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SITGES 2020 crónica 2: Viajes alucinantes al fondo de la mente

Saint Maud; Lucky; Minor Premise; The Pale Door

CHEMA PAMUNDI

Hoy hemos amanecido en Sitges con la noticia de que ayer algún espectador denunció al festival ante los Mossos d’Escuadra porque en el Auditori no se estaba respetando la alternancia de butaca vacía/butaca ocupada en las filas laterales asignadas para la prensa (básicamente, que hay cierta gente que se está sentando donde le da la gana). En respuesta, la organización se ha puesto las pilas y ha empezado a vigilar el asunto de manera estricta, colocando a los acreditados en la zona en la que nos toca estar poco menos que a toque de pito y látigo chasqueando. A ver, por un lado esto tenía que acabar pasando, y el exceso de celo en las medidas de seguridad durante una pandemia tiene bastante más sentido que la laxitud y el “bueno, bueno” que hemos vivido en los primeros días.

Por otro lado, no obstante, que esto no haya empezado a hacerse hasta que alguien denuncia que no se está haciendo demuestra lo poco preparados que estamos para lidiar con lo que nos está pasando. Nos hace más efecto una amenaza de multa que el puro sentido de la responsabilidad. Porque ya te digo yo que ni en la Tramuntana, ni en el Retiro ni en el Prado, se está controlando apenas nada durante las sesiones; y esas salas, por tamaño y mala ventilación, parecen focos de contagio bastante más potenciales que el Auditori.

Todo esto de la butaca alterna, por cierto, no parece afectar a Carlos Pumares, que antes de uno de los pases en el Auditori se ha puesto a protestar a voz en grito porque alguien había ocupado la butaca donde él se sienta siempre (la famosa “butaca de Pumares” está en un lateral a mitad de sala, tocando a pasillo; hace décadas que Pumares se encaprichó con ella y desde entonces no permite que nadie se la levante). “¡Ésta es mía! ¡Ésta es mía!”, gritaba desesperado, cual Gollum protegiendo el Anillo Único, hasta que ha llegado un voluntario a calmarlo prometiéndole que de cara al año que viene ya le pondrán una placa con su nombre para evitar confusiones. Claro hombre, claro, y ya de paso que le pongan la tapicería que él elija.

Voy con las cuatro pelis de hoy:

 

 

SAINT MAUD (Rose Glass, Reino Unido, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

 

Maud (una soberbia Morfydd Clark) es una enfermera cuidadora que entra a trabajar al servicio de Amanda (Jennifer Ehle, también estupenda), una ex-bailarina ahora inválida por culpa de una enfermedad degenerativa incurable. Al poco tiempo de estar en la casa, Maud empezará a recibir visiones supuestamente divinas que la impelen a salvar el alma de Amanda, bajo la promesa de que si lo hace alcanzará ella misma la santidad. Sin embargo, el camino de la rectitud es una prueba exigente, especialmente cuando ves cómo a tu alrededor todo el mundo anda pecando sin sufrir consecuencias. Maud deberá ponerse a prueba de manera constante, mortificándose tanto en cuerpo como en espíritu para demostrar que es digna del reino de los cielos.

Saint Maud es la observación, tan meticulosa como espeluznante, de la desintegración mental y física de una esquizofrénica, versión fervor religioso extremo. O quizás no, quizás sea la historia del proceso de purificación de una oveja descarriada a la que Dios está guiando por caminos inescrutables. No sabremos cuál de las dos opciones es la correcta hasta, literalmente, el último fotograma de la película (tan tenso que se contempla conteniendo la respiración). Precisamente uno de los principales aciertos de Saint Maud es mostrarnos los episodios de epifanía de la protagonista de manera tan ambigua que no alcancemos a dilucidar si realmente está levitando o está flipando a nivel orgásmico (que esa es otra: los raptos que experimenta tienen un componente de goce sexual bastante evidente, lo cual deja entrever que a esta chica le debe de haber pasado de todo para llegar hasta ese punto).

