SITGES 2019 crónica 5: Demonios del pasado

Swallow; Le Daim; Synchronic; The Cleansing Hour

■ CHEMA PAMUNDI

Se va acabando el festival de Sitges (mañana, última crónica, y luego ya el artículo de resumen y palmarés), y me doy cuenta de que en total he visto sólo tres películas orientales, ninguna de las cuales ha merecido ser reseñada. Samurai Marathon es un intento fallido de Bernard Rose (el director de Candyman) por emular la poesía visual del cine japo y el dinamismo del género jidaigeki (en lugar de eso le ha quedado una peli tan sosa y fake como atropellada), The Gangster, the Cop, the Devil es una demostración de que los coreanos también son capaces de cascarse a veces thrillers anodinos y profundamente tontos, y The Wild Goose Lake es una maraña de luchas de poder y venganza entre bandas que me proporcionó una siestaza en la que sólo eché de menos el pijama y un cojín.

El caso es que la presencia del cine oriental, que en ediciones anteriores llegó a dominar la parrilla con secciones propias y de todo (era hasta difícil no pasar una jornada de Auditori sin ver uno o dos títulos chinos, coreanos, japoneses...) se ha retraído hasta quedar reducida a unas dimensiones que sí, son más lógicas (esto no es el festival de cine de Taiwan, al fin y al cabo), pero ahora tenemos todos un poco la sensación de que nos estamos perdiendo algún que otro Nah Hong Jin o Takeshi Miike de los buenos. De verdad, que nunca estamos contentos...

Los peliculismos de hoy han sido:

 

SWALLOW (Carlo Mirabella-Davis, EUA/Francia, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

La “pica” es un trastorno del comportamiento que lleva a quien lo padece a ingerir sustancias u objetos cuya función en principio no sería la de ser comidos: tierra, clavos, trozos de madera... Muchos de los casos existentes están relacionados con carencias afectivas, y también pueden darse como una forma de “antojo extremo” durante el embarazo. Hunter, la prota de Swallow, parece haber comprado todos los boletos de la rifa para caer en esa enfermedad: una chica sencilla, tímida, no demasiado lista ni demasiado culta y sometida a la hiper-presión de estar casada con un marido de mucho mayor estatus social, que la considera más un trofeo de caza que otra cosa (por no hablar de los padres de este, que la tratan como si le hubieran comprado a su hijo un caballo de carreras).

 

"Ahora entiendo por qué no me cogen en el programa 'Invítame a cenar'"

 

Para combatir el estrés y la depresión de la jaula de oro en la que vive, Hunter empieza tragándose una canica. La cosa le gusta (por primera vez en mucho tiempo, se siente viva), y a partir de ahí va subiendo el nivel. Que si una pieza de ajedrez, que si una pila, que si varios objetos cortantes y a todas luces demasiado grandes. Swallow es un thriller sobre la gestión del maltrato psicológico cuando este no lo parece, cuando tiene el aspecto de una vida de ensueño. Porque la vida sólo puede ser de ensueño si tienes sensación de que la controlas, y Hunter vive con la angustia permanente de que son los demás quienes están al volante de su coche, mientras que ella está metida en el maletero.

Swallow impacta no sólo por la extraña historia que cuenta sino por mantenerse permanentemente fiel al punto de vista de Hunter, un personaje con el que no sólo empatizas sino al que acabas justificando en todo lo que hace (hasta el punto de llegar a celebrar sus recaídas, porque la alternativa es claramente peor). Obviamente, que todo esto funcionase dependía, más que de ningún otro factor, de la actriz que encarnase a Hunter; y hay que decir que, en una edición de Sitges especialmente marcada por el protagonismo de las mujeres, la de Haley Bennett podría ser la interpretación femenina de mayor mérito que hemos visto hasta ahora. Aunque a uno no le entre la trama o algunos de los giros que propone Swallow, el trabajo de Bennett justifica por sí solo el precio de la entrada.

 

Venusentencia: Copas de yate

 

 

LE DAIM (Quentin Dupieux, Francia, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Las películas de Quentin Dupieux tienen siempre sinopsis surrealistas. En Le Daim seguimos las andanzas de un tipo (con las facciones de Jean Dujardin) que está enamorado de su cazadora de ante (sí, en sentido literal), hasta el punto de creer que habla con ella. En cierto momento llega a obsesionarse con ser la única persona del mundo que lleve dicho tipo de prenda (la cazadora de ante está de acuerdo con él en esto), lo cual desembocará en que empiece a liquidar a cualquiera que se niegue a entregarle su cazadora para que la destruya. Ah, aparte de eso el tipo se hace pasar por director de películas, y va por ahí con su cámara digital grabando estampas campestres, selfies, y también a gentes diversas que acceden a entregarle sus cazadoras, a fin de llamar la atención de una camarera de pueblo que es montadora de cine aficionada (una vez intentó montar Pulp Fiction en orden cronológico y se dio cuenta de que era una mierda de película); y bueno, pues eso.

