Categorías

JAMES BOND artículo: Nena, mi nombre es Bond…

Repaso a las chicas Bond que han sido seducidas por James Bond por Inglaterra y por su bragueta

Dr. BISHOP

¿Qué comparten James Bond y la Roja? Su contundente eficacia realizadora, con un promedio mínimo de dos goles por partido. En cada película el espía demuestra ser un killer del área, penetrando varias veces las porterías contrarias entre alaridos orgásmicos y haciéndonos sospechar que cumple sus misiones no “por Inglaterra” sino “por su bragueta”. Numerosas mentes preclaras, indignadas ante tanto folleteo indiscriminado, han osado tachar a 007 de machista y misógino: otras preferimos llamarle cachondo, machote y campeón.

Sean Connery tuvo el honor de ser el primero en desvirgar el carrusel de féminas que han desfilado por la saga. La primera chica Bond fue una burbujeante Ursula Andress (007 contra el Dr. No), que emergió del mar en bikini para ser remojada por la lascivia de nuestro depredador favorito. Repasando sus variadas conquistas, como Daniela Bianchi (Desde Rusia con amor) o Honor Blackman (Goldfinger), queda claro que a Connery le iban las mujeres con clase, libertinas para la época aunque algo peponas, de belleza evidente pero fría y carente de una excesiva personalidad. Sin embargo, Connery se despidió del papel de seductor por la puerta grande, liándose en Nunca digas, nunca jamáscon dos miuras de la categoría de Kim Basinger y Barbara Carrera. Olé tus eggs, spy.

 

BOND_GIRLS_1

Bond Girls quiz: quién es quién

 

El orejotas de George Lazensby sólo tuvo una película para mojar el nabo (¡agitado, no removido!), un nabo de gusto exquisito al elegir como salsa a la fascinante Diana Rigg, la chica de la serie Los vengadores. Todo se acabó torciendo (menos el nabo, claro) cuando el muy palurdo decidió casarse con ella, verdadera herejía para un 007 que fue correctamente castigada con la muerte de la esposa a manos del malo y los lloriqueos de un Bond convertido en viudo (!). Tal nivel de patetismo finiquitó la carrera de Lazensby con toda justicia.

Y con el salido de Roger Moore llegó el escándalo: se le acusó en su día de graciosillo, de blandengue y finalmente de carroza. Pues bien, el “abuelito dime tú” puede fardar de un curriculum fornicae de infarto, y si no nos cayera simpático le aplastaríamos la entrepierna con un piano por haberse ventilado a una supertop por película. El cabroncete de Mr. Moore fue el “Messi” Bond al inventar en cada peli un gol de pura fantasía erótica: la excitante serenidad de Maud Adams (El hombre de la pistola de oro, Octopussy), los oceánicos ojazos de Barbara Bach (La espía que me amó), la deslumbrante perfección de una virginal Jane Seymour (007: Vive y deja morir), la armonía casi espiritual que nos hace apasionados devotos de Carole Bouquet (Sólo para sus ojos), la sensualidad animal de Tanya Roberts (Panorama para matar) y por último la pareja perfecta de Roger Moore, la diosa terrenal Lois Chiles (Moonraker), ardiente o modosa según la ocasión, cercana y a la vez distante, simpática a la par que formal.

"En cada película el espía demuestra ser un killer del área, penetrando las porterías contrarias entre alaridos orgásmicos"

Con estas señoritas no es extraño que las pelis Bond de esa etapa acabaran siempre igual: el bueno de Roger llevándose al catre a la buenorra de turno, prácticamente mirando al espectador en un gesto implícito para hombres (queriéndose identificar en la infinita virilidad de Bond) y mujeres (“oig, nena, Roger está para comérselo todo…”). Aquí ya no importaban los maquiavélicos planes del malo, sino los de la entrañable titola de Roger Moore dando bandazos de forma voraz en busca de presas, con el consiguiente aplauso de una platea entregada a la comprensible picardía de una picha brava en celo. Tremendo.

Recogió la antorcha (y una manoseada caja de condones) Timothy Dalton, el más humano de los espías británicos. Como era un buen tipo a éste le ponían las chicas algodonosas, un poco pavas pero tías buenas al fin y al cabo, como Mariam d’Abo (007: Alta tensión) y Carey Lowell (007: Licencia para matar). Monísimas ambas, el romántico de Timothy acababa perdiendo la perspectiva y se enamoraba de ellas. Y quién no, Timothy.

 

BOND_GIRLS_2

Bond Girls quiz: qué hace una chica como tú con un espía como éste

 

Con Pierce Brosnan volvió en parte el estereotipo de “007 licencia para ser un pene con patas”. Obsesionadísimo con currarse dos modelos por film, su criterio básico era “dadme tías buenas pero ya”, llegando a alternar en El mundo nunca es suficiente a dos mujeres sin nada que ver, la improbable física nuclear Denise Richards (bellezón white trash del medio oeste americano) y la chica del malo encarnada por Sophie Marceau, paradigma de la sofisticación europea. También se agenció ninfómanas sadomasocas (Framke Jannsen en GoldenEye), esculturas de ébano como Halle Berry y gélidas preciosidades como Rosamound Pilke en Muere otro día. Y mientras, nosotros los mortales con la infatigable cinco dedos, pero bueno…

Con el new kid on the block, el impresionante Daniel Craig, vuelve el amor y los paseos cogidos de la mano en los atardeceres de Venecia. Muy buen gusto el chaval con la fascinante Eva Green, pizpireta muy femenina y de mirada turbadora. En todo caso, vemos con agrado que en el siglo XXI se mantenga la tradición que caracteriza al MI6: el “mete y saca” por doquier. Señores Bond, por nosotros no se corten y sigan sacando a pasear a la sin hueso de abajo. Por Inglaterra.

 

JAMES BOND

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios

Agregar comentario