 

"A esto le llamo yo tener un orgasmo divino"

 

Parece mentira que Saint Maud sea el debut de la directora Rose Glass, porque hace gala de una madurez notable y de un dominio soberbio del tono, el ritmo y la mezcla entre sutileza de drama psicológico y contundencia visual de cine fantástico que la cinta requería para funcionar. Por ponerle algún “pero”, hay cierto empacho de voz en off de Maud hablando con Dios (que nunca contesta) o explicándonos lo que le pasa por la cabeza. Se entiende el énfasis en hacer que el espectador vea la realidad a través de sus ojos, pero quizás si ese recurso se hubiera usado de manera más puntual habría tenido mayor impacto.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

 

LUCKY (Natasha Kermani, EUA, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

 

Y si ayer comentaba lo bien integrado que estaba el discurso feminista con lo paranormal en Amulet, hoy hemos tenido un ejemplo de trazo grueso. En Lucky, una escritora de libros de autoayuda laboral dirigidos a mujeres empieza a ser atacada por un psicópata enmascarado que se cuela cada noche en su casa con intención de matarla. Ella siempre consigue abatirlo, pero él siempre desaparece de la escena sin importar lo graves que sean sus heridas; y no es que su marido, sus amigas o la policía no la crean, porque las magulladuras que ella muestra y los restos de lucha y de sangre que va dejando el tipo son bastante evidentes: es más bien que nadie hace NADA por ayudarla. Le toman declaración, la consuelan y sobre todo le dicen que tiene suerte de seguir viva (al parecer el título de la película, “Lucky”, viene de eso: de la tendencia a decirles a las víctimas de agresiones que no se quejen, que son afortunadas). La situación va extremándose poco a poco hasta volverse tan inverosímil que la protagonista empieza a pensar que ahí está pasando algo sobrenatural.

Lucky tiene tres problemas bastante tochos. El primero de ellos es que la historia se pasa de repetitiva (al cuarto o quinto ataque del asesino la tensión ya se ha esfumado por completo). El segundo es que todo el casting de secundarios, especialmente el actor que hace de marido (Dhruv Uday Singh), es muy acartonado. Y el tercero, y de largo el peor, es la absoluta ausencia de sutileza del mensaje feminista que intenta colocar, basado en discursos llenos de obviedades que la escritora le suelta a cualquiera que la escuche, incluso al propio asesino (allí en la cocina de casa, el tío haciendo estampa cuchillo en mano mientras ella le suelta eslóganes en plan “Ya no te tengo miedo”, “No soy una víctima”, “Sé que voy a tener que resolver esto yo sola”...); solo falta que rompa la cuarta pared para darle la chapa directamente a la audiencia. En una de estas “Ted talks” viene a decir, más o menos, que el feminismo debería tratar de evitar los tópicos de garrafón a la hora de lanzar su mensaje... y la verdad es que resulta chocante que Lucky caiga de lleno en dichos tópicos.

 

"Se acabó el fregar"

 

La cinta ha sido escrita y protagonizada por Brea Grant, y si bien como actriz cumple, como guionista parece claro que le falta un pulido. Tratar temas tan serios y complejos con actitud de elefante en cacharrería puede acabar dañando el mensaje de fondo, banalizarlo y exponerlo a que sea ridiculizado. Al salir de la sesión matinal había un grupo de chicas comentando la película y decían cosas como “Me ha dado vergüenza ajena”, o “No entiendo cómo ha pasado el corte del festival”; y supuestamente son el target al que va dirigida Lucky, así que imagínate...

 

Venusentencia: Condenada a alforfones

INF VNV 1

 

 

MINOR PREMISE (Eric Schultz, EUA, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

 

Minor Premise nos cuenta el agobiante periplo de Ethan, un neurólogo con “daddy issues” que trabaja en el desarrollo de un dispositivo capaz de borrar, atenuar o potenciar zonas concretas de la memoria (¿usos prácticos de esto?: pues desde permitirte centrar mejor tu atención hasta desconectar los estímulos que producen los recuerdos negativos, haciendo por ejemplo que un soldado deje de sufrir neurosis de guerra). Experimentando consigo mismo el funcionamiento del cacharro, Ethan acaba fragmentando por accidente su conciencia en nueve estados distintos, que van tomando el control de su personalidad a intervalos regulares. En uno de esos estados le domina la más pura lógica, en otro la agresividad, en otro la creatividad, en otro sencillamente se queda inconsciente, etc. Cada estado funciona de forma estanca, con lo que el tipo no recuerda lo que andaba haciendo antes de cada cambio. Toda la película se centra en el proceso del protagonista (ayudado por su ex-novia, también científica) para deshacer el lío y devolver su cerebro a los “ajustes de fábrica”.

