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TOMB RAIDER crítica: Ramba Croft

Nuevo Tomb Raider con Alicia Vikander recogiendo la camiseta de tirantes de Angelina Jolie

RAY ZETA

Los tiempos cambian, y en la era reivindicativa feminista que nos encontramos, el personaje de Lara Croft ya no es la arqueóloga estereotipada de enormes tetas para delirio del público masculino, sino una chica normal con la que el público femenino pueda identificarse. Una chica sencilla a pesar de su educación aristocrática, que tiene problemas para pagar el alquiler como todo el mundo, que trabaja con un contrato basura como la mayoría de los jóvenes, y que se pone un día tras otro las bragas con lo amarillo por delante y lo marrón por detrás, incapaz económicamente de renovar su ropa interior. Para superheroínas de tebeo ya está Wonder Woman, y por eso la Lara Croft de la nueva era es una mujer de carne y hueso.

Esa es la primera diferencia entre la Lara Croft encarnada por Alicia Vikander y la encarnada por Angelina Jolie en 2001 y 2003 (bueno, la segunda, ya que la primera serían las tetas). La Lara Croft de Angelina Jolie, fiel al videojuego, era un personaje molón desde el minuto cero, que englobaba todas las características de una heroína: multimillonaria, arqueóloga y vaciletas, que dominaba todos los deportes de riesgo mejor que xXx y todas las técnicas de pelea mejor que la Viuda Negra. En cambio la Lara Croft de Alicia Vikander es un patito feo con todo el potencial por explotar. El resultado: mientras que las niñas de hace quince años querían ser como Lara Croft, las niñas de ahora descubren que son como Lara Croft.

 

Tomb Raider

"Por qué además de tener más tetas que yo, Angelina Jolie tenía dos pistolas y yo sólo tengo un palo"

 

Nada que objetar con esta nueva dimensión del personaje si se mantuviera coherentemente hasta el final, pero como no es así no cuela que luego la veamos correteando por la selva atacando a flechazos un campamento de mercenarios cual versión femenina de John Rambo, manteniendo peleas cuerpo a cuerpo con aguerridos y fornidos soldados cual Arnie en Depredador, o pegando unos saltos acrobáticos que ni el príncipe de Persia, por muchas clases que recibiera de pequeña, o por mucho deporte que practique en el gimnasio del barrio. En el Tomb Raider de Angelina Jolie colaba porque veíamos cómo se entrenaba para ello, pero en el de Alicia Vikander se antoja menos creíble que Superagente Cody Banks.

"Mientras que las niñas de hace quince años querían ser como Lara Croft, las niñas de ahora descubren que son como Lara Croft"

Aún así, si tenemos las tragaderas necesarias, este nuevo Tomb Raider resulta en su conjunto entretenido tanto por su estructura clásica de película de aventuras (presentación del personaje, viaje a isla exótica en busca de su padre arqueólogo desaparecido, y búsqueda de tesoro con propiedades sobrenaturales), como porque el ritmo no decae en ningún momento, además de porque aglutina todos los elementos marca de la casa del videojuego tombraideriano: la búsqueda de tesoros en escenarios selváticos, los templos en ruinas con trampitas, y la camisetita de tirantes, entre otros, aunque, no nos engañemos, la mayoría resulten tan falsetes como Hellboy pintado de verde.

 

Tomb Raider

"Si esta película tiene éxito, para la secuela te pondremos unas tetas nuevas, te lo prometo"

 

Y eso va tanto por las secuencias de acción (vuelvo a remitirme a los flechazos Rambo y a las peleas Depredador), como por los personajes secundarios (Walton Goggins como villano es tan despiadado que sólo le faltan los cuernos, la cola y despedir azufre, mientras que Dominic West en la isla a lo náufrago, resulta tan ridículo que sólo le falta la pelota Wilson), como por las trampas mecánicas de los templos (ya saben, perfectamente engrasadas con aceite tres en uno pese a siglos de inactividad), en esta ocasión en un clímax con un ojo puesto (qué coño, con los dos ojos puestos) en el tramo final de Indiana Jones y la última Cruzada.

Así es el nuevo Tomb Raider. Un Tomb Raider que quiere resultar más creíble que los dos originales, aunque paradójicamente, precisamente por eso lo sea menos. Los dos Tomb Raider de Angelina Jolie no fueron buenas películas, pero al menos no engañaban porque no escondían su vocación de tebeo, y por eso no desentonaba que Lara Croft fuera Indiana Jones, Allan Quatermain y Rick O’Connell, todo en uno. En cambio con el nuevo Tomb Raider han querido hacer una película seria, más del estilo de las de Indiana Jones, olvidando que una jovenzuela normal y corriente no es Indiana Jones. Ni siquiera es Lara Croft, o al menos la Lara Croft de los videojuegos, por muchas camisetitas de tirantes que lleve correteando por la selva.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia:  Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: quien quiera ver a una Lara Croft más inexperta, más pava y más plana que Angelina Jolie.

No recomendada por Kuato a: quien prefiera ver a una Lara Croft más experta, más vaciletas y con más tetas que Alicia Vikander.

Ego-Tour de luxe por: el tipito sin barriga y con menos grasa que un jamón curado que luce Alicia Vikander.

Atmósfera turbínea por: que Angelina Jolie no haya tenido un cameo ni siquiera para cargarle las pistolas a Alicia Vikander.

 

TOMB RAIDER. “Tomb Raider” (2018). Dirección: Roar Uthaug. Guión: Geneva Robertson-Dworet. Reparto: Alicia Vikander, Walton Goggins, Daniel Wu, Kristin Scott Thomas, Alexandre Willaume y Leo Ashizawa. Estreno en Venusville: 16/03/2018.

 

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