que mejor ha entendido lo que es Sitges, o al menos el que más lo ha verbalizado. Hace algunos años, en una larga entrevista en Jot Down, defendió que era el mejor festival del mundo, por encima de Sansebastianes y Venecias. Que su organización era caótica, sí, pero que era un “caos coherente” y se compensaba de sobras con datos como los 500.000€ que vende en entradas cada año o la posibilidad de encontrarse a Tarantino en el pase de medianoche de una peli coreana de artes marciales; y tiene razón, lo que diferencia a Sitges de los demás certámenes de tamaño parecido es su raigambre popular, su cercanía con el público de a pie.

Que Carlos Pumares le lance estos piropos a Sitges sería como para que el festival se plantease en el futuro retirar la butaca en la que suele sentarse siempre y colgarla del techo del Auditori, como van a hacer los Lakers con el dorsal de Pau Gasol en el Staples Center. Lo digo en serio.

Las cuatro de hoy:

 

 

VENECIAFRENIA (Álex de la Iglesia, España, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Un grupo de amigos llega de vacaciones a Venecia buscando juerga, disfraces con peluca y borracheras de despedida de soltera, pero lo que se acaba encontrando es a una organización secreta de lugareños enmascarados, que ha decidido salvar su ciudad de la saturación turística a cuchillada limpia. Álex de la Iglesia abre con este título el sello >"The Fear Collection", cuya intención es ir estrenando una antología de cintas de terror (al ritmo de dos por año) a cargo de diversos cineastas españoles. Buena iniciativa, pero vista Veneciafrenia, más vale que suban el listón.

De la Iglesia tiene en Veneciafrenia una larga lista de referentes molones (desde el estilo visual del giallo, hasta lo que parecen homenajes específicos a ¿Quién puede matar a un niño?, o una banda sonora más que inspirada en la música de Ligeti que sonaba en Eyes Wide Shut), pero hace poquita cosa con ellos aparte de irlos acumulando. Tampoco le da para mucho el discurso de fondo de la turismofobia, que parece una mera excusa para darle algo de aire fresco al típico patrón de slasher movie con veinteañeros.

 

"Iba para Joker y me quedé en Ronald McDonald"

 

Y ya que hablamos de los veinteañeros, Veneciafrenia no se hace ningún favor a sí misma teniendo como protagonistas a una caterva de perfectos gilipollas; y no, no es que se comporten así porque están en “modo fiesta”, es que tienen pinta de que harían el energúmeno incluso en un entierro. Se entiende que esto es un guiño macabro de De la Iglesia y su coguionista Jorge Guerricaechevarría para invitarnos a que nos pongamos del lado de los malos, pero eso hace que la película resulte algo pesadita de tragar. Además, la secta de psicópatas que se nos presenta no es que tenga mucho carisma.

Visualmente la cosa se queda en lo telefílmico, aunque hay que entender que estamos ante una cinta de muy bajo presupuesto, casi de guerrilla, con la que no sería justo ponerse demasiado criticón en este aspecto. Tiene, eso sí, una escena concreta en un teatro abandonado, que hace suspirar por el locurón que podría haber sido Veneciafrenia de haber mantenido ese mismo nivel todo el rato. Pero no, es un momento de inspiración puntual en una película que va perdiendo fuelle hasta llegar, agotada, a un final tan abrupto y anticlimático que parece improvisado. Es como si de repente todos se hubieran hartado de rodar y hubieran decidido acabarla ahí mismo e irse para casa (podría ser, porque me cuentan que el rodaje fue tirando a infernal). No soy un fan acérrimo de todo lo que firma Álex de la Iglesia, pero ha demostrado unas cuantas veces que es capaz de hacerlo bastante mejor que aquí.

