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TENET crítica: Sin pausa y con prisa

Tenet, el nuevo thriller fanta-científico de Christopher Nolan y su mayor nolanada

CHEMA PAMUNDI

La única manera que me parece coherente de empezar una crítica de Tenet es por el final, así que allá voy: en resumen, Tenet es una cinta de ambición desmesurada, a cargo de un director que sabe que tiene el estatus necesario para realizarla y que, a estas alturas, sabe también que ya no puede volver a rodar historias normales, tiene que rodar acontecimientos fílmicos porque ese es el nivel de exigencia que se ha autoimpuesto de cara al mundo. Tenet podrá defraudar a algunos como película, podrá aburrir y enervar a ratos, pero no se le puede negar que cumple de sobras como acontecimiento. En medio de tanto blockbuster de acción previsible y fotocopiado, de tanto reboot, de tanta secuela, Tenet nos ofrece algo nuevo y, por lo tanto, nos recuerda uno de los motivos por los que seguimos yendo al cine: para que nos dejen boquiabiertos. Igual habría que estarle agradecidos a Christopher Nolan, aunque sea por intentarlo.

Bien, dicho lo anterior, ¿qué puede esperar uno, a estas alturas, de un filme de Chris Nolan? Cualquier obra (de arte o de entretenimiento) merecería ser juzgada por sus propios méritos, no por la filia o fobia que despierte su autor. Sin embargo, de un tiempo a esta parte da la sensación de que buena parte tanto de los fans como de los detractores de Nolan van al cine con la opinión ya decidida de antemano. Es un debate que empieza a dar pereza pero que resulta hasta cierto punto entendible, porque sus películas tienen una personalidad tan marcada que se han convertido en un sabor adquirido. Sabes que te vas a encontrar cierta deconstrucción narrativa, un mayor interés por las situaciones que por los personajes, una experiencia sensorial envolvente (imágenes de una contundencia rocosa, música que apabulla), sensación de crescendo constante y argumentos tirando a sencillos pero contados de la manera más complicada posible. Pues, si todo esto es cierto, desde luego Tenet es lo más “nolaniano” de toda la carrera de Nolan.

La descripción corta de Tenet es que se trata de un tecno-thriller protagonizado por un superagente secreto anónimo (lo encarna John David Washington, actor con buena presencia pero de expresividad un tanto marmólea), que intenta evitar una tercera guerra mundial cuántica entre el futuro y el presente. La principal arma de dicha guerra es la inversión temporal, es decir la capacidad para moverse hacia atrás en el tiempo. Ojo, no viajar en el tiempo, sino ir “en dirección contraria” a la que lleva el tiempo. La descripción larga de Tenet daría para una tesis y reventaría parte de la gracia que tiene irla descubriendo a medida que la ves. Pero vamos, decir que es como una entrega de Misión Imposible escrita por Stephen Hawking sería una definición bastante certera. Ya sabemos lo mucho que le gusta a Nolan desmontar sus historias para volver a armarlas de manera desordenada, y aquí directamente se ha buscado la excusa argumental perfecta.

 

"No le des más vueltas a la peonza de Origen, que bastante tenemos con lo nuestro"

 

Acompaña al protagonista en sus andanzas otro agente llamado Neil, interpretado por un Robert Pattinson tan sólido como de costumbre. Se le opone el traficante de armas Andrei Sator, un Kenneth Branagh tirando a sucedáneo ridículo de villano Bond (su acento ruso, más falso que un rublo de madera, no ayuda); y está en medio de todos ellos Kat, la esposa del malo, que vive amenazada por éste (Elizabeth Debicki, la más contenida y creíble del reparto). Ninguno de dichos personajes, salvo tal vez el de Kat, dan la sensación de ser nada más que engranajes necesarios para hacer girar la máquina de movimiento perpetuo que ha puesto en marcha Nolan.

Tenet se esfuerza por salirse de la zona de confort más trillada del género de acción jamesbondiano y la ciencia ficción de gran consumo. Eso disculpa la aridez de algunos de sus pasajes, y es que a ratos puede costar no saturarse o no perderse con una trama que, durando dos horas y media, invierte casi la mitad de ese metraje en diálogos expositivos soltados en frío y a toda pastilla, sobre lo que hemos visto hasta ese momento y sobre lo que vamos a ver a continuación. Es comprensible que haya espectadores que no acepten ese juego, o que intenten jugar pero acaben desconectando, exhaustos, como el que se harta de intentar completar un crucigrama al que parecen faltarle definiciones o sobrarle casillas. Si entras en la propuesta, no obstante, hay muchos números para que Tenet te parezca la rehostia.

