FILTH, EL SUCIO crítica: Pasma y repugnancia

Poli corrupto a base de alcohol, drogas y putas. ¿Torrente? Igual tiene un primo en Escocia...

Como dirían en las típicas promociones baratas de películas, "del autor de la aclamada Trainspotting, llega ahora a nuestras pantallas la adaptación de su última novela: Filth". Normalmente estos latiguillos comerciales suenan vacuos y aportan poca información. Sin embargo, en este caso es una buena manera de poner en contexto a esta producción británica. Lástima que también establezca unas altas expectativas que no se verán correspondidas. Y, por si el potencial espectador tuviera necesidad de un plus de contextualización para a decidirse a ver la película, su título original se lo pone bien fácil. Las acepciones de "filth" en inglés son las que siguen: literalmente suciedad, mugre, mierda; figuradamente basura referido a la gente despreciable u obscenidades; y, en argot, pasma o bofia referido a la policía.

¡Caray! no se puede enmarcar mejor una película con una sola palabra. Por eso triunfa tanto la lengua de Shakespeare, por su capacidad de síntesis. Por cierto, un suspenso absoluto y total al lumbreras que ha decidido el título de la versión en español (y van...). Añadiendo "el sucio" al título original piensas en un policía diferente tipo Harry el ídem que no se parece en nada al protagonista de esta historia que, por otra parte, se llama Bruce y no Filth como da a entender el título. En el subtítulo de esta crítica aporto mi humilde contribución a la mejora de esta faceta aunque lo más recomendable es dejar el original si no sabes cómo mejorarlo.

"Si no me obedeces te quito de compañero y pongo a Jesulín de Ubrique"

La historia que narra Filth es la de la caída a los abismos de un inspector de policía de Edimburgo que se niega a aceptar la realidad y lo fía todo a un presumible ascenso que difícilmente llegará. La errónea percepción de su situación laboral podría comprenderse por la constelación de friquis que componen la mayoría del resto de agentes de su comisaría. Y para su penosa situación personal no le hace falta ningún entorno estrafalario, pues él solito se basta para estresar sus neuronas con adicciones varias que lo conducen a un enorme vacío existencial. Aunque para todo este despropósito se apunta a una causa primigenia que no cabe desvelar aquí.

"Suerte que siempre está cuando se le necesita un poco de sexo depravado y descarnado o unas buenas rayas de polvo blanco para ejercer de cemento que todo lo cohesiona"

Aceptando que la historia de Filth contiene los mimbres para realizar una buena película, el resultado final no es redondo. Se trata de un problema de tono. La película avanza a buen ritmo pero dando tumbos entre la comedia canalla, el thriller policíaco, el drama humano, el surrealismo delirante y la crítica social sin coherencia dando un conjunto incómodo de digerir. Los personajes que en un momento son jugosos en clave cachonda, luego no resultan creíbles en clave dramática y finalmente cuando vuelven a las andadas ya no se sabe como pillarlos. Suerte que siempre está cuando se le necesita un poco de sexo depravado y descarnado o unas buenas rayas de polvo blanco para ejercer de cemento que todo lo cohesiona.

"Si Neus Asensi le hace a Torrente el Peter Pan (hasta la campanilla), tú no debes der menos"

A pesar de esta esquizofrenia cinematográfica, James McAvoy, que da vida y desahucio al inspector Bruce de Filth, realiza una interpretación muy correcta. En cambio, algunas de las composiciones de la cohorte de secundarios flojea considerablemente. A pesar de todo, la película incluye momentos brillantes, como cuando el inspector se tapa los oídos al pasar junto al típico gaitero escocés que toca en la calle, la de la desbarrada del colega de logia masónica en el antro gay de Hamburgo, o la de la celebración de colegas de trabajo en la comisaría que acaba en concurso de tamaño de pollas. Mención especial a la escena en que la mujer de Bruce, vestida para matar, es recogida por un coche en la oscuridad de la noche y el conductor del vehículo resulta ser un David Soul irreconocible, por envejecido y gordo, que se arranca a cantarle un "Silver Lady" con aparición de coristas en el asiento trasero. ¡Sublime!

Filth acaba pues por ser una película desigual en la que la forma importa más que el fondo y que te deja con un poso inmediato de insatisfacción. Aunque es de aquellas películas que cuando la revisitas mentalmente te ofrece recuerdos estimulantes. En ello alguna influencia debe tener su banda sonora, que es de lujo.

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