 

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

 

 

GAIA (Jaco Bouwer, Sudáfrica, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Una mujer, Gabi, y un hombre, Winston, ambos guardias forestales, recorren en canoa un rio arropado por una tupida jungla, en algún lugar de Sudáfrica. De repente, pierden el dron que estaban operando a distancia y Gabi decide internarse en la espesura para recuperarlo, porque no se puede ir dejando basura por la selva. La cagamos. Al cabo de solo diez minutos más de película, las cosas ya se han ido al cuerno para los dos personajes, sobre todo para el pobre Winston. Gabi tiene algo más de diversión: para empezar se topa con un par de survivalistas, padre e hijo, que viven en una cabaña, van armados con arcos y celebran extraños ritos de comunión con el entorno; seguidamente se ve perseguida por unas criaturas de pesadilla mitad humanos mitad plantas; y, como colofón, acaba descubriendo que los hongos del bosque parecen haber desarrollado una inteligencia maligna y un propósito de dominación mundial.

Gaia tiene pocos diálogos, y los más elaborados de ellos son sermones gritados por uno de los survivalistas, Barend, un ex-científico a medio camino entre un pastor del apocalipsis y el padre autoritario al que interpretaba Harrison Ford en La costa de los mosquitos. Posiblemente esas escenas sean necesarias para clarificarle la trama al espectador, pero la película funciona de manera mucho más natural a través de sus poderosas imágenes: los amenazadores planos del bosque acompañados de una cadencia de inclasificables sonidos vegetales, los constantes sueños con toques de lisergia y body horror que experimenta Gabi, la tierna relación a base de miradas que desarrolla con Stefan, el hijo de Barend, la tensión silenciosa cuando alguna de las monstruosas entidades del bosque acecha para atacar, o el imaginativo diseño de los hongos que crecen y se extienden a simple vista por el suelo, por los huecos de los árboles… y por otros sitios mucho peores, mediante unos efectos especiales y de maquillaje espectacularmente orgánicos.

 

"Salón de belleza 'Poison Ivy'"

 

El cine fantástico lleva toda la vida advirtiéndonos de que dejemos ya de joder con la naturaleza, porque habrá un día en el que la naturaleza se hartará y decidirá vengarse, pero pocas veces hemos visto este tema tratado con tanta originalidad como en Gaia. Tiene un punto en el que recuerda a Las ruinas (la estupenda novela de Scott Smith, no la fallida película que se hizo a partir de ella), en el sentido de tomar un planteamiento que podría sonar ridículo y conseguir que luzca verosímil. Esto de por sí ya es un triunfo. Pero por encima de todo da gusto, de vez en cuando, ver los trucos visuales y sonoros propios del género de terror utilizados no como simples resortes para asustar o epatar, sino como la herramienta principal mediante la cual contar una historia.

 

Venusentencia: Copas de yate

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THE TRIP (I ONDE DAGER) (Tommy Wirkola, Noruega, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Lars y Lisa, interpretados respectivamente por Aksel Hennie y Noomi Rapace, son un matrimonio en llamas: laboralmente están en franca decadencia (él es un director de cine que solo encuentra trabajo en culebrones, y ella es una actriz que ha acabado haciendo anuncios), les atosigan las deudas y se detestan apasionadamente. Con semejantes mimbres, no sorprende mucho que ambos aprovechen un fin de semana en su cabaña del lago para intentar asesinar al otro y cobrar su seguro, resolviendo así de un plumazo todos sus problemas. Ah, pero como ocurre con tantas otras situaciones de la vida en las que dos son compañía y tres o más son multitud, sus planes se complicarán a lo grande a medida que la casa se les vaya llenando de gente, en una serie de giros de trama cada vez más chiflados. La primera mitad de The Trip es una lección sobre cómo usar los flashbacks y los puntos de vista para completar las piezas de una historia. Durante ese trecho, es una comedia francamente divertida.