"Tenet desarrolla conceptos que nunca se habían visto en una pantalla de cine, o al menos no plasmados de este modo, y que bastan para elevarla a estatus de culto"

La mitad de la confusión que genera Tenet es un efecto colateral de su compleja construcción narrativa y de los temas que toca, pero resulta bastante evidente que la otra mitad es un efecto buscado por Nolan. No es casualidad que el director insistiera tanto en llevarla a cines, pese al freno de mano que la actual pandemia ha puesto a muchos estrenos. Nolan no quería que el primer impacto de la audiencia con Tenet fuera a través de la televisión, no quería que la viésemos pudiendo pararla cada dos por tres con el mando a distancia y rebobinando lo que se nos escapara.

Del mismo modo que se puede criticar a Tenet por su gelidez o su guirigay narrativo (que en realidad no lo es, todo cuadra bastante; otra cosa es que no entiendas de primeras lo que estás viendo), se la puede disfrutar como el orgasmo visual y técnico que es. Está claro que Nolan cae muy mal y da mucha rabia por pedante y por listillo, pero convendría no autoengañarnos y reconocer que, en algunos momentos concretos, Tenet desarrolla conceptos que nunca se habían visto en una pantalla de cine, o al menos no plasmados de este modo, y que bastan para elevarla a estatus de culto, colocándola en la misma estantería donde pusimos en su día a Matrix, tras ver por primera vez el “bullet time”.

 

"Y pensar que ya no me gustó Memento porque iba de adelante a atrás..."

 

A Tenet quizás la penaliza un tanto ser la undécima película de una filmografía que nos ha acostumbrado a giros narrativos locos y tramas que tenemos que desmadejar por nuestra cuenta. O sea, que Nolan lo tiene cada vez más difícil para sorprendernos. Por suerte para él, es de los poquitos nombres propios del Hollywood actual al que un estudio le daría sin rechistar el presupuesto que pidiese para rodar un guion tan opaco como este, que además no está basado en ninguna franquicia de éxito y que igual Nolan ni se molestó en explicarles a los productores. “¿Necesitas hacer estrellar un avión de pasajeros? Ok, ¿de qué modelo lo quieres?” Eso, claro, le ha facilitado el reto de plasmar en pantalla su visión exacta.

Así que sí, Nolan nos ha vuelto a asombrar, ha vuelto a demostrar que juega en una liga aparte; y afirmar esto no significa para nada que estemos menospreciando a artesanos del cine de acción más directo y con menos pamplinas que él: salvo para algunos intensitos de Twitter, no es incompatible que te gusten a la vez John Woo, Chad Stahelski y Christopher Nolan. Es posible que Tenet fuese mejor si el director se hubiera relajado un poco con las explicaciones (si hubiera comulgado con su propio consejo de “siéntela, no intentes analizarla”), pero el mero hecho de que exista el “debate Nolan”, de que no se pueda definir el cine espectáculo de la última década sin tener que citarlo aunque sea para echarlo a los leones, ya convierte a cualquiera de sus películas en relevante (o sea, minipunto para los fans). Lo que nos lleva directamente de vuelta al principio de esta crítica...

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: espectadores sin mochilas de prejuicios y dispuestos a ver algo con lo que se les caiga la mandíbula al suelo. Aunque no lo entiendan del todo.

No recomendada por Kuato a: haters de Nolan que quieran verla solo para poder ponerla a parir. No hace falta, lo pueden hacer sin verla y de todos modos nadie les va a hacer mucho caso.

Ego-Tour de luxe por: que Nolan no ha dejado nada al azar, ni siquiera el título. El palíndromo “Tenet” significa en inglés “principio o creencia religiosa o filosófica”, pero también es la palabra “Ten” (“diez”) solapada consigo misma por la “n”, del derecho y del revés, en referencia a algo que ocurre durante diez minutos muy concretos de la trama. No queda otra que sacarse el sombrero.

Atmósfera turbínea por: la interpretación de Kenneth Branagh es lo más palindrómico que aparece en Tenet, porque parece que esté actuando a la vez en serio y en broma.

 

TENET. "Tenet" (2020). Dirección y guión: Christopher Nolan. Reparto: Elizabeth Debicki, John David Washington, Robert Pattinson, Aaron Taylor-Johnson, Clémence Poésy, Michael Caine, Kenneth Branagh, Himesh Patel. Estreno en Venusville: 26/08/2020.

 

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