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SITGES 2014: LA DISTANCIA rueda: El artista incomprendido

El artista incomprendido

La mayor distancia es la que separa al
público del genial artista incomprendido

Por Ray Zeta

 

<¿Dónde acaba el arte y dónde empieza la tomadura de pelo? Escuchando hablar a Sergi Caballero, director de lo que es a mi juicio la película más peñazo, tocho y ladrillo del Festival de Sitges 2014, no me queda nada claro, ya que él insiste en definir su película como una obra artística, aunque se trate de tres enanos acampados en roulottes en la estepa siberiana que hablan en ruso por telepatía, mueven bolsas de plástico por telequinesia, y ejercen la videncia tocándose las orejas y restregándose las manos por los huevos y luego oliéndoselas, en un producto tan sumamente lento que una foto, un cuadro, o hasta una planta creciendo, tiene un ritmo más rápido que este filme.

   Aún así, él insiste en ir de artista. Sergi Caballero es director del Sónar, el festival de música electrónica de Barcelona, dice no haber estudiado nunca cine ni pensar hacerlo, por eso su concepto de lo que es el cine, dista mucho del concepto que tenían y tienen los grandes cineastas de la historia como Stanley Kubrick, Billy Wilder o Steven Spielberg, que es el de contar una historia. Para Caballero, la historia es lo de menos, ya que para él lo importante no es de lo que trata la película, sino verla y escucharla sin buscar otras cosas, como ya demostró también con su primea película Finisterrae, idéntica propuesta pero con fantasmas cubiertos por sábanas en vez de con enanos.

 

"Los tres mayores genios que ha dado la humanidad son Dalí, Miliki y yo"

 

   Dice estar más interesado en el proceso que en el resultado, dejándonos claro que el espectador se la repamplinfa, por mucho que éste no sintonice con este tipo de cine: “para mí el cine es un vehículo con el que poder expresarme. Mi manera de trabajar es la misma para hacer una tortilla de patatas, para hacer una película o para hace música. Si hay distancia con el espectador es por prejuicios, porque estamos acostumbrados a tener unos códigos. Mis películas no son ejercicios espirituales, son propuestas absolutamente plásticas y artísticas. Si hay distancia con el espectador, el problema es de la gente, no mío”.

 

"Mis películas no son ejercicios espirituales, son propuestas absolutamente plásticas y artísticas. Si hay distancia con el espectador, el problema es de la gente, no mío"

 

   Y encima tiene los pelendengues de afirmar que su intención era rodar un blockbuster y de comparar su película con El círculo rojo de Melville (será que los enanos tienen una retirada a Alain Delon que nadie ha sido capaz de vislumbrar), ya que por muchas mandíbulas que desencaje al decirlo, ve La distancia "como una película de suspense, ya que si nos dejamos de tabúes, es una película de aventuras con un punto de tebeo en la que pasan cosas", y cita a Miyazaki, Tarkovsky, Lynch y el director de Kung Fu Panda (¿ein?) como sus fuentes de inspiración, autores de los que le gusta la atmósfera de sus películas y que en la mayoría de ellas no haya ni buenos ni malos.

 

"La distancia es como Blade Runner, pasará de fiasco en taquilla a objeto de culto"

 

   ¿Y qué hay de los elementos fantásticos? De la telequinesia, la videncia tocándose las orejas y los huevos, y restregando la barriga por paredes. Aquí Caballero tiene un atisbo de sinceridad, y por primera vez no se escuda en su faceta de creador: "cuestiones de presupuesto: tocarse la barriga y las orejas es barato y sencillo de hacer, si hubiera tenido más presupuesto hubiera ido más allá". ¿Y del cubo que habla japonés? Porque si no lo saben, hay un cubo que habla japonés que además está enamorado de una chimenea: "a medio rodaje me di cuenta que no hablaba del amor, así que se me ocurrió poner una historia de amor entre el cubo y la chimenea", nos explica, y se queda tan pancho.

   Y sigue contándonos que como buen artista creador, su punto de partida son imágenes que va a apuntando en un cuaderno, y que como a él lo que le va es el proceso, le van los rodajes difíciles como ha sido éste: "ha sido un rodaje muy duro y muy frío, con temperaturas de -14 grados, en lugares peligrosos que a veces debíamos picar en el hielo… Las dificultades me dan fuerza, no me imagino rodando cómodamente en el plató de al lado". Y que en cuanto a los enanos, no son actores, son profesionales del espectáculo, y son tres de los que hicieron Blancanieves. Y ya para acabar, ¿qué nos dices de la escena en la que un personaje se masturba con zapatos rojos de tacón a modo de fetichismo, y escribe el nombre de Pluto cuando llega al orgasmo? “Es que Pluto es uno de los personajes de Disney que más me gustan, y por eso quería hacerle un pequeño homenaje". Ah claro, será que como nosotros no somos artistas, por eso no lo habíamos entendido.../>

 

 

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Sergi Caballero impregna de arte el Diario de Venusville

 

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