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TIM BURTON artículo: El lado oscuro clarito de Tim Burton

Tan oscuro como si Darth Vader vistiera un casco y una armadura blanca lavados con Dixán

DA II

En un universo de una galaxia muy lejana, el reverso tenebroso de los súper íntegros y poderosos caballeros Jedi es un lado oscuro también poderoso pero sin ética y que ambiciona dominar la galaxia a cualquier precio. En un universo de la Disney, el lado oscuro tendrá siempre un punto edulcorado, y no será demasiado tenebroso ni tampoco demasiado reverso; de la misma forma que en un universo de caramelos, el lado oscuro de un caramelo de fresa será uno de menta.

A pesar de la sublimación inexplicable de una parte de la crítica más sesuda, Tim Burton no deja de ser un producto Disney total (eso sí, en su vertiente más clásica y aburrida). Pero ni siquiera se ha atrevido, o ha sabido, entregarse del todo al lado oscuro, y más bien se ha conformado (quizá no da para más) en una fachada estilística sin demasiado fondo, vamos, una marca que responde más al personaje que al producto, un personaje que es una cuidada representación del chico gamberrete o medio rebelde del universo Disney. Y si ya es poquita cosa pensar en el lado oscuro del mundo Disney, pues ser un rebeldillo del mismo no es desde luego una gran transgresión.

 

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Pues hombre, oscuro lo que se dice oscuro, no parece mucho, no...

 

Y se ha quedado en ese papel de gamberro porque su apuesta nunca ha sido capaz de superar las presentaciones formales, con sus pinceladas supuestamente barrocas, góticas, románticas o simplemente de colorines, muy bonitas, originales, geniales incluso en ocasiones, pero también lo son las formas y estéticas de muchos anuncios de compresas. En ambos casos además el fin es el mismo: vender un producto más allá del spot o la película, que es simplemente un medio para otro fin y no un fin en si mismo; en este caso el producto a vender se llama Tim Burton.

No voy a discutir el indudable talento comercial del Sr. Burton, quien ha encontrado un hueco al vestir de una supuesta madurez el espíritu Disney. Ha desarrollado un marketing conceptual de cojonudos efectos, donde caben desde referentes como Poe, Irving o Wells, mientras va repitiendo conceptos como los citados arriba, con la intención de aposentar esa imagen de sobriedad adulta. Aunque no todo exceso ornamental sin sentido es barroco, más bien mal gusto. Ni una ambientación de sombras y oscuridades es ya de por sí una referencia gótica, como bien saben los clientes de Endesa.

"Pasado el impacto de sus primeras películas, como Las aventuras de pi-pi-pí, El chico que nunca se la pudo cascar o El fantasma coñazo, la filmografía de Tim apenas se sustenta"

El problema de las apuestas basadas sólo en formulas estilísticas es que se agotan con rapidez, tornándose cansinas y repetitivas excepto para los más acérrimos obcecados. La falta de capacidad de renovar el discurso de la “factoría Burton” (pedante nombre) se muestra en la facilidad con la que cae y recae en los remakes, que versiona siempre afeando, cuando no destrozando, el original, como el caso de los simios, Willy Wonka o esta “Alicia de los colorines” –el tipo tiene la osadía de comparase a Carroll-, sin la picardía y las segundas intenciones de la original.

Pasado el impacto formal de sus primeras películas, como Las aventuras de pi-pi-pí”, “El chico que nunca se la pudo cascar” o El fantasma coñazo”, la filmografía de Tim apenas se sustenta en la capacidad de los chascarillos, las gesticulaciones desmedidas y el histrionismo de su musa, JohnnyDepp. Entre insufrible y agotador.

 

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"¡Mecachis! ¡Todo el dinero gastado en revistas porno, perdido!"

 

En ningún caso discuto la calidad e ingenio de Burton para la construcción de ambientes. Como especialista en vestuario las estatuillas ya no le cabrán en el lavabo. Quizá sea con la “Pesadilla de la Navidad y la “Novia zombie donde se escenifican con más claridad las virtudes y las deficiencias del sobrevalorado director. La puesta en escena, la técnica utilizada, la imagen de los personajes, es simplemente excepcional, una maravilla de figuritas para acompañar a cualquier McMenú. Sin embargo, es apenas un fuego de artificio que al final solo sirve para narrar unas historias simples y planas, sin gracia, en la peor tradición de las historias más convencionales de la Disney. El lado oscuro no es solo la máscara de Darth Vader, como por desgracia pudimos sufrir en la trilogía nueva/vieja.

El problema para el despeinado de Burton es que Disney, de la mano de Pixar, se ha puesto las pilas en esto del cine, y a día de hoy una película como Up es cine en estado puro, en particular la primera media hora es de las que se queda para siempre pegada a la retina, de una belleza excepcional, repleta de sensibilidad y profundidad, sin alardes, y todo con solo un viejo con gafas, un niño gordo y unos globos. A veces, querido Tim, todo es más sencillo. En el fondo el “Sr. Factoría” no deja de ser como un mal ilusionista que nos distrae con sus trucos y fanfarrias de colores hasta que nos damos cuenta de lo vacía que siempre ha estado su chistera.

 

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"Tan vacía como una película con un Willy Wonka blanco "

 

TIM BURTON

 

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