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CORAZONES DE ACERO crítica: Con mi cañón te haré pupita

Brad Pitt vuelve en Corazones de acero a la Segunda Guerra Mundial con otros bastardos

ROBERT THORNHILL

Una más de la Segunda Guerra Mundial, y digo una más, porque excepto los fans de documentales sobre Hitler y aquellos que les guste regodearse con las fechorías alemanas en una guerra donde toda crueldad imaginable tenía cabida, se han hecho tantas pelis sobre los nazis que resulta asombroso cómo en pleno siglo XXI alguien se atreva a intentar contarnos algo nuevo de una batalla mundial que la hemos visto por delante, por detrás, por arriba y por abajo. Esta vez el protagonista no es un valeroso batallón de paracaidistas ni un judío que toque el piano, sino un indestructible y letal tanque de guerra llamado Fury, que como si fuera el agente 007 o Ethan Hunt, se le encomiendan las más arriesgadas misiones a cuál más heroica.

La condición de protagonista material por parte del tanque milagroso no deja lugar a dudas, por eso resulta incomprensible que se haya tirado del tópico “Corazones de acero” en la versión española del título, más si cabe, cuando en la cartelera podemos encontrar ahora mismo títulos tales como Birdman, Big Eyes o Big Hero 6, que no han sufrido las vulgares traducciones a las que nos tienen acostumbrados por tierras hispanas.

 

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El caso es que David Ayer, después de haber obtenido un merecido prestigio como guionista y director con pelis sobresalientes como Training Day y Sin tregua, en las que se movía como pez en el agua en sórdidos ambientes urbanos siguiendo el duro día a día de parejas de polis y sus conflictos internos, todo ello con una gran dosis de realismo y ausencia de efectismos, ha decidido dar el salto de los delitos menores de las grandes ciudades a las grandes matanzas de la Segunda Guerra Mundial intentando impregnar su estilo frío y cruel a una historia que invitaba a ello porque las misiones del Fury son casi suicidas.

No se puede decir que el trayecto de la big city al campo haya sido del todo satisfactorio y Corazones de acero no será recordada como una gran película sobre la Segunda Guerra Mundial, porque no añade nada nuevo a lo que ya habíamos visto anteriormente, más si cabe, después de la gran serie con el sello de Spielberg, Hermanos de sangre, con la que comparte esa estructura episódica en que cada misión es una minihistoria.

"Estamos ante uno de esos títulos que pasaran fácilmente al olvido porque se sale más bien poco de los estándares del cine bélico contemporáneo"

El número de protagonistas se incrementa de los dos habituales con personalidades complejas a cinco soldaditos americanos esteriotipados a más no poder, empezando por un Brad Pitt en plan líder y tío duro, emulando su propio papel en Malditos bastardos. Después tenemos al religioso del grupo, un Shia Labeouf que como siempre es incapaz de transmitir nada sin exagerar su papel. También a un típico latino gordo como Michael Peña, a un soldado loco por la guerra y un auténtico as a la hora de matar nazis como Jon Bernthal, y finalmente, al joven novatillo repelente del grupo que debe ser adiestrado por Brad Pitt para hacerle ver que a la guerra se viene a matar (¡sic!).

Este quinteto dentro del Fury va quemando etapas durante la peli, con intervalos de intensidad en los momentos de la batalla, pero con pausa una vez terminada, al igual que ocurre en Hermanos de sangre. Pero estamos en lo de siempre: lo que vale para una serie de televisión no siempre es un formato tan adecuado para el cine y vemos cómo hay claros momentos de relleno como la larga (eterna más bien) escena en que nuestros protas se instalan por unas horas en una vivienda alemana después de haber tomado la ciudad, compartiendo mesa, cama y piano con dos teutonas de dudosa belleza, que francamente encuentro surrealista y sólo justificaría por ver al guapetón del Brad Pitt cómo se depila su torso.

 

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Otra escena que resulta psicodélica es ese sorprendente intercambio de fuegos láser rojo y verde que se produce en el fragor de una de las batallas del Fury, que hace pensar por momentos que estemos viendo una escena eliminada de Star Wars, y que a uno se la antoja ciertamente anacrónico. Si fuera en plan cachondo, lo siguiente sería ver cómo el tanque se convierte en un gigantesco Transformer.

Aunque no se pueda decir que Corazones de acero sea una mala película, estamos ante uno de esos títulos que pasaran fácilmente al olvido porque se sale más bien poco de los estándares del cine bélico contemporáneo y no hay nada en ella que se pueda considerar memorable. Eso sí, quien decida verla no se llevará la decepción que nos llevamos el año pasado con Monuments Men, que aquello sí que era infumable.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: aquellos fans de la serie Hermanos de sangre a los que les gustaría ver la serie sin la presencia de los veteranos de guerra.

No recomendada por Kuato a: los que odien a Brad Pitt y sus intentos de ser un tío duro.

Ego-Tour de luxe por: esa batalla final de los cinco héroes cual espartanos agazapados en su tanque, luchando contra 400 alemanes. ¡¡¡Auuuuhhh!!!

Atmósfera turbínea por: las alemanas de las películas de la Segunda Guerra Mundial, que son todas flacas y feúchas.

 

CORAZONES DE ACERO. Estreno en Venusville: 16/01/2015

 

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