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SHERLOCK HOLMES crítica: La liga del hombre extraordinario

   

La liga del hombre extraordinario

Ni Martin Riggs, ni Jack Slater, ni John McClane. El nuevo action-hero del momento se llama Holmes, Sherlock Holmes

Por Ray Zeta

 

<Ni Martin Riggs, ni Jack Slater, ni John McClane, el nuevo action-heroe se llama Holmes, Sherlock Holmes. Se acabó el detective pulcro, sobrio y metódico popularizado por actores británicos tan académicos como Basil Rathbone, Peter Cushing o Jeremy Brett. El Sherlock Holmes que se lleva ahora habla con cierto deje americano, corre más que el último mohicano, salta como un protagonista de Distrito 13, pega más duro que Rocky Balboa, y dispara con la puntería de Clive Owen en Shoot’em Up.

   Siempre me había preguntado si Guy Ritchie sería capaz de realizar un film diferente al que nos tiene acostumbrados, o sea sin hampones de poca monta de la periferia londinense que ocupan las tardes del domingo organizando combates de boxeo ilegales mientras arrojan a los acreedores a los cangrejos del Tamésis (la tontería supina que significó Barridos por la marea no cuenta por ser un error provocado por la presión ejercida por Madonna para emular en una comedia a las grandes divas de la década de los cincuenta, a la que Ritchie sucumbió debido a su comprensible enchochamiento).

 

  Sherlock Holmes foto 1

"¿Nos damos luego una vueltecita por La ostra azul?"

 

     La respuesta a mi pregunta tras ver Sherlock Holmes es un rotundo SÍ. Ante la sorpresa de propios y extraños, Guy Ritchie ha sido capaz de confeccionar una dignísima, entretenida y divertida action-movie ambientada en la época victoriana que ya quisiera haber conseguido el inepto de Stephen Norrington con su liga (de segunda división B) de hombres extraordinarios.

   ¿La clave? El acierto de los productores de convertir este Sherlock Holmes del siglo XXI en un héroe de acción, y la capacidad de Guy Ritchie de llevárselo a su terreno. Según los títulos de crédito, Ritchie no ha participado en la producción con su Tough Guy Productions, ni siquiera ha colaborado en el guión, sin embargo está más claro que un acertijo de La habitación de Fermat que se las ha apañado para meter la zarpa. Y una zarpa tan enorme como la de King Kong.

 

  "Guy Ritchie ha sido capaz de confeccionar una action-movie de aventuras victorianas que ya quisiera haber conseguido el inepto de Stephen Norrington con su liga (de segunda división B) de hombres extraordinarios."  

 

   Este Sherlock Holmes resuelve los casos a golpe de puño y tiros más que de sesera, y pese a estar más cerca de James Bond, Ethan Hunt y Jason Bourne, que de Hercules Poirot, Colombo o Jessica Fletcher, mantiene intactos, aunque actualizados al servicio de su nueva personalidad, los tópicos del personaje creado por Arthur Conan Doyle.

   Vive en la residencia del número 221 de Baker Street con su fiel compañero doctor Watson (y se comporta como un novio celoso y un amante despechado cada vez que éste sugiere preferir las almejas a los calamares), toca el violín (más bien lo puntea sin intentar disimular siquiera que no tiene ni puta idea de música), viste bata de estar por casa mientras trabaja en su estudio (una bata más roída que la de un homeless del Soho, idónea para experimentar farmacológicamente con su perro), consume substancias psicotrópicas para estimular su materia gris (anestésicos empleados en cirugía ocular incluidos), apuesta y pelea en combates de boxeo a puño descubierto que parecen haber salido de El club de la lucha (cachonda novedad introducida a modo de licencia), y demuestra sus dotes deductivas con una exactitud pasmosa (solo que ahora las utiliza para fines menos distinguidos de los que nos tiene acostumbrados, como para poder dejar fuera de combate a un adversario a base de hostias, o humillar a la prometida del doctor Watson dejándola a la altura de un putón verbenero).

 

 Sherlock Holmes foto 2

"Tranqui, que no voy a pedirte que te pongas en gallumbos a hacer la gallina"

 

   Una composición de aventurero canalla y simpático que se revela como un gran acierto del que no es nada ajeno Robert Downey Jr., ni la buena química que desprende con Jude Law. Un tándem que como Mel Gibson y Danny Glover, o Will Smith y Martin Lawrence, esperamos se consolide y nos ofrezca más episodios y muchas sesiones de gloria aunque ni la bata ni el perro ya no estén para esos trotes./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     
     
  Recomendada por Kuato a: espectadores que como los marines del escuadrón de Clint Eastwood de El sargento de hierro, sepan adaptarse a las circunstancias y al entorno para sobrevivir.
     
 

No recomendada por Kuato a: espectadores educados en internados de esos tan severos que para obligarte a caminar erguido te introducen el palo de una escoba por el culo.

     
 

Ego-Tour de luxe por: la química desprendida entre Robert Downey y Jude Law, firmes candidatos a protagonizar un remake de La jaula de las locas si algún día se realiza.

     
 

Atmósfera turbínea por: el personaje de Rachel McAdams, que pasa de chica florero a action-girl con menos convicción, aún si cabe, que Keira Knightely en Piratas del Caribe.

 

 

   

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