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SITGES 2020 crónica 5: Mentiras arriesgadas

The Dark and the Wicked; Archive; The Reckoning; Come True

CHEMA PAMUNDI

Siempre se ha dicho que el género fantástico es especialmente adecuado para, mediante el uso de metáforas, abstracciones y gaitas narrativas similares, acabar diciendo cosas con bastante enjundia sobre la realidad que nos rodea. En esta edición del festival de Sitges, sin embargo, el género parece haberse tomado un descanso en este aspecto (salvo excepciones puntualísimas). Llevamos diez días viendo películas donde aparece un mundo que, ahora mismo, no existe. Obras de ambientación contemporánea en las que la gente se relaciona sin distancias de seguridad ni otras restricciones sanitarias. La cena de gala en Possessor, la discoteca abarrotada de gente en Come True o la fiesta de empresa en Jumbo, son escenas que ahora mismo nos parecen tan ajenas e imposibles como el combate final de cualquier superproducción Marvel. Es como si Sitges 2020, más que preocuparse por reflejar la realidad, estuviera en fase de negarla. Será interesante comprobar, de aquí a un año, si han empezado a facturarse cintas de terror y ciencia-ficción protagonizadas por gente confinada y actores con mascarilla, o si tanto la industria como los espectadores seguimos haciendo ver que aquí no ha pasado nada.

Y otra derivada de esta situación (me lo comentaba ayer nuestro redactor jefe Ray Zeta) es que el cine español, que a nivel de glamour solía ser poco vistoso, está salvando la cara mediática de Sitges 2020. No solo porque la mayoría de producciones españolas proyectadas este año han gustado bastante (Malnazidos, No matarás, Baby, Cosmética del enemigo, 30 monedas, La vampira de Barcelona...; no, no he visto ninguna de ellas), sino porque los actores y directores españoles han sido casi los únicos que han podido permitirse venir en persona y dar cierta sensación de alfombra roja. Mario Casas, Álex De la Iglesia, Kike Maíllo, Najwa Nimri, Manuel de Blas, Juanma Bajo Ulloa, Natalia Tena... De nuevo, Sitges “atrezando” la realidad para hacérnosla un poco más bonita.

Igual que han hecho, en mayor o menor medida, las cuatro películas que reseño hoy:

 

 

THE DARK AND THE WICKED (Bryan Bertino, EUA, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

 

Posiblemente The Dark and the Wicked se beneficie del “efecto Sitges”, debido al cual hay películas que destacan más por comparación con el resto de títulos contra los que te has ido estrellando en los días anteriores, que por sus méritos intrínsecos. Si viera The Dark and the Wicked en alguna plataforma digital o en el cine de mi barrio sería mucho más puntilloso con ella, pero en el marco del festival me ha parecido que, sin ser la octava maravilla ni reinventar en absoluto el terror de familia acosada por entidad paranormal en casa encantada, les da una paliza a ridiculeces de guión como The Banishing o peñazos fofos como Relic (dos castañas pilongas que también se han podido ver en Sitges 2020 y que ni siquiera tengo energías para reseñar).

Una de las cosas que hace bien The Dark and the Wicked es no buscar una justificación al elemento fantástico. La familia de granjeros protagonistas no guarda ningún cadáver en el armario, no tiene ningún pasado especialmente siniestro ni ningún cementerio indio debajo de su casa. Son, simplemente, el blanco arbitrario de un ser maligno que los considera presas fáciles. En ese sentido, se empareja con la obra de debut de Bryan Bertino, Los extraños, en la que la única motivación del trío de asesinos para torturar y matar a sus víctimas era que “estaban en casa”.

 

"Pues si no hay cementerio, no podemos colarla como otro Poltergeist"

 

Otro acierto es no ofrecer tampoco ninguna de esas soluciones magistrales que tan a menudo vemos en este tipo de cine, en el que acabar con los fantasmones de turno es un poco como preparar una receta de cocina (estas mierdas le encantan por ejemplo a James Wan: “Hay que desenterrar los huesos de la abuela Paca, atarlos a la muñeca encantada, leer el hechizo de la página 32 del libro prohibido, añadir sal, pimienta y orégano al gusto, y hornear durante 45 minutos”).

