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SITGES 2014 crónica días 8 y 9: Garras y colmillos

Garras y colmillos

Octavo y noveno día: It Follows; Tusk: Over
Your Dead Body; What we Do in the Shadows

Por Chema Pamundi

 

<Y con ésta se completan mis crónicas desde el Festival de Sitges 2014 para el Diario de Venusville. Sí, me temo que van a ser sólo ocho crónicas en lugar de las habituales nueve, porque lo cierto es que ninguna de las películas que he podido ver durante el último sábado del certamen merece ser reseñada de manera especialmente extensa. Así que, para aquellos suicidas a los que les interese verlas, haré un resumen express: Monsters Dark Continent es la peor secuela posible de la estimable Monsters de Gareth Edwards, una película bélica de factura histérica, personajes antipáticos, trama aburridísima y un fetichismo militarista que traiciona por completo el tono de la cinta original (y encima, hay que ver lo mal filmados que están sus tiroteos).

   When Animals Dream es un sopor sin el menor interés sobre una chica licántropa (o algo así) con un guión que se agota al cuarto de hora y que está estirado a base de acumular escenas en las que todos los personajes se miran en silencio. V/H/S Viral es una entrega absolutamente decepcionante de la saga de terror V/H/S (y mira que V/H/S 2 era buena), con tres episodios que no asustan un carajo y que parecen meras bromas privadas de sus respectivos directores (bueno, el de Nacho Vigalondo, con los Venga Monjas como actores secundarios, parece directamente un mal sketch de La hora chanante). Finalmente, Burying the Ex (terrible elección como película de clausura del festival) es una comedia con novia zombie llena de tópicos y sin la más mínima gracia, dirigida por un Joe Dante que, lejos de mostrar la satisfactoria evolución de colegas generacionales como Ron Howard o Robert Zemeckis, parece haberse quedado anclado en lo peor de los 80.

   Vale, pues una vez aclarado lo anterior entremos a fondo con las últimas cuatro películas que os voy a reseñar. Cuatro títulos que, ya sea por ser muy buenos, muy malos o muy esperados, sí que merecen un destripe pormenorizado:

 

 

It Follows (David Robert Mitchell. EE.UU., 2014)

> IT FOLLOWS ficha, fotos y tráiler

 

   El cine de terrores invisibles que sólo son vistos por el/la protagonista de turno siempre ha tenido ilustres ejemplos, desde la clásica Suspense de Jack Clayton hasta cosas más modernas y metafísicas como Pesadilla en Elm Street o Donnie Darko. Ahora cabe sumar a dicha lista una nueva entrada, que no tiene casi nada que envidiar a las ya mencionadas. Lleva el enigmático título de It Follows y es, sin duda ninguna, la mejor película de terror puro del 2014. Ni siquiera voy a soltar una sinopsis de It Follows, porque quiero evitar destripar el elemento que le da toda su miga visual y narrativa. Baste decir que tiene ecos de La noche del Demonio de Tourneur y que mezcla dos de los principales lugares comunes del imaginario adolescente, la sensación de que nadie te entiende y la mitificación del sexo, convirtiéndolos en combustible para crear uno de los villanos paranormales más originales e indefinibles que jamás se hayan visto en una pantalla de cine. ¿Que exagero? Mírense ustedes la película, descubran que se cagan vivos con un plano en el que la cámara enfoca una calle donde no hay (o no parece haber) nada fuera de lo normal, y entonces vienen y me lo cuentan.

   Ya la primera escena de It Follows, profundamente inquietante a la par que imposible de interpretar para el espectador, deja claro que no estamos ante una cinta de terror al uso. A partir de ahí el director y guionista David Robert Mitchell se ciñe a aquella máxima de Kubrick que decía que no tiene sentido tratar de explicar de manera detallada lo sobrenatural, y crea una mitología cuyas normas nunca aclara pero que resulta cien por cien creíble, de una simpleza y una fisicidad espeluznantes.

 

"Pues en The Ring también había una maldición y Naomi Watts no tenía que follarse a nadie"

 

   El ritmo, la fotografía, la minimalista banda sonora y las localizaciones de la película (esos barrios de casas con jardín casi completamente vacíos) le deben bastante al Carpenter de La noche de Halloween. Además, Mitchell aprovecha al máximo las posibilidades del widescreen, muchas veces enfocando la cámara hacia la NADA en planos amplísimos al aire libre, que dan tiempo al espectador para escrutarlo todo en busca de alguna señal de amenaza, o que empequeñecen a los protagonistas para reforzar la sensación de que están indefensos.

