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SITGES 2020: BABY crítica: La habitante incierta

Cuentecito oscuro mudo de Juanma Bajo Ulloa con homenaje a El habitante inicierto, en Baby

RAY ZETA

¿Dónde acaba un desafío y dónde empieza la pretenciosidad? Dicha cuestión es un objeto de estudio sólo al alcance de los pensadores más sesudos, que a  buen seguro tendrán en Baby un ejemplo con el que debatir durante horas. Porque lo que ha hecho Juanma Bajo Ulloa en Baby es un triple mortal sin red disfrazado de ejercicio sin diálogo, contado sólo a través de la imagen con personajes llamativos y una puesta en escena poderosa plagada de simbolismos. Todo un tour de force cinematográfico tan cuestionado como Lucky Luke sin pitillo. ¿Necesario o gratuito? He ahí la cuestión que dividió a crítica y público tras su paso por el Festival de Sitges, unos alabando la valentía de su propuesta y otros criticando su innecesaridad.

Liberar la película de artificios añadidos como el diálogo y contar la historia sólo a través de los elementos cinematográficos más puros, como los decorados, los personajes, el vestuario, el sonido y la música. Loables intenciones de Juanma Bajo Ulloa, que pinchan no obstante por pasarse de frenada en todas las curvas. El afán de compensar la ausencia de diálogo, lleva al director a imprimir un tono tan pasado de rosca en todas las categorías de la peli, que acaban por suspender la credibilidad global del filme tanto a nivel de estética como de guión. En Baby nada es sutil, ni los decorados, ni el vestuario, ni los personajes, ni las decisiones que toman, y por eso acaba empachando por saturación.

 

"Para entendernos, yo puedo tocar la bocina como Harpo Marx y tú el cencerro como Milikito"

 

Una chica yonky y alcohólica embarazada da a luz, entrega el bebé a cambio de dinero, se arrepiente y quiere recuperarlo. El argumento es suficientemente simple como para entenderlo sin necesidad de que Doc Emmet Brown nos haga un esquema en su pizarrita, ¿verdad? Entonces no es necesario sobrecargar todos los espacios y los personajes que salen, hasta parecer que estamos en un desfile de Agatha Ruiz de la Prada escenografiado por Tim Burton. Bajo Ulloa ha querido convertir el dramón de Baby en un cuento oscuro gótico para captar desde el inicio la atención del espectador y mantenerla hasta el final, aunque contar la historia de esa manera implique pagar el peaje de hacerla poco o nada creíble.

"En Baby nada es sutil, ni los decorados, ni el vestuario, ni los personajes, ni las decisiones que toman, y por eso acaba empachando por saturación"

No puede ser que todos los personajes que aparecen en la peli sean tan estrambóticos, excéntricos y estrafalarios. ¿Se imaginan ustedes que la gente fuera vestida de Sissi emperatriz, hada Campanilla o supervillano Bond, para comprar el pan, pasear al perro o tirar la basura? Pues eso es lo que ocurre en Baby. Vean sino la camello, los tres personajes que viven en el caserón y las compradoras del bebé… A partir de ahora, nada de bata y pantuflas para estar por casa echados en el sofá, no señores, disfrazados de Kingsman, bombín y paraguas incluidos, como mínimo. Y lo mismo va para la decoración gótica del caserón, y para los simbolismos, la mayoría escenas de animalejos que se van intercalando como metáfora, a modo de documental de La 2.

 

"No te preocupes por el sonido, es de las que sale una bandera con la palabra 'Bang'"

 

Detalles pretenciosos puramente gratuitos e innecesarios que no hacen más que sobrecargar el guión hasta convertir Baby en cuento gótico con más parches que las cañerías de 13 Rue del Percebe, y afectar de rebote el guión hasta convertir Baby en un cuento gótico nada creíble. ¿Recuerdan la película El habitante incierto? Pues en Baby, la prota ejerce de habitante incierto improvisado al estar de okupa en un caserón habitado por tres personajes, campando a sus anchas a la vez que los evita con la maestría de un ninja, como compañeros de piso que se dividen los espacios en diferentes horarios, sin comer, sin beber, y sin un ápice de mono o delirium tremens a pesar de ser una yonky alcohólica que ha dejado de consumir a la brava.

Ejercicio cinematográfico pues con buenas intenciones, pero ya les digo, malogrado por su nula sutilidad y su poca credibilidad. Baby funcionaría a las mil maravillas si fuera un corto de diez minutos, lo que perdonaría en cierta medida y justificaría parcialmente sus excesos estéticos, pero no aguanta el peso de la duración de un largometraje debido a que se recrea demasiado en la forma obviando el fondo, a pesar de la enérgica aunque pretenciosa dirección de Juanma Bajo Ulloa. Y no busquen lecturas de temas sociales de fondo como la maternidad, críticas al sistema o denuncias sociales, porque no es el caso. Baby es un ejercicio de estilo y como tal debe verse, aunque sea un estilo subidísimo de tono.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia:  Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: fans de Charlot, Buster Keaton, Harold Lloyd y Harpo Marx.

No recomendada por Kuato a: fans de Cantinflas, Charito Muchamarcha y el programa “Pasapalabra”.

Ego-Tour de luxe por: hacerse entender sin necesidad de tocar la bocina como Harpo Marx o el cencerro como Milikito.

Atmósfera turbínea por: que no suenen risas enlatadas como en cualquier show cómico mudo.

 

SITGES 2020

 

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