PLAN DE ESCAPE crítica: Plan de pensiones

Plan de pensiones

Stallone y Schwarzenegger compiten mano a
mano a ver quién merece antes la jubilación

Por Víctor Parkas

<Si la gente suele hacer alarde de su hastío por el interminable revival que están viviendo los zombies en la gran y la pequeña pantalla, películas como Plan de escape hacen que nos preguntemos qué entrega de Los mercenarios servirá de punto inflexión para que el público empiece a vomitar bilis con sólo escuchar el anuncio de su inicio de rodaje. Como a los zombies, a las viejas glorias del cine de acción de los ochenta ya no les pedimos que actúen: con que estén ahí escupiendo frases nos basta. Así nos vemos: con Bruce Willis enterrando a John McClane en vida, con un chico de la moto que cada vez se parece más a La Veneno y (como es el caso que nos ocupa) con Stallone & Schwarzenegger celebrando su primer co-protagonismo en horas vergonzantemente bajas.

Plan de escape es un película canónica de fugas de prisiones: recluso puteado hasta el extremo, aliado leal y alcaide bastardo. El factor diferencial es que la condena de Stallone es autoimpuesta, pues su personaje trabaja para una empresa dedicada a poner a prueba el sistema de seguridad de los penales; el problema empezará cuando descubra que su misión actual es escapar de una prisión que hace que Guantánamo parezca un Chikipark. Nuestro problema, por otro lado, empezará cuando nos demos cuenta que ni Sylvester Stallone es Clint Eastwood, ni Mikael Hafström es Don Siegel, ni Plan de escape es Fuga de Alcatraz.

"Devuélveme la pasta que me debes de los Planet Hollywood o no te saco en Los mercenarios 3"

Lo que podía haber sido una buddy movie ejemplar (los dos action heros de los ochenta mano a mano y manguzada a manguzada) se convierte en un espectáculo tan políticamente correcto y falto de carisma que parece una reunión familiar de la familia Reeves. No vamos a demonizar a Arnie y Stallone, pues bien está demostrado que cuando se topan con un buen guión y una dirección eficaz son capaces de facturar divertimentos actuales tan dignos como El último desafío o John Rambo, que no hacían más que recuperar la sensibilidad del cine que los hizo famosos en lugar de (como aquí ocurre) intentar ceñirlos al desangelado cine de acción actual.

"Como es el caso que nos ocupa, con Stallone & Schwarzenegger celebrando su primer co-protagonismo en horas vergonzantemente bajas"

Cuando el evento que promulga la película (un vals de hostias promocionado por Terminator y Rocky) queda en segundo plano por unas némesis mucho mejor construidas que los roles protagonistas, algo huele a podrido en Dinamarca: Jim Caviezel construye una de sus mejores encarnaciones como alcaide de la prisión en la que acaba Stallone: arrogante, mezquino y tan inmoral que renegaría de él el mismísimo Espíritu Santo; también el exfutbolista Vinnie Jones en el papel de perrito faldero de Caviezel resulta brillantísimo pese al poco minutaje que le ceden en pantalla. Que la empatía en una película sea, de este modo, para con los malos es como para amotinarse.

"Ya te decía que si nos fugábamos del asilo se darían cuenta"

El problema de raíz del film es la nula capacidad de su narrativa por entender que menos es más: a un cine como el que nos ocupa reluce cuanto más simple es el argumento que defiende. Cuando la subtrama (Stallone ya no tiene únicamente que salir del pozo al que se ha visto abocado, si no descubrir quién y por qué le ha traicionado para acabar en el mismo) se convierte en la espina dorsal de toda la película, hace que maldigamos por no habernos quedado en casa haciendo una más fructífera sesión doble de Cadena perpetua y Acorralado en lugar de habernos dejado arrestar por la senilidad de Plan de escape.

Nunca una película ha sido tanto un clavo de ataúd (Stallone, Schwarzenegger) como una esperanza de relevo generacional (Faran Tahir, Vinnie Jones) más necesario que un indulto. Si empezábamos con una alegoría del fenómeno zombie aplicable a cine de explotación actual (rama conservadora, no se equivoquen), no deberíamos simplemente claudicar ante la naturaleza idéntica que comparten: la generación anabolizada de los ochenta sigue avanzando impertérrita hacia las taquillas de todo el mundo hasta que el cuerpo aguante. Únicamente en nuestras manos está tener o no, por el bien de todos, las ventanas tapiadas./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita



		Recomendada por Kuato a: el Lute.

		No recomendada por Kuato a: lame-cruces que no quieran ver el plan cabrón que lleva ahora el que fuera protagonista de *La Pasión de Cristo*..

		Ego-Tour de luxe por: 50 Cent y sus monturas al aire.

		Atmósfera turbínea por: lo incomprensible de que subproductos como éste sigan levantando tanto hype entre el fandom.