THE ROOM crítica: Cuidado con lo que deseas

***The Room*, una habitación que concede deseos, ideal para desear a Olga Kurylenko**

A veces los planetas se alienan de manera tan curiosa, que la constelación formada por las estrellas no parece tener forma de carro sino de la típica polla que vemos dibujada en las puertas de los meaderos. Así de cachondo es el karma. Y en esta edición del Festival de Sitges lo está siendo al haber coincidido Vivarium y The Room con solo un día de diferencia. Porque las dos son pelis primas hermanas por suceder ambas en el interior de una casa dotada de un componente sobrenatural, tener ambas a una pareja como únicos protagonistas, y en ambas aparecer por ahí un hijo misterioso que da por saco a la mencionada pareja. Ya lo ven, como para jugar a "las ocho diferencias" entre las dos pelis...

En el caso de Vivarium, la pareja protagonista no puede abandonar la casa por razones desconocidas, pues por mucho que se alejen acaban apareciendo siempre en la puerta, y tienen que criar como si fuera hijo suyo a un bebé que aparece de la nada y que crece más deprisa que Robin Williams en Jack. En The Room en cambio, el elemento fantástico consiste en una habitación de la casa capaz de conceder cualquier deseo material por obra de magia, y también aparece por allí un bebé con la misma velocidad de crecimiento que el de Vivarium. Será que ambos son parte del mismo experimento que fue objeto Natasha Henstridge en Species...

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Así, si esto fuera un Mortal Kombat celebrado en el Venusville Square Garden con Vivarium con calzón blanco en un extremo del ring, y TheRoom con calzón rojo en el otro, The Room vencería el combate por K.O. técnico. No lo duden, porque la peli está mejor llevada, mejor contada, crea más suspense, y posee un final mejor resuelto. Siguiendo con los términos pugilísticos, mientras The Room tiene clara la estrategia a seguir en el combate, practica un buen juego de piernas, y lanza buenos ganchos y directos, Vivarium va lanzando golpes al aire sin ton ni son, tropieza al hacerse un lío con el juego de piernas, y cae ella solita golpeándose la cabeza con la lona.

¿Se imaginan ustedes tener un genio sin lámpara capaz de conceder deseos a voluntad de forma ilimitada?

Porque The Room se sustenta en una estructura la mar de bien definida: descubrimiento de los poderes mágicos de la habitación, análisis moral de si está bien o mal, aparición del personaje infantil, evolución de éste, e introducción del elemento suspense, todo conjuntado además con otro personaje sorpresa que permite unir las piezas de manera que todo tenga sentido. Vivarium por el contrario, deja cien mil cabos sueltos sin que la mayoría de las piezas encajen o lo hagan sin sentido, quedando patente que una vez planteada la idea inicial, sus responsables no saben cómo continuarla y mucho menos cómo acabarla.

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¿Se imaginan ustedes tener un genio sin lámpara capaz de conceder deseos a voluntad de forma ilimitada? Mucho mejor que el rácano del genio de Aladdin, no digan, aunque dichos deseos concedidos vengan con cierta letra pequeña (no todo iba a ser perfecto)… ¿Qué pedirían ustedes? Pues lo primero pasta, no lo duden, luego las modelos del catálogo completo de Victoria’s Secret o el reparto de Ocean’s Eleven según al género que pertenezcan, para tantas noches de pasión como les aguante el cuerpo, seguro, además de la gastronomía más fina y pija, y los artículos más lujosos de las marcas más prestigiosas según sus gustos personales.

Todo eso lo plasma muy bien The Room antes de convertirse en un inquietante cuento oscuro… Estando tan de moda las películas que para abaratar costes cuentan historias pequeñas con tan solo dos o tres personajes en un espacio único (sólo por esta edición del festival ya ha pasado una docena larga), es un alivio comprobar que no todas ellas padecen el “Síndrome del corto alargado”. The Room sucede enterita en una casa con apenas tres personajes y no decae su interés en ningún momento, por lo que solo por eso ya debe merecer su atención. Y encima uno de los tres personajes está interpretado por Olga Kurylenko… ¿Ven como lo que deseamos se hace realidad?

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