Bertino demuestra que sabe dónde plantar la cámara para crear sensación de amenaza (aunque abuse de la fórmula “sustazo con subidón musical”), que sabe utilizar como elementos de suspense el espacio visual (la casa), el paso del tiempo (la acción transcurre a lo largo de una semana que se va comprimiendo hasta hacerse irrespirable) o pequeños detalles como los objetos que cambian solos de sitio, y que en general le interesan mucho más los personajes que el argumento. Por eso su película consigue dar miedo frente a tantas otras que solo generan perplejidad y bostezos.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

 

ARCHIVE (Gavin Rothery, Reino Unido, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

 

Hay que tener cuidado con los finales sorpresa, porque los carga el diablo, y a veces se nota mucho que son un mero efecto pirotécnico para disimular que la historia que te estaban contando se había metido en un callejón sin salida. Por paradójico que parezca, resolver una película dando un volantazo de guión, puede ser tomar el camino fácil (cuesta mucho más llevar la trama hasta sus últimas consecuencias de manera lógica, coherente y bien trenzada). El planteamiento de Archive establece una serie de promesas que su desarrollo no alcanza a cumplir, y que se acaban yendo definitivamente al garete en los últimos cinco minutos de metraje por culpa de un desenlace inesperado tan postizo y tramposo como inverosímil.

Hasta ese momento, sin ser ni de coña la alumna aventajada de Solaris que aspira a ser, Archive se sostiene razonablemente bien como fábula futurista sobre la naturaleza de la existencia y sobre cómo nuestros defectos, no nuestras virtudes, son a la postre lo que nos hace humanos. El protagonista es un diseñador de robots encargado de mantener rulando una base aislada en medio de unas montañas boscosas. En sus ratos libres habla con su esposa muerta y se fabrica robots para que le hagan compañía. De momento ha creado dos prototipos: el primero tiene la inteligencia equivalente a un niño de cinco años, y el segundo la de un adolescente. Ahora está trabajando en un tercer modelo, a imagen y semejanza de su esposa. Se ve que el tío no conoce la historia de Frankenstein y no sabe que esas mierdas nunca acaban bien.

 

"Hay que joderse, Oscar Isaac con Alicia Vikander, y yo con esto"

 

Archive está llena de los habituales clichés de las películas sobre inteligencias artificiales que no saben gestionar sus emociones (desde 2001 hasta Ex-Machina), tira de algunos excesos de culebrón robótico un tanto sexistas, tiene un tono forzadamente aséptico y se estropea del todo, ya lo he comentado, con una revelación soltada en tiempo de descuento que no se sostiene al revisar mentalmente lo que has visto hasta ese punto. Aún así, la película tiene momentos en los que sí acierta con la tecla, y todos ellos guardan relación, no con el protagonista (que despierta tan poca empatía como un perchero con ojos), sino con los robots: comprendes a la perfección sus celos, su desasosiego y su decepción hacia el creador al que adoraban. Ahí asoma el estupendo cuento de ciencia-ficción que Archive podría haber sido. Malditos finales sorpresa...

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

 

THE RECKONING (Neil Marshall, Reino Unido, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

 

Durante la gran plaga de peste en la Inglaterra de mediados del siglo XVII, Grace ve como su mundo de granjera de postalita se desmorona de repente: su marido se suicida tras contraer la enfermedad, ella descubre que no tiene dinero para mantener su casa y a su bebé, y acaba siendo falsamente acusada de bruja por el propietario de las tierras donde vive, tras rechazar sus intentos de llevársela a la piltra. O sea, lo que se dice una mala semana. Encerrada en una celda, abandonada por todos, separada de su hija y torturada a diario para intentar que confiese sus tratos con el maligno, Grace pasará las de Caín mientras planea su venganza.

