JOHNNY DEPP artículo: El Sombrerero Cojo… como un palomo

Repaso a todos los personajes amamarrachados de Johnny Depp por culpa de Tim Burton

■ EL HOMBRE DE BOSTON

Se abre el telón, se ve a un tipo con la cara maquillada de blanco, peluca pelirroja, chistera, un corbatín de lazo enorme a cuadritos, calcetines a rayas y zapatones. Se baja el telón. ¿Quién es? La respuesta correcta es Charlie Rivel. Seguro que la mayoría de ustedes han pensado en El Sombrerero Loco de la Alicia de Tim Burton, ¿verdad? Prueba inequívoca de que los personajes que crea o versiona Tim Burton para su actor fetiche Johnny Depp se van apayasando más y más a cada película hasta confundirlo directamente con un clown (no pongan esa cara, que acaban de hacer el experimento; suerte además que no tiene ninguna pulga llamada "Orchowey" como Tortell Poltrona).

"Y porque no llevo ningún cencerro, si no fijo que responden Milikito"

Menos Ed Wood Jr., un personaje real complejo, bien escrito y perfectamente matizado, y Sweeney Todd, que seguía fielmente las directrices del libreto de Stephen Sondheim, todo el resto de personajes del tándem Burton-Depp son una retahíla de freaks (“freak” entendido como término despectivo mediático, no como gran conocedor de los grandes temas de la humanidad, o sea el cine fantástico, los cómics y los videojuegos), que hubieran hecho su agosto en programas como “Crónicas marcianas”, “El diario de Patricia” y similares.

En Eduardo Manostijeras lo disimuló porque al tratarse de un ser creado por un inventor todo habría colado, hasta que hubiera sido un híbrido entre el Robert Smith de Los Cure y la rana Gustavo. Se podía justificar diciendo que así lo había decidido su creador y santas pascuas.

"Todos los personajes del tándem Burton-Depp son una retahíla de freaks que hubieran hecho su agosto en programas como Crónicas marcianas, El diario de Patricia y similares"

Con Sleepy Hollow la cosa se quedó a medias. Tim Burton quiso maquillar a Johnny Depp con una nariz y unas orejas desmesuradas de látex para convertir a Ichabod Crane en un ser caricaturesco exagerado hasta la parodia, pero los mandamases de la Paramount no le dejaron porque eso habría significado perder el público potencial femenino que iba a ver a su ídolo juvenil luciendo palmito en todo su esplendor.

Con Charlie y la fábrica de chocolate se tomó la revancha, y si Gene Wilder había interpretado a Willy Wonka como un chocolatero de apariencia normal en Un mundo de fantasía, más allá de las excentricidades que contaba el guión, Burton le encasquetó a Johnny Depp una peluca de Cleopatra y unos dientes de conejo, y lo transformó no ya en Willy Wonka, sino en un hermano mellizo de éste que se estaba hormonando para cambiarse de sexo ahora que la operación la cubre la Seguridad Social.

Johnny Depp, tras las operaciones practicadas por el Dr. Burton

Y lo mismo ha pasado con este Sombrerero Loco. Hubiera sido formidable ver un personaje psicológicamente inestable con toques de humor al servicio de la historia, un personaje con personalidad propia más allá de la simple caricatura infantil, un personaje que pudiera ser recordado más allá de su estética, pero una vez más Tim Burton se queda en la superficie y echa a perder todas sus posibilidades.

Ninguno de los rasgos que conforman el carácter de este Sombrerero Loco está convenientemente desarrollado, matizado o explicado. Ni su bipolaridad, ni su repentino acento escocés (en la versión original) en los episodios de agresividad, ni su temor a no ser real, ni su amistad con la liebre, ni su pasión por el té, ni su manía de formular una y otra vez la misma pregunta: ¿en qué se parece un cuervo a un escritorio? (ya puestos podría haber formulado otra pregunta, en qué se parece una mujer a una ducha, por ejemplo, que al menos hubiéramos sabido la respuesta…).

"Con el Sombrerero Loco, Tim Burton maquilla a Johnny Depp de payaso y le da la apariencia de una drag-queen erigida en reina de carroza durante el desfile del día del orgullo gay en Chueca"

En lugar de eso, Tim Burton maquilla a Johnny Depp de payaso, le da la apariencia de una drag-queen erigida en reina de carroza durante el desfile del día del orgullo gay en Chueca, y se preocupa más de ponerle una levita que quede bien con el color de su peluca, de hacerlo hablar como si tuviera metido un zapato en la boca, de que camine por la mesa como si estuviera escaldado, de que suelte frases molonas de cara al tráiler (repásenlos y verán que todas son suyas), y de hacerlo correr igual de mariquita que Jack Sparrow.

¿Queda bien en el plano? ¿Los efectos digitales, los colores y el formato tridimensional están bien puestos? ¿Se ha conseguido una vez más el toque Burton? ¿Sí? Pues pá que más, ¡¿verdad Tim?!

■ JOHNNY DEPP