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TIBURÓN 3D, LA PRESA crítica: Tiburón, sin un culito ni un pezón

   

Tiburón, sin un culito ni un pezón

Como Piraña 3D dejó tan alto el listón guarrillo, ahora
si no vemos algo de chicha la peli nos sabe a bien poco

Por Robert Thornhill

 

<De vez en cuando llegan a nuestras carteleras, generalmente del otro lado del charco, productos de serie Z que por vergüenza ajena no deberían haber salido de la sala de montaje, siendo su único destino plausible alguna tienda clandestina de DVDs o yacer en la alfombra de pelis pirateadas de algún sinpapeles ambulante, a la espera de algún incauto “compraloquesea” compulsivo. Tampoco es que uno esperara que fuera una gran obra maestra digna de una filmoteca, pero hay unos mínimos que deberían cumplir las monster movies del siglo XXI, puesto que después de haber pasado por delante de nuestros ojos pirañas, anacondas, cocodrilos, orcas asesinas y una porrada de tiburones (a ojo de buen cubero hemos calculado unas 30 pelis sobre los carnívoros escualos), nuestros niveles de exigencia no se limitan a intuir que un bicharraco se coma a mordiscos a cándidos humanos que no pueden más que patalear y gritar como posesos.

   El año pasado Alexander Aja ya nos hizo una demostración dándole su toque de modernidad a un clásico como Piraña de Joe Dante, haciendo una versión que entona mejor con el nuevo público, combinando el toque guarrete de llenar la pantalla con un montón de voluptuosas hembras que no tienen problemas en quedarse en pelota picada y carnicerías que no escatiman en detalles sangrientos, rayando el gore más absoluto. Todo ello barnizado por la obligada visión tridimensional que, sobre todo en el caso de ver los sinuosos cuerpos de las chicas, hacen que la experiencia sea, si cabe, más morbosa.

 

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"Te digo que enseñes al menos una teta antes de que empiecen a tirarnos tomates"

 

   Pero está visto que David R. Ellis debía estar documentándose sobre sanguinarios animales acuáticos con culturales programas del National Geographic, o igual se pasó el año flipando con Frank de la Jungla haciendo manitas con una víbora en Tailandia, porque de la desvergonzada obra de Aja sólo ha aprovechado el añadido del título “3D”… y ni eso lo ha copiado bien. Y es que en lugar de hacer un máster en tiburones (que a decir verdad me importa tanto como volver a ver el culo de Mel Gibson) el director de Tiburón 3D debía haber invertido su tiempo en hacer un cásting femenino como Dios manda, en el que toda golfilla cuyo pecho no superara los 100 ya se podría ir de vuelta al club de striptease o antro nocturno de donde proviniera.  

   Recordemos que Ellis fue el propulsor y director de Serpientes en el avión, hecha por aclamación popular pero que al final no cumplió las expectativas creadas y no dejó un gran sabor de boca en los aficionados ávidos de ver a las serpientes merendándose sin piedad a unos infelices pasajeros. Ya vimos en esa peli el carácter casto del director, al no sacar el jugo al bomboncito español por excelencia, Elsa Pataky, de quien a duras penas pudimos intuir las lindeces de su escultural anatomía.

 

  "Debían haber hecho un cásting femenino en el que toda golfilla cuyo pecho no superara los 100 se podría ir de vuelta a su club de striptease"  

 

   Hablando estrictamente de Tiburón 3D, La presa,  su comienzo no podía ser más sonrojante, porque va el tito David y a primeras de cambio nos obsequia con un  plagio de tomo y lomo al único, auténtico e inimitable Tiburón, el de Steven Spielberg. Y lo que es peor, aunque la peli de Steven data del año 1975 tiene más atrevimiento que Ellis y la tía que se mete en el agua para ser pasto de un tiburón va como Dios la trajo al mundo e incluso se le llega a ver (poniendo el slowmotion, claro) un pezoncillo muy majo asomándose todo ufano del agua. Esta vez hemos tenido que disfrutar con una jovencita en bikini… y gracias.

   A partir de ahí, la vulgaridad más absoluta, con un grupo de tópicos universitarios (el afroamericano deportista, el chulo guaperas, la chica mona, la menos mona pero más guarrilla, el más listo de la clase, y cómo no, el tontolabas cuyo máximo objetivo en la vida es tirarse a una tía,  “alaquesea”) que, como hemos visto tantas y tantas veces, se van a un lago perdido para aislarse del mundo y así poder beber, fumar maría y follar como locos. Esta última frase es la que se le ha escapado a los pudorosos encargados de esta película, porque de sexo, tías buenas con ganas de marcha y escenas subidas de tono (es decir, las que nos gustan en Venusville) no hay ni una.

 

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"Bueno, al menos como yo no tengo polla, seguro que no me la arrancan como en Piraña 3D"

 

   Llegados a este punto, sólo podrían salvar del hundimiento hasta el fondo del océano cinematográfico a este engendro, unos bellacos de altura que cavilen planes perversos para acechar a esos estudiantes pardillos que todos deseamos ver morir despiadadamente; también nos valdría una clase de cocina sangrienta con los tiburones como chefs que nos enseñen cómo se despieza a un ser humano con todo lujo de detalles. Pero ni una cosa ni otra; la pareja de malignos parecen sacados de un cómic en la que hay uno que es el líder guapo y listo (el menda parece que se haya empollado toda la colección de Jacques Cousteau) teniendo a su lado a su fiel secuaz, gordo y tontorrón, que le ríe todas las gracias. Y así es imposible tomárselos en serio.

   Por último, ya para acabar de poner el pie encima y enterrar la peli, de la figura del tiburón, que tendría que ser el eje de la historia y con el que se supone que habría que recrearse más, disfrutando de su esencia carnívora  y viendo cómo descuartiza a sus víctimas gritonas, aquí sólo nos dejan intuir cómo se monta su festín sin darnos ningún detalle que llegue a desperezarnos en la butaca. Lo más sonrojante es la manera como desprestigian la temible planta del asesino acuático por excelencia, porque en esta peli uno puede cazar un tiburón con una simple estaca afilada como si de una vulgar trucha o besugo se tratara. Todas estas muestras de ñoñerías ya nos indican que para sacar algo provechoso de las mimbres de esta peli, hubiera sido necesario un director más golfete e inmoral que el santurrón de David R. Ellis./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Condenada a alforfones
     
     
  Recomendada por Kuato a: todos esos amigos que te van debiendo pasta (y por supuesto, no se acuerdan) y que van gorroneando cigarrillos sin el más mínimo pudor. Sin duda se merecen sufrir el suplicio que resulta ver esta chapuza fílmica.
     
  No recomendada por Kuato a: quien le gusten las pelis de tiburones, las pelis sobre teenagers alocados, las pelis de torturas sangrientas…y a quien se lo pasó como un niño con unas Nike nuevas viendo Piraña 3D.
     
  Ego-Tour de luxe por: ese tiburón dando saltos acrobáticos para cazar a su presa como si fuera un delfín del Sea World. Se nota que en Tiburón 3D se lo han pasado pipa jugando con los animatrónics.
     
  Atmósfera turbínea por: ese 3D añadido que chirría por todos lados y que incluso podrían ser demandados por posibles daños a la vista. Nuevamente, 3D que no aporta nada a parte de sisar nuestras telarañínicas arcas.

 

 

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Sí, Tiburón podrá haberse quedado anticuada en
efectos, pero sigue siendo el puto amo del género

Tripictures


 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Ninakirakiko<br />M`ha encantat la crítica! Genial!

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