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HELENA BONHAM CARTER artículo: Los modelitos burtonianos de Helena

Cómo quitarle todo el morbo a tu mujer vistiéndola con harapos como si fuera tu peor enemigo

Mr. MOORE

Como decía el gran Joaquín Reyes en su testimonio chanante sobre Tim Burton: “Yo era un chiquillo más bien feete, mu enratonao, con el pelo churrestoso, no se me veía limpio... Cuando mis amiguicos me venían a picar al telefonillo de la puerta y me decían: ‘Tim, ¿te bajas a la calle?’, yo les decía, ‘No, me quedo aquí pensando en mis cosas, en monstruos, y tó así bizarro...”.

Y no podría estar más de acuerdo con el humorista manchego; Tim tiene toda la pinta de haber sido un frikazo (¿ha dejado de serlo?), un pajillero de primera división y un margi carne de colleja. Por eso, cuando me enteré a principios de década del noviazgo entre el cansino de Timoteo y ese pedazo de morbo que era Marla Singer (Helena Bonham Carter como dirty “suicide girl” en El club de la lucha) pensé que el mundo se había vuelto loco. Pero eso no fue lo peor de todo, lo peor de todo es cómo nos la ha estropeado el Robert Smith del celuloide.

Se conocieron en El planeta de los simios, y parafraseando nuevamente a Reyes: “No tuve que maquillarla mucho porque ella es monesca, tiene cara de mono titi”. Gran inicio. La primera en la frente... Si a tu futura mujer y madre de tus hijos empiezas attrezzándola de Maguila el Gorila es que la cosa promete.

 

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Helena Bonham Carter antes de conocer a Tim Burton

 

Luego el tío nos la acerda al máximo en la soporífera y vacua (¡no se me tiren al cuello!) Big Fish. Pero no nos la acerda en plan guarrete al estilo de la mentada Marla, no, simplemente nos la carga con toneladas de roña, vestidos raídos y mohosos, y en ciertos momentos hasta nos la pone con un ojo a la virulé y treinta años más encima. Vaya, para no dejar de echar la pota.

En Charlie y la fábrica de chocolate nos dan un respiro y tan sólo nos la andrajosean un pelín, “rumana-con-niño style” y poco más. Sólo es una maniobra de despiste, porque en nada y menos nos llega Sweeney Todd del gran Sondheim (en pie, por favor, que es mi musical favorito de todos los tiempos), y que Burton consigue salvar de forma más o menos decente.

Eso sí, sigue empecinado en enchufar a su mujer y a su divo de siempre en un miscasting que roza lo enfermizo, empezando porque los genuinos Todd y Mrs. Lovett tienen como mínimo quince años más y no esas caras de prepúberes hemo-góticos. Vaya, que vamos sumando pintacas, Helena.

"Y para rizar el rizo, qué mejor que convertírnosla en una cabezuda de fiesta mayor de pueblo, maquillarla como un infecto arlequín y vestirla como una muñeca matrioska"

Y para rizar el rizo y acabar (¡de momento!), qué mejor que convertírnosla en una cabezuda de fiesta mayor de pueblo, maquillarla como un infecto arlequín y vestirla como una muñeca matrioska. Eso es en lo que Tim Burton ha convertido a su costilla en su último film Alicia...  De divorcio fulminante. Eso sí, hay que decir que lo poco salvable del film es su hiperbólica interpretación.

Y como les digo, esto no ha acabado, ya tiemblo pensando en las pintas que llevará en Frankenweenie o en La familia Addams (producción burtoniana para un lejano 2014 según Imdb). Si el tío consigue colocarla en la peli como Morticia tendrá material masturbatorio para el resto de su vida.

Y ustedes me dirán que exagero, que sólo son papeles en pelis... Pues amigos lectores, nada más lejos de la realidad. Sólo hay que ver las fotos colgadas de la premiere de la mentada Alicia (¡bleerrrghhss!), o tirar de hemeroteca y verla ataviada con un horripilante “palabra de honor” rojo en la de Sweeney Todd (¡buarghhh!) o en la presentación de La novia cadáver en el festival de Venecia (¡recontrapuagggh!). Un cromo tras otro.

Claro que, pensándolo bien, maybe todo es una maniobra del avispadísimo Burton para que a nadie le ponga palote y no one le tire los trastos o la vajilla rococó a su mujer. No sabe ná el tío.

 

 

 Helena Bonham Carter después de conocer a Tim Burton

 

HELENA BONHAM CARTER

 

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