 

"Es que con esta chaqueta estoy clavado a Andy García en Los intocables"

 

Las sinopsis de las películas de Quentin Dupieux son, también siempre, meras excusas que le sirven de base para desarrollar lo que a él le gusta de verdad: la acumulación de gags y callejones sin salida de humor absurdo, explorados con un nihilismo y una frialdad formal en todo (desde las interpretaciones hasta la fotografía o la puesta en escena) que ya son marca de la casa. Con Le Daim logra recuperar parte de la frescura que tuvo en sus inicios (Rubber y Wrong), y que había ido perdiendo en los últimos años tras una serie de títulos cada vez más postizos y repetitivos (Wrong Cops aún tenía un pase, pero Reality era aburridita y Au Poste! ya rozaba la categoría de sketch de José Mota). Si Le Daim funciona (tampoco te vuela la mente, ojo) es porque Dupieux ha sabido por fin controlarse, centrar el foco y limitar el peso de lo absurdo, bajándolo a un nivel más sutil de lo acostumbrado y dando cierto peso a la trama y la evolución de los personajes. Es una peliculita, pero sirve para recuperar un poco la fe en el director francés.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

 

 

SYNCHRONIC (Justin Benson y Aaron Moorhead, EUA, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Dos paramédicos de Nueva Orleans descubren, durante varias noches seguidas de servicio, una serie de cadáveres que parecen víctimas de algún tipo de sobredosis de una nueva droga de diseño, llamada Synchronic. Pero no es que la droga sea letal en sí, sino algo mucho más jodido: cuando te la tomas, viajas al pasado durante un corto periodo de tiempo; y según donde aparezcas, claro, es bastante probable que no dures mucho (en el pasado había mamuts, sin ir más lejos). Los dos protagonistas irán descubriendo las capacidades de Synchronic al tiempo que tienen que lidiar con fantasmas personales bastante peliagudos, cuya resolución les llevará inevitablemente de vuelta hacia Synchronic.

 

"Esta no es la pastilla del día después, sino del tiempo después"

 

Había muchas ganas de ver la primera producción de cierto presupuesto y con un casting de campanillas (Anthony Mackie y Jamie Dorman) a cargo de una pareja de directores, Justin Benson y Aaron Moorhead, que habían dejado estupendas sensaciones en los círculos del fantástico indie con dos cintas tan inclasificables y novedosas como Spring y The Endless. Synchronic quizás no te deja igual de boquiabierto, pero tampoco cabe hablar de decepción porque es una más que competente película de viajes en el tiempo con un par o tres de vueltas de tuerca que logran esquivar las paradojas y socavones de guion tan comunes a este subgénero de la ciencia ficción. Además, las reflexiones en torno a los límites del ser humano, esa angustia de sabernos seres minúsculos en un universo inabarcable, siguen estando ahí. El mensaje clave que busca transmitir es “Vive el momento”. Hay que aprovechar el presente, disfrutar el “ahora”, porque el pasado es irrecuperable y el futuro es una moneda al aire con la que no puedes contar.

Synchronic podría ser todavía mejor si desembocase en un final algo menos “emo” y explorase aún más las posibilidades de la droga que le da nombre. Queda cierta sensación de que había material para hacer lo mismo respecto a los viajes en el tiempo que Olvídate de mí hizo en su día con los laberintos de la memoria, y desde luego Benson y Moorhead eran los autores adecuados para ello, pero por el motivo que sea (posiblemente las exigencias de una producción comercial) han preferido ceñirse a una pieza de género más modesta. Aún así es una buena pieza de género, con más enjundia que la media de lo que se estrena al cabo del año.

 

Venusentencia: Copas de yate

 

 

THE CLEANSING HOUR (Damien LeVeck, EUA, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Un programa de televisión por cable dedicado a exorcismos “fake”, que se transmiten en directo como si fueran reales, presentado por un cura buenorro y también bastante fake, salta por los aires (y dispara a lo bestia sus índices de audiencia) cuando de pronto, en una de sus emisiones, la actriz que hace de poseída resulta llevar dentro a un auténtico demonio, que se pone a jugar al gato y al ratón con el equipo, amenazándoles con matarlos a todos si se corta la emisión o si no consiguen exorcizarlo antes de que expire la hora que dura el show.

Lo de “cortometraje alargado”, que como ya apunté ayer se podría aplicar sin problemas a muchos de los títulos que pasan por Sitges, es especialmente acusado, obviamente, en las películas que fueron originalmente cortos. The Cleansing Hour lo fue en 2016 (está en YouTube, por cierto), y tras verlo se podía llegar a la conclusión de que, en los escasos 20 minutos que duraba, la historia daba de sí todo lo que podía dar. El mérito de la versión largometraje que ahora nos llega es que, en lugar de limitarse a contar lo mismo utilizando más rato y más medios, expande la trama en todas direcciones logrando algo de resultados muy superiores. Una mezcla de body horror apocalíptico (con influencias claras del John Carpenter de El príncipe de las tinieblas) y comedia gore de exorcismos ideal para ver en Halloween, efervescente y divertida de mil demonios, nunca mejor dicho.

 

"Lo que hay que hacer para tener más audiencia que 'Gran Hermano Vip'"

 

De las muchas cosas que hace bien, quizás las dos que más llaman la atención son las escenas de corte en las que vemos a miembros de la audiencia enganchados al programa en todo el mundo, rollo El show de Truman (que además llegarán a tener cierto peso en la trama), y las de el chat en el que dichos espectadores van dejando sus comentarios, algunos de los cuales son descacharrantes.

Hay que advertir que no todas las partes móviles que componen la película transmiten esas buenas sensaciones: el CGI cojea (no así los efectos de maquillaje, que son excelentes), y algunos elementos de trasfondo parecen innecesariamente sobreexplicados, mientras que otros parecen no justificarse lo suficiente. Sin embargo, en el tercer acto todo acaba cuadrando de manera sensacional, de modo que The Cleansing Hour es una película en la que vale la pena confiar. Simplemente hay que relajarse y dejarse llevar por ella de cabeza al infierno.

 

Venusentencia: Copas de yate

 

■ SITGES 2019