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RICHARD MATHESON reportaje: Richard Matheson es leyenda

   

Richard Matheson es leyenda

Repaso de cómo se ha adaptado la obra maestra
de Matheson, con y sin la presencia de Will Smith

Por Chema Pamundi

 

El autor

<Va, hablemos un poquito de Richard Matheson. Richard Matheson (Allendale, New Jersey, 1926) es uno de los autores más prolíficos y bien considerados de la llamada “época dorada” de la ciencia-ficción (aunque de hecho nunca haya sido un autor puramente de ciencia-ficción, sino que ha buscado la hibridación constante de géneros, mezclando sin cortarse la especulación científico-filosófica, el suspense, la fantasía y el terror en una misma narración; si hablamos de eclecticismo, Matheson ha escrito incluso novelas del oeste).

   Las historias de Matheson se hicieron populares desde el primer momento (su relato de debut, "Nacido de hombre y mujer", fue un auténtico hit allá por 1950), y muchas de ellas han sido adaptadas al cine a lo largo de los años (El increible hombre menguante, La leyenda de la casa del infierno, El diablo sobre ruedas…), así como también a la televisión: la serie The Twilight Zone se nutrió de no pocos guiones basados en cuentos cortos de Richard Matheson (un género para el que el autor siempre ha demostrado una especial maestría). ¿Recuerdan Pánico a 20.000 pies, el capítulo sobre un tipo que tiene fobia a volar, y descubre que en el ala del avión en el que viaja hay un gremlin empeñado en estrellar el aparato? Pues esa era una historia de Richard Matheson.

   Quizás la obra más reconocida, influyente y narrativamente redonda de todo el catálogo de Matheson sea la novela corta "Soy leyenda". Publicada en 1954, "Soy leyenda" revolucionó el género fantástico a todos los niveles, redimensionando el por entonces vetusto y gastado mito del vampiro (se la considera la primera narración moderna de chupasangres), y sentando además las bases de al menos dos nuevos géneros: el terror apocalíptico (versión pandémica), y el cine de zombies (George A. Romero siempre ha reconocido que utilizó "Soy leyenda" como canon a la hora de escribir y rodar La noche de los muertos vivientes). A día de hoy, la novela ha sufrido (nunca mejor dicho) tres adaptaciones diferentes al cine: la italiana The Last Man on Earth (L`Ultimo uomo della Terra, Ubaldo Ragona y Sidney Salkow, 1964), y las norteamericanas El último hombre vivo (The Omega Man, Boris Sagal, 1971) y Soy leyenda (I Am Legend, Francis Lawrence, 2007). A continuación, intentaremos explicar porqué ninguna de ellas merece la pena.

 

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Richard Matheson, antes y después de convertirse en leyenda

 

 

La historia

   "Soy leyenda" es la crónica en apenas 150 páginas de las desventuras de Robert Neville, el último hombre vivo en un mundo en el que todos los demás seres humanos han sucumbido a un virus que los ha transformado en vampiros (muchas historias de Matheson tienen como punto de partida a un solo hombre enfrentado contra una crisis imposible de superar). Aparte de su tono negrísimo e inmisericorde (el protagonista, lejos de ser el típico héroe que asume su papel con estoicismo, es un tipo dominado por frecuentes raptos de desesperación y locura, con los que sólo sabe lidiar recurriendo al alcohol), y de su estilo narrativo directo, sin florituras ni sentimentalismos, "Soy leyenda" destacó por su escrupuloso estudio del vampirismo visto como una enfermedad contagiosa, algo que ha sido similarmente explorado en películas recientes como 28 días después, pero que en los años 50 sonaba bastante original.

   Además, el libro tocaba de pasada (y según su autor, casi de manera inconsciente) temas muy de la época en la que fue escrito, en los inicios de la guerra fría: el miedo a la uniformización de la sociedad (la paranoia maccartista respecto al comunismo rampante…), y la toma de conciencia de que, por primera vez en la historia, el ser humano había desarrollado la suficiente capacidad tecnológica como para exterminarse a sí mismo por completo (la espada de Damocles de una guerra atómica que parecía sólo cuestión de tiempo).

 

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"Los dos últimos hombres vivos", título provisional de El último hombre vivo

 

   Es decir, que todo y ser una novela de terror survivalista bastante sencillita, "Soy leyenda" es al mismo tiempo una fábula moral completamente anclada en un tiempo y un espacio concretos; lo cual la convierte en una obra muy peliaguda de adaptar al cine, porque para poder actualizarla (algo que resulta imprescindible para vendérsela al gran público), no es suficiente con currarse a base de bien la puesta en escena y los efectos especiales (ni con darle el papel protagonista a Charlton Heston o Will Smith), sino que es necesario replantearse por completo todo su mensaje de fondo, y resituarlo dentro de un contexto social que resulte creíble para el espectador moderno. El propio Richard Matheson lleva desde los años sesenta diciendo que ya es tarde para intentar rodar "Soy leyenda" de manera fiel al libro: simplemente, nuestra sociedad ha cambiado tanto desde que lo escribió, que una adaptación 100% fidedigna se vería ridícula.

