TRASCENDENCE crítica: Más artificial que inteligente

Más artificial que inteligente

Tener a Johnny Depp de fondo de pantalla,
el último avance en la Inteligencia Artificial

Por Chema Pamundi

<Entrar a ver un filme de ciencia-ficción sin tener apenas referencias. No siempre es posible (aunque hace ya mucho tiempo que decidí dejar de mirar tráilers, me acabo enterando igualmente de casi todo antes del estreno), pero esta vez me lo conseguí montar. De Transcendence sólo conocía el cartel, que su temática general eran las inteligencias artificiales (¡bien!), y que la protagonizaba Johnny Depp (pereza). Me olía que podía ser uno de los títulos de ciencia-ficción que marcasen el 2014, y me apetecía juzgarlo exclusivamente por sus propios valores. Prueben a hacerlo de vez en cuando. Aparte de recuperar en buena medida la sensación de maravilla que supone ir al cine, se sorprenderán al comprobar que pocas películas pasan la “prueba del algodón” de sostenerse por sí mismas sin el bombardeo de marqueting que las precede. No, Transcendence tampoco lo logra.

Teniendo en cuenta que el motor dramático de Transcendence depende casi por entero de los constantes giros sorpresa, no voy a entrar demasiado a desgranar su argumento. Baste decir que la película es un meritorio intento de decir algo relativamente nuevo, relativamente profundo, sobre el tema de la inteligencia artificial, tomando como punto de partida el nacimiento del primer ordenador con conciencia y a partir de ahí explorando las consecuencias tecnológicas, sociales e incluso evolutivas que podrían derivarse de su mala utilización. El director Wally Pfister y su guionista Jack Paglen (que escribió el libreto expresamente para que lo dirigiera Pfister) tratan de llevar dichas consecuencias lo más lejos posible, realmente se esfuerzan por dejar a la audiencia con la boca abierta. Sin embargo, salvo por algunos apuntes resultones de corte transhumanista (¿hasta dónde es éticamente lícito llegar para “mejorar” al ser humano?), la propuesta intenta abarcar demasiado y se queda a medio camino de casi todo, hasta el punto de que incluso su base científica acaba por embarrarse con unas cuantas sandeces new age, dignas del Eduard Punset más magufo (“la química del amor” y otras mierdas similares).

"Tu reto en esta peli será salir sin ir de mamarracho como en las anteriores"

La trama de Transcendence cubre un periplo de más de cinco años en el que suceden un montón de cosas, y ese es uno de sus problemas: la película cambia de tono demasiado a menudo sin acabar de fijar una personalidad ni un ritmo narrativos que enganchen. Empieza como cine de conspiraciones tecnológicas, luego se convierte en un melodrama romántico con ecos del moralismo de Frankenstein, se pasa a la ciencia-ficción especulativa pura y dura, y acaba derivando en el pseudo-terror de serie B con una media hora final en plan La invasión de los ultracuerpos bastante risible (¿zombis mejicanos? No me jodas...). Ninguna de sus partes sobresale especialmente, y el conjunto de todas ellas tampoco logra mejorar el resultado. Transcendencees un ejercicio de indefinición que se deja ver con la misma facilidad con la que se olvida.

"La propuesta intenta abarcar demasiado y se queda a medio camino de casi todo, con unas cuantas sandeces new age dignas del Eduard Punset más magufo"

Según me cuenta internet, Transcendence es uno de esos “proyectos malditos” que llevaban varios años en un cajón sin que ninguna productora se decidiese a darle luz verde. Viendo la película, uno no acaba de entender cuál era el problema: esto es puro cine de entretenimiento sin más, un pasarratos de riesgo cero. Ni sus ideas son demasiado rompedoras, ni tiene un tono escandaloso, ni es una superproducción de esas que hunden a un estudio (de hecho, el resultado final incluso se ve algo pobre a nivel de medios y efectos especiales), y además tiene un cásting de campanillas. ¿Dónde estaba el problema, entonces? Pues seguramente en que rodarla tampoco aportaba nada a nivel artístico. Su única utilidad era rellenar parrilla primaveral antes de la llegada de los mega-estrenos veraniegos.

"Nadie me avisó de que parecería la Bruja Avería sin pelo"

Respecto al mencionado “casting de campanillas”, solo vale la pena apuntar un dato: si hay algo peor en esta vida que un Johnny Depp pasado de vueltas es un Johnny Depp comedido. El protagonista de Transcendence se comporta como si le hubiesen echado dormidina en la bebida antes de cada toma. Es otra de las interpretaciones inanes, sin garra ni implicación, a las que nos ha acostumbrado un actor que, a fuerza de quemar rueda con personajes histéricos, parece haber perdido la capacidad de encontrar el punto medio e interpretar a un ser humano normal. Junto a él, un elenco formado por los siempre sólidos Morgan Freeman, Rebecca Hall o Paul Bettany, que sin duda mejoran a Depp pero tampoco pueden hacer milagros defendiendo unos personajes que apenas se salen del cliché, y que cuando lo hacen pierden toda credibilidad (no cuela que el personaje de Bettany, un científico de laboratorio, acabe pegando tiros en plan héroe de acción...). También andan por ahí Kate Mara como una terrorista permanentemente cabreada, y Cillian Murphy como el típico agente del FBI con gafas de sol y cerebro de latón; ninguno de los dos logra dejar la menor impronta en el espectador.

Wally Pfister debuta tras la cámara con esta película, después de haber brillado durante años como director de fotografía de Christopher Nolan (Memento, El truco final, Origen, la trilogía de Batman...). Bueno, esto demuestra que un director de cine necesita algo más que buen ojo para plantar la cámara. Necesita una voz propia, algo que contar y energía para saber hacerlo de manera atractiva y única. Quizás Pfister ha empezado picando muy alto, con una historia demasiado ambiciosa que hubiese necesitado la mano de un David Fincher o del mismo Christopher Nolan para sacarle todo su jugo (porque lo cierto es que lo tenía). O quizás la culpa sea del guión de Jack Paglen, otro debutante al que hasta ahora solo conocíamos por haber escrito algunos episodios de Battlestar Galactica, y que no consigue dotar a la trama de Transcendence ni de la coherencia ni de la estructura ni de las ideas suficientes como para que alce el vuelo. Es la diferencia entre expectativas y resultados: Pfister y Paglen estaban convencidos de estar creando una cult-movie de ciencia-ficción, y en cambio no han pasado de un episodio de Black Mirror mediocre y alargado. Bueno, ya aprenderán./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey



		Recomendada por Kuato a: conspiranoicos informáticos que otorgan a Cuarto Milenio la misma credibilidad que a cualquier telediario.

		No recomendada por Kuato a: quienes esperen una de esas películas de ciencia-ficción que generan debate, rollo *Origen*. El único debate que uno puede mantener al salir de ver algo así es si prefiere cenar chino o pizza.

		Ego-Tour de luxe por: el momento en que Depp se “reencarna” en un mejicano. Si no han visto la peli no saben de lo que les estoy hablando, claro, pero si la han visto no me negarán que es una de las mejores escenas de comedia (involuntaria) del año.

		Atmósfera turbínea por: que la gran amenaza final de la película sean dos espaldas mojadas disparando un cañón, indica hasta qué punto el guión de *Transcendence* acaba descarrilando....