EL AMANECER DEL PLANETA DE LOS SIMIOS crítica: Bailando con monos

Bailando con monos Diez años más tarde de su liberación, Cesar regresa para liderar una guerra muy mona Por Ray Zeta

<Un primer plano inicial cerrado del personaje principal con semblante serio, enigmático y desasosegante, mientras la cámara va poco a poco alejándose para abrir el encuadre: ¿Malcolm McDowell en La naranja mecánica? Podría ser pero no, porque el personaje del que hablamos es un mono... Es Cesar y esto es El amanecer del planeta de los simios, la secuela de El origen del planeta de los simios, el reboot más inteligente realizado en Hollywood durante los últimos años, ya que lejos de copiar sin ton ni son las cinco entregas originales estrenadas entre 1968 y 1973 (El planeta de los simios, Regreso al planeta de los simios, Huida del planeta de los simios, La rebelión de los simios y Batalla por el planeta de los simios), supo descartar perfectamente lo que no funcionaba de éstas, centrarse únicamente en lo que tenía potencial, y actualizarlo con inteligencia obviando la primera y clásica El planeta de los simios, simplemente por ser inmejorable.

   Aquí los simios no son inteligentes porque unos astronautas viajen al futuro y encuentren que son la clase dominante, y luego una pareja de ellos viaje a nuestro presente y tengan un hijo. Aquí los simios son tratados con un compuesto químico sintetizado en laboratorio llamado ALZ-112 que estimula la generación neuronal, y que diezma la población humana a modo de pandemia vírica, así se explica y se justifica que los simios sean inteligentes y entren en conflicto con los pocos humanos que quedan para erigirse en la especie dominante del planeta, matando dos pájaros de un tiro. Por eso diez años después de los acontecimientos sucedidos en El origen del planeta de los simios, los humanos viven confinados en colonias de ciudades devastadas como en películas post-holocáusticas como Mad Max, Terminator, Mensajero del futuro o Waterwold, sin gas ni luz, y limpiándose el culo con hojas silvestres.

"Que Sigourney Weaver tuviera en Gorilas en la niebla sexo con ellos, no me obliga a mí a tenerlo"

   Mientras, los simios viven en un poblado del bosque organizados jerárquicamente. Viven en cuevas, se calientan con hogueras, cazan con lanzas, se comunican por signos y tienen hasta escuelas (tranquilos que queda bien, en ningún momento se llega al ridículo alcanzado por Tim Burton en su remake, presentando la ciudad simia con salones de belleza y niños simios jugando a básquet). Por eso la primera sensación que tenemos al ver El amanecer del planeta de los simios es que estamos ante una película de hombres prehistóricos como En busca del fuego, Hace un millón de años o El clan del oso cavernario. Aunque a la que irrumpen en la función los humanos parece más una película de expedición de aventureros que topa con un poblado indígena atrasado culturalmente, como si estuviéramos en una peli de África, del Amazonas o de un mundo fantástico desconocido.

   Pero ni una cosa ni otra, ya que cuando empieza a mascarse el conflicto entre simios y humanos lo vi claro. El amanecer del planeta de los simios no es una peli de la prehistoria ni de aventureros encontrando civilizaciones perdidas, como podría parecer, sino un western en el que los simios ejercen de indios. Véanlos pintados con pinturas de guerra y celebrando un consejo en una de las tiendas, discutiendo por signos e interlocuciones las posibles consecuencias de la llegada de los humanos, y si van o no a la guerra contra éstos... ¡Joder! Es que sólo falta que discutan cómo el "Caballo de hierro" espanta a los bisontes dejándoles sin carne... Por eso el personaje de Jason Clark hace de humano bueno como Kevin Costner en Bailando con lobos, que intenta entenderlos, respetarlos y mediar entre las dos partes, aunque lo tenga más difícil que Kevin Costner para integrarse completamente en su causa por no poder enamorarse y consumar con ninguno de ellos, como sí hizo el teniente John Dunbar.

"Al que diga que Mi gran amigo Joe estaba mejor animado que nosotros le pego un tiro"

   Aún así El amanecer del planeta de los simios es una digna sucesora de El origen del planeta de los simios aunque haya perdido el efecto sorpresa de ésta. Sigue teniendo una segunda lectura que incita a la reflexión sobre la naturaleza humana, su misma mala leche, secuencias digitales animadas espectaculares (en "El origen" fue la confrontación en el puente de San Francisco, aquí es la cacería y la guerra), y por encima de todo, un Cesar que se adueña de la función y se come la pantalla. A modo de Espartaco o William Wallace simiesco, toma conciencia de su condición de líder, y mientras combina sus labores de revolucionario con los de esposo y cabeza de familia (es padre de un adolescente que como todo adolescente es rebelde, le coge las llaves del coche sin pedirle permiso, y se niega a estar a las diez de regreso en la cueva), dirige la liberación aconsejado por sus simios de confianza, conocidos del centro para primates donde Cesar protagonizó en la primera parte una fuga carcelaria que ni la de Clint Easwood en Fuga de Alcatraz, y en la industria farmacéutica Gen-Sys.

   No deja de ser curioso y anecdótico que uno de los personajes más complejos y mejor construidos a nivel de guión en los últimos años sea un mono. King Kong, Chita, Zira y Cornelius (la pareja de simios protagonista de la saga clásica original), el rey Louie de El libro de la selva, el Abbu de Aladdin, los chimpancés de Proyecto X, el titi de Atracción diabólica, Clyde, el orangután amiguete de Clint Eastwood en Duro de pelar y La gran pelea, y mi gran amigo Joe lo intentaron, pero sólo Cesar ha conseguido pasar a los anales de la historia del cine como personaje cum laude. Él y sólo él ha ganado el certamen de Mr. Monkey y lo ha hecho por la puerta grande, justa y merecidamente, por ser el simio más mono de todos ellos. Bueno, el más mono y el más carismático, por eso esperamos ya su siguiente película. Si todo va bien, que seguro que irá porque El amanecer del planeta de los simios se perfila como uno de los grandes hits del verano, Cesar and the family regresarán en un tercer episodio que narrará la guerra final entre simios y humanos. Seguro que será una guerra muy mona./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: Tim Burton, para que vea cómo se hace un reboot bueno e inteligente sin caer en el ridículo de sacar simios humanizados haciendo monerías como si estuvieran en un escaparate de Míster Guau.
		No recomendada por Kuato a: Peter Jackson, que si ve lo bien que queda la interpretación digitalizada de Andy Serkis como Cesar, es capaz de querer volver a filmar King Kong utilizando la nueva tecnología de CSI.
		Ego-Tour de luxe por: ese plano que abre la película de Cesar mirando a lo La Naranja mecánica. Queremos una serie de retratos con colores psicodélicos pop art a lo Andy Warhol con esa mirada.
		Atmósfera turbínea por: que la Academia de Hollywood no se deje de sandeces y nomine a Andy Serkis al Oscar a Mejor actor por su interpretación de personajes digitalizados de una puñetera vez.

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