Neil Marshall pilla por banda los juicios de brujería, un tema que habitualmente el cine ha tocado desde perspectivas graves y ominosas, y se monta con él una cinta de aventuras tan humilde en sus pretensiones y discutible en lo que a rigor histórico se refiere, como entretenida en el cómputo general. Eso sí, aviso a los fans del director: este tampoco va a ser el proyecto que le devuelva el prestigio que se le ha ido cayendo por el camino desde que nos dejó picuetos con la descomunal The Descent en 2005. The Reckoning no está mal, sobre todo en su pirotécnico tramo final, pero estaría aún mejor si toda la parte que concierne al juicio brujil fuese menos repetitiva, si estuviera protagonizada por una actriz más carismática (Charlotte Kirk, que también ha participado en el guión), y si se dejara llevar por un mayor espíritu gamberro.

 

"No, por favor, la filmografía entera de Uwe Boll otra vez, no"

 

Un gamberrismo que solo se intuye en el tratamiento que se da a Satanás cuando se le aparece a Grace en pesadillas y alucinaciones diversas: aún manteniendo su imagen clásica con cuernos, alas, colmillos y toda la parafernalia, no es el típico cabronazo mentiroso y amenazante, sino una especie de coach de reafirmación personal. Por lo demás, detalles como el villano carismático pero a la postre de opereta (un fanático cazador de brujas al que acompaña una ayudante aún más jodida de la cabeza que él) o las sesiones de tortura que se nos ahorran mediante elipsis y que tampoco es que le dejen secuelas muy graves a la protagonista (después de que le atraviesen los pies con un surtido de punzones, vuelve a la celda cojeando un poco, como si se hubiera lesionado jugando una pachanga futbolera), dejan claro que The Reckoning no pretende ser una lección de Historia sino un tebeo; y es un tebeo disfrutable si no le exiges mucho.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

 

COME TRUE (Anthony Scott Burns, Canadá, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

 

Sarah (Julia Sarah Stone), una joven problemática de edad indeterminada que pasa las noches entre el insomnio y las pesadillas, se apunta a un programa de estudios del sueño en el que un equipo de científicos observan y analizan a pequeños grupos de personas mientras duermen. Al principio Sarah logrará sobar a pierna suelta como no lo había hecho en años, pero poco a poco empieza a sufrir terrores nocturnos cada vez más vívidos, que curiosamente son compartidos por el resto de pacientes del programa, y que empeorarán exponencialmente a medida que se vaya enterando de qué va todo el experimento, hasta que llegue a cuestionarse si existen límites entre sueño y realidad.

Vincenzo Natali, que ha hecho labores de productor ejecutivo en Come True, no le hizo ningún favor al director Anthony Scott Burns en el vídeo de presentación antes de la proyección, al referirse a él como “un Kubrick de garaje”. Ciertamente, impresiona pensar que Scott Burns no solo ha dirigido la película, sino que es el responsable del guión, la fotografía, el montaje y la banda sonora, y en todos esos departamentos su labor es notable. Pero el resultado global de Come True es el de una obra aún de aprendizaje, a la que se le perdonan sus defectos porque sus aciertos resultan de lo más prometedores.

 

"Ni poniéndome en bucle Batman v Superman, consigo dormirme"

 

Entre esos defectos, varios meandros de trama que deberían explicarse mejor (incluyendo un “girito final” un tanto patillero), un rollo amoroso que da la sensación de estar ahí simplemente para precipitar el drama y que resulta un poco creepy (nivel tener que incluir la frase de diálogo “tengo 18 años” para que nadie piense mal) y ciertos excesos esteticistas que, aunque a mí personalmente me hipnotizaron, entiendo que puedan hacer resoplar a otros espectadores.

Pero los aciertos, ya digo, ganan la partida: una intensidad emocional que cala, una imaginería visual espatarrante (con picadillo de referencias a Pesadilla en Elm Street, Viaje alucinante al fondo de la mente o el videojuego "Inside"), unas cuantas ideas chulas sobre la conciencia y la parálisis del sueño, una resistencia muy refrescante a narrar las cosas de manera obvia y en línea recta, una música synthwave que potencia la atmósfera de duermevela que lo envuelve todo, y una actriz protagonista excelente. No me cabe duda de que Anthony Scott Burns acabará pariendo películas mejores que esta, como tampoco me cabe duda de que pocos estrenos voy a ver en los próximos meses que se me metan tan dentro de la mollera y se queden ahí dando vueltas como lo ha hecho Come True.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

SITGES 2020

 

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