   Y aún así, las advertencias del propio autor no han servido de gran cosa, porque ninguna de las tres adaptaciones cinematográficas de "Soy leyenda" que se han realizado hasta la fecha han conseguido sortear con éxito semejante campo de minas. En mayor o menor medida todas se han quedado cortas, todas han adaptado mal la historia, todas han traicionado su mensaje, y todas han acabado pareciendo aún más ridículas de lo que serían ser si sus responsables se hubiesen limitado a rodar una adaptación 100% fidedigna del libro.

 

 

La adaptación al cine

   Para empezar, la adaptación de "Soy leyenda" siempre se ha visto como una especie de patata caliente con la que nadie se acaba de sentir cómodo. Una vez tras otra a lo largo de los años se ha intentado contar con directores de primera fila para poner la historia en imágenes, y todos han acabado declinando la oferta en favor de realizadores en el mejor de los casos mediocres: para The Last Man on Earth se intentó contratar a Fritz Lang (y posiblemente ahora estaríamos hablando de una obra maestra), y la cosa acabó en manos de Ubaldo Ragona y Sidney Salkow; para El último hombre vivo, Charlton Heston (que se hizo con los derechos de la novela después de que Orson Welles se la diese a conocer durante el rodaje de Sed de mal) quería a Sam Peckimpah, y al final no pudo encontrar a nadie mejor que Boris Sagal; y para la reciente Soy leyenda, cualquier esperanza de que llegara a convertirse en una buena película se esfumó cuando confirmamos que Ridley Scott había rechazado el proyecto, y que el elegido para sustituirle era Francis Lawrence (recordemos: el hombre que en su día transformó un cómic genial como Hellblazer en una soberana gilipollez como Constantine).

   Asumido, como hemos explicado ya, que "Soy leyenda" resulta imposible de adaptar al cine tal cual es, hay que decir que sus tres versiones fílmicas han tenido muy poquito que ver con lo que Matheson pretendía contar en el libro; y el problema no es que los guionistas hayan modificado los sucesos originales hasta dejarlos irreconocibles (cualquier adaptación, por libre que sea, resulta válida si da lugar a una buena película), el problema es que dichas modificaciones han ido casi siempre en la dirección equivocada y han acabado por diluir el relato hasta hacerle perder toda su personalidad.

 

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Vincent Price lucha en El último hombre vivo contra la mano que aprieta pero no ahoga

 

 

Las versiones anteriores

   The Last Man on Earth (la primera intentona) contenía numerosos cambios idiotas, algunos de ellos marginales (y precisamente por eso innecesarios) como llamar al protagonista Robert Morgan en lugar de Robert Neville (ya me explicarás…), y otros de mayor calado, como convertirlo en un virólogo de fama mundial para justificar sus investigaciones sobre la plaga vampírica (un cambio que ha sobrevivido tal cual en todas las versiones posteriores). Pese a todo, The Last Man on Earth es con diferencia la película que evoca de forma más lograda los sucesos de la novela, y mantiene con acierto muchas de sus claves dramáticas: el trasfondo trágico del protagonista (que tiene que ser testigo de la infección y muerte de su mujer y su hija), la quema de cadáveres en piras masivas cuando la plaga empieza a extenderse, el encuentro con el perro vagabundo (al que Neville cuida hasta que el pobre animal acaba enfermando y muriendo), o el hecho mismo de que los antagonistas sean vampiros (algo que, inexplicablemente, se han ventilado en todas las adaptaciones posteriores).

   ¿Lo malo de The Last Man on Earth? Un ritmo lánguido, un final irreflexivo y absurdo, un protagonista equivocado (se nota que Vincent Price no se cree su papel, y trata de compensarlo por la vía de la exageración), y una puesta en escena bastante cutre (los vampiros, por ejemplo, tienen más aspecto de juerguistas borrachos que de monstruos de ultratumba).

 

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Demostración de que El hombre Omega invita a echarse una cabezadita

 

 

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    xXx (Triple X)<br />Buen artículo. Estoy de acuerdo contigo en que la versión con Will Smith empieza bien y la cagan a partir que sale la madre y el hijo. Desde entonces cae en picado y ya no remontan. Los zombis en cambio me parecen bien, pues ejercen de elementos funcionales efectistas, tal como dices como si fueran los de "Resident Evil", que es su razón de ser en la peli.

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