BRUC. EL DESAFÍO rueda: Las estrellas de Napoleón

Un héroe catalán madrileño, un catalán afrancesado, y un francés suizo. ¿Alguien da más?

■ RAY ZETA

CINES VERDI PARK, BARCELONA, 21/12/2010. “Haz una pequeña introducción, Sr. director”, le dijo Santi Millán a Daniel Benmayor mientras le pasaba el micrófono. Y éste sin cortarse ni un pelo asió el micro, miró a la concurrencia y espetó: “Para hacer la introducción le pasaré el micro a Santi Millán”. Y dicho y hecho. El verdugo convertido en víctima no tuvo más remedio que decir unas palabras entre las risas de los presentes, con las que destacó cuán diferente era la película presentada de la cinematografía catalana habitual, la buena mano del director para la acción, y el reparto, a excepción según sus palabras, de Vincent Perez.

Una muestra del buen rollo que se respiraba en la rueda de prensa de Bruc. El desafío. Una rueda de prensa con cariz internacional, hispano-francés para ser exactos, pues allí se dieron cita además del director y los productores, todos y cada uno de los intérpretes protagonistas, tanto los nacionales (Juan José Ballesta, Astrid Bergès-Frisbey y el citado Santi Millán) como los franceses (los integrantes del escuadrón liderados por Vincent Perez más el periodista), en lo que parecía una nueva invasión napoleónica.

Focalizadas las principales preguntas en el director, Daniel Benmayor relató con semblante serio que abordó el proyecto como una obra cien por cien cinematográfica, de acción y de entretenimiento, para que pudiera verse fuera y llegar al máximo número de espectadores posibles, en vez de contar una historia local con naturaleza televisiva (o sea, traduciendo sus palabras a nuestro lenguaje: se apartó de la ñoñería habitual de TV3 e hizo una peli de acción pura y dura para el disfrute del espectador y ganar más pasta), y que si optó por introducir pinceladas de la batalla a modo de flashback en vez de rodarla toda y mostrarla en presente, fue simplemente para ahorrar money (esto no necesita traducción porque se entiende perfectamente).

"Con todos ustedes... ¡El Bola tamborilero!"

Era él como director quien acaparaba la mayor parte de la rueda mientras el resto de integrantes de la mesa se lo miraban resignadamente como invitados de piedra, pero como allí también habían estrellitas (a ver si adivinan cuántas) y no era plan que se aburrieran, y como los periodistas cinematográficos somos muy atentos y educados, se les formuló una preguntita a cada uno para que abrieran la boca para algo más que para bostezar y tuvieran sus cinco minutitos de gloria.

Primera estrellita: Juan José Ballesta. Con ese desparpajo y esa jerga que solo puede tener un chico de la calle que se pasa el día en la placita del barrio vestido en chándal (aunque en esa ocasión llevaba una chaqueta de Beatle que parecía haber salido del disco Sargent Pepper), explicó que si habla catalán en la peli es porque le pusieron un profe en Madrid durante dos meses, y luego durante el rodaje tuvo una asistente lingüística que no se separó de él ni un momento (“Y cuando metía la gamba cortaban la toma”). Que para cruzar el charco y marcharse a “Jolivus” aún le falta porque no habla inglés: “De momento lo llevo parao, pero cuando acabe Hispania, con las perrillas que me ahorre, me voy pa fuera, me lo monto bien allí y me lo aprendo tranquilamente”. Y que sobre las similitudes de Bruc con Acorralado o Depredador, “se siente más Rambo que Schwarzenegger”.

"Me siento más Rambo que Schwarzenegger"

Segunda estrellita: Santi Millán. Con su sentido del humor habitual nos obsequió con el speech más divertido de la rueda igualito que un monólogo de “El club de la comedia”: la anécdota de cómo se presentó al casting caracterizado como su personaje, una mezcla entre el Daniel Day Lewis de Gangs of New York y el Michael Wincott de Los tres mosqueteros.

“A la hora de presentarme al casting creí que era buena idea ir caracterizado para que Dani (el director) no viera mi imagen sino al personaje. Llamé a una amiga maquilladora y lo preparamos, y como el casting era en la calle Avinyó, llegué en taxi pero tuve que hacer 900 metros andando (la gente debía pensar que era una estatua de la Rambla que iba a desayunar), hicimos la prueba y al acabar me dijeron si quería ir a comer con ellos. ‘Sí’, les dije, ‘pero es que me he venido así de casa y no puedo cambiarme’. ‘Bueno, como quieras’. ‘¿Quién paga?’, pregunté, ‘nosotros’, ‘pues voy’. Y fui al restaurante tal cual”.

Flanco de la mesa franco-suizo

Y tercera estrellita: Vincent Perez. Aunque actualmente no goce de la popularidad que le dieron éxitos de crítica como Cyrano de Bergerac, Indochina o La reina Margot (nosotros los venusvilleros le recordamos más por El cuervo 2, La reina de los condenados y Fanfan la tulipe), este actor suizo (que no francés) sigue teniendo el guapo subido y es tan educado y atento como un jefe de protocolo (sin ir más lejos, me lo cruce cuando iba a mear –él, no yo- y me saludó por recordarme del photocall como si fuera –yo, no él- el mismísimo rey de España en visita oficial a los lavabos del cine).

Bastante trabajo tenía el pobre para expresarse en español como para responder preguntas, así que se limitó a pelotear al director, al guión, al personaje que le había tocado interpretar, y hasta a la señora de la limpieza que le planchaba el uniforme de soldado napoleónico todas las mañanas.

El resto de invitados: Astrid Bergès-Frisbey, el periodista, el soldado bueno, el mameluco y el forzudo, debieron conformarse con escuchar al director y a las estrellitas citadas, ejercer de invitados de piedra, y seguir abriendo la boca sólo para bostezar. No desesperéis chatos, quizás el día en que salgáis en alguna otra peli además de Astérix en los Juegos Olímpicos y Adele y el misterio de la momia, os hagamos alguna preguntita.

Venusville. El desafío

■ BRUC. EL DESAFÍO. Estreno en Venusville: 22/12/2010