Por desgracia, al humor negro de The Trip se le acaba el combustible en el momento en el que deja de ser una caja de sorpresas con ritmo frenético, para convertirse en un home invasion previsible, que se estanca y se enreda en una telaraña moral como mínimo discutible. A ver, está bien reírse de todo, pero hay que procurar no caer en el agravio comparativo chungo; y, la verdad, que en una misma escena las amenazas de violar a la chica sean tratadas en tono de suspense escalofriante, mientras que las amenazas de violar al chico sean tratadas en tono jocoso, incluyendo comentarios sobre el calibre de la polla con la que le van penetrar, hace torcer el gesto (en el pase de la Tramuntana, las risas se cortaron de golpe cuando la gente se dio cuenta de lo inadecuado que era todo).

 

"Somos la versión noruega de La guerra de los Rose"

 

No es el único gag en el que la segunda parte de The Trip patina: hay varios chistecitos que van más allá de lo tosco, incluyendo uno que se reduce a gritar la frase “¡Esto es un coche de maricas!” (porque es pequeño y de color turquesa) y otro en el que un personaje simplemente se pone a cagar en el suelo. Vamos, como si los guionistas estuvieran en la edad del pavo, o su referente fuera Arévalo, o las dos cosas. En eso, y en un tramo final que encadena cuatro clímax de tortas uno detrás de otro (todos innecesarios más allá del primero), se le nota a The Trip que es demasiado larga. Para este viaje, nunca mejor dicho, no hacían falta tantas alforjas.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

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ALIEN ON STAGE (Lucy Harvey y Danielle Kummer, Reino Unido, 2021)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

En 2013, un grupo de trabajadores de la compañía de autobuses de Dorset encargados de organizar la obra de teatro navideña de la empresa, se volvieron tarumbas y decidieron adaptar al escenario la película Alien, escena por escena. A la función original asistieron solo veinte personas, pero debido a una serie de carambolas afortunadas acabaron volviendo a representarla en un teatro del West End londinense (el equivalente inglés de Broadway), con el cartel de “Sold Out” colgado y diversos críticos de postín catalogándola de “mejor espectáculo teatral del año”. Alien on Stage detalla todo ese proceso. Jordi Sánchez lo ha dicho muy bien en la presentación del pase en la sala Prado: "en Sitges nos encantan las historias de gente que intenta llevar a cabo un proyecto imposible y las historias que muestran aspectos nuevos de los grandes iconos del cine fantástico", y Alien on Stage mezcla ambas cosas, con una mirada entrañable y una simpatía que enamora desde los títulos de crédito.

Los autobuseros de Dorset no se plantearon la empresa como una parodia de Alien, sino como un intento de adaptar la película de Ridley Scott lo más rigurosamente posible, con los medios a su alcance. Así, les vemos trabajar duro para crear los huevos de alien, las marionetas del revientapechos y el abrazacaras, las cámaras criogénicas, el traje de xenomorfo adulto (para el soporte de la cabeza usan un casco de bicicleta, e incluso le hacen una cola de corchopán que se mueve por control remoto), las paredes y los paneles de la Nostromo… Es espectacular ver a actores aficionados sexagenarios metidos por completo en el papel de Lambert y de Parker, o ver al director de la obra, cuyo único currículum para ello es haber sido militar de rango durante años, gestionar el estrés de manera modélica, tragándose las ganas de estrangular a todo el mundo después de cada ensayo desastroso y corrigiendo siempre en positivo, siempre con una sonrisa.

 

"Por muy mal que lo hagamos, no saldrá peor que Aliens VS. Predators"

 

La mayor parte del documental es un preparativo para el gran momento en el que vemos la representación definitiva, y desde luego no he pasado más nervios en todo el festival que conteniendo la respiración para que la marioneta del revientapechos no se les enrede, para que el actor que hace de Dallas no se quede en blanco con esa frase en la que siempre se atranca, para que a la decapitación de Ash no se le vea el truco… El público se peta de risa ante escenas que en Alien eran absolutamente dramáticas pero que aquí, descontextualizadas y puestas en boca de actores de fin de semana que las recitan sin apenas inflexión, se convierten en puro oro cómico. Alien on Stage es un canto de amor al fandom, divertidísimo y absolutamente emocionante.

 

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

 

SITGES 2021

 

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