 

"Te apunto las personalidades de James McAvoy en Múltiple, a ver si tienes alguna"

 

Minor Premise es un poco como si Dr. Jekyll y Mr. Hyde tuvieran un hijo con Primer, aquella peli de ciencia-ficción durísima de Shane Carruth sobre viajes en el tiempo. El director Eric Schultz (que también firma el guion junto a Justin Moretto) plantea una historia igual de arenosa que Primer, y tal como ocurría con aquella es fácil admirar el sólido desarrollo de Minor Premise y la complejidad del puzzle que deben resolver los protagonistas, pero cuesta mucho que te enamore.

Hay que reconocerle a Minor Premise que consigue construir personajes a los que engancharse emocionalmente, y que utiliza con inteligencia recursos de suspense como los relojes, que constantemente marcan el tiempo que falta para cada cambio, o las cámaras de circuito cerrado, que son el único método que tiene el protagonista para enterarse de qué ha estado tramando en sus estados anteriores, pero en conjunto acabas saturado de tanta repetición de patrones y tantos diálogos expositivos de nivel masterclass. El 25% que he llegado a entender de la película me ha interesado; el problema está en el otro 75%, demasiado opaco, caótico y, a la postre, plasta.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

 

THE PALE DOOR (Aaron B. Koontz, EUA, 2020)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

El salvaje oeste. Un grupo de bandoleros, en el que militan dos hermanos traumatizados por el asesinato de sus padres años atrás, asalta un tren que transporta un valioso baúl, fuertemente escoltado por miembros de la agencia Pinkerton armados como para invadir México. Por desgracia para los forajidos, enseguida descubrirán que dicho baúl no contiene ningún suculento botín, sino... bueno, algo muy chungo. Baste decir que lo que empieza como un western más o menos clásico, se convierte de repente en una especie de remake inconfeso de Abierto hasta el amanecer. ¿A que pinta bien? Pues no, amiguitos, esto es un ñordo de kilo y medio.

 

"Si no es Salma Hayek con la serpiente, la dejamos"

 

Estoy convencido de que en el interior de The Pale Door hay un buen western de terror pugnando por salir. Pero está profundamente enterrado bajo una dirección nefasta, una puesta en escena de fiesta de disfraces, una iluminación de vergüenza ajena (la mayoría de la acción transcurre bajo la luz de la luna, y el efecto de noche americana es de hacer llorar al niño Jesús), unos diálogos más falsos que un dólar de goma, unas escenas de acción que parecen paródicas de lo mal planificadas que están, un casting absolutamente desnortado (la pareja de hermanos protagonistas se debe llevar unos 7 u 8 años de diferencia en el prólogo en el que aparecen siendo críos, y cuando son adultos los encarnan dos actores que se sacan 20 añazos), unas interpretaciones esperpénticas (se lleva la palma Melora Walters, a la que parece que le hayan echado ayahuasca en los cereales del desayuno), y un etcétera de despropósitos demasiado largo como para seguir poniendo ejemplos.

La serie B no es un paraguas bajo el que justificarlo todo, y The Pale Door es una cutrez como la copa de un pino, sin fuelle, sin carisma y sin la menor sensación de que haya nadie al volante intentando darle sentido (un ejemplo muy menor, pero que refleja a qué me refiero: durante el atraco, a uno de los forajidos le pegan un tiro que lo dejan loco, y el resto de la banda dice “¡Hay que llevarlo a un médico cuanto antes!”, a lo que sigue una elipsis de varios minutos de toda la banda avanzando a caballo por la pradera a dos por hora, tan panchos, como si estuvieran de romería). Sabe mal ver a buenos actores como Pat Healy o Bill Sage metidos en semejante marrón, pero esto no hay por dónde cogerlo. El título “The Pale Door” hace referencia a un poema de Edgar Allan Poe que aparece sobreimpresionado en pantalla al inicio, antes de los créditos. Es el único momento digno de la película. A partir de ahí, todo cuesta abajo.

 

Venusentencia: Condenada a alforfones

INF VNV 1

 

SITGES 2020

 

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