   Incluso en esos intervalos dramáticos en los que parece no estar pasando nada, Mitchell dispone una serie de sutiles detalles de planificación que dan textura a la película y definen a la perfección el mundo teenager, egocéntrico y ensimismado: esos adultos que apenas aparecen en pantalla y que no tienen casi diálogos, o esos protagonistas siempre ociosos, tomando el sol, dormitando, jugando a las cartas, mirando el televisor y en general “dejando pasar la vida”. Cuando aún no has cumplido los 20 te crees inmortal, estás convencido de tener todo el tiempo del mundo por delante. Pero el tiempo, tal como nos relata It Follows, nunca se detiene. El tiempo acaba por destruirlo todo.

 

 


Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame

 

 

 

Tusk (Kevin Smith. EE.UU., 2014)

> TUSK ficha, fotos y tráiler

 

   Tusk nació como un chiste, una historia improvisada en el podcast de Kevin Smith una noche en la que (dicen) iba especialmente fumado. A partir de ahí se vino arriba e hizo una encuesta entre sus oyentes, para que éstos decidiesen si les haría gracia que dicha historia se convirtiese en película. Por supuesto le dijeron masivamente que sí, y aquí tenemos el resultado. Como puede deducirse fácilmente a partir de esta anécdota, Tusk es una mamarrachada. Pero oye, al fin y al cabo su anterior película, Red State, también lo era, y además tenía unas ínfulas de cine de denuncia social que no le pegaban nada. Personalmente, puestos a escribir y dirigir mamarrachadas, prefiero que Kevin Smith se ciña a lo que ya ha demostrado que sabe hacer.

   El personaje central de Tusk es Wallace (Justin Long), un locutor muy gilipollas de podcasts que viaja al Quebec  para entrevistar a algún canadiense lo bastante chiflado como para merecer ser ridiculizado en su programa, y se acaba topando con más, mucho más de lo que esperaba: un psicópata llamado Howard (Michael Parks) cuya intención es transformar a Wallace en morsa mediante una serie de complicadas operaciones quirúrgicas. Sí, para bien y para mal el argumento de la película es tan estúpido como suena.

 

"No por favor, más chistes sobre Star Wars, no"

 

   Tusk es desigual, excesiva y tontaina, se pierde en interminables escenas de diálogo que podrían ser mucho más cortas y efectivas, y cambia tantas veces de tono que uno al final no sabe si está viendo una comedia burda con toques de body horror o una body horror movie con sketches estilo Jay y Silent Bob. Pero también tiene un punto descarnado y patético que el autor de Clerks no había logrado nunca antes, y desde luego es su obra más desacomplejada y segura de sí misma en muchos años. Por una vez Smith no intenta vendernos ningún mensaje pretencioso, ni erigirse en portavoz de una generación. Como mucho podría decirse que trata de expurgar su propio miedo a perder la capacidad de narrar, de crear mediante el lenguaje (que es un poco lo que le ocurre al prota de la película).

   Pero no perdamos de vista que, por encima de todo, lo que intenta hacer Smith en Tusk es un ejercicio de estilo: contarnos un cuento que nos horrorice, nos sorprenda y nos divierta al mismo tiempo. A ratos incluso lo consigue, especialmente en las escenas entre el asustadísimo Wallace y el inmisericorde Howard, que destilan electricidad y peligro. En el tuétano de Tusk subyace algo muy oscuro, y es de lamentar que Smith lo estropee con una dirección un tanto patosa y algunos intentos autoconscientes de reducir la fábula a mero chascarrillo, cuando aquí había potencial para algo más. Por lo que parece, Tusk forma parte de una “trilogía del Canadá paranormal” que Smith pretende completar a lo largo de los próximos años. Estamos hablando de un director que hasta hace poco se estaba planteando seriamente dejar el cine. Era un “one trick pony” que necesitaba urgentemente un cambio de rumbo artístico, y quizás lo haya encontrado por fin. Le quedan muchos detalles por pulir, pero el germen para volver a ser un cineasta interesante está ahí.

 

 


Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey

 

 

 

Over Your Dead Body (Takashi Miike. Japón, 2014)

> OVER YOUR DEAD BODY ficha, fotos y tráiler

 

   Ser fan de Takashi Miike se está volviendo algo bastante duro. Por cada largometraje suyo que te gusta, te toca meterte entre pecho y espalda otros dos tochos capaces de provocarle el coma a una oveja; y lo peor es que sus buenas películas empiezan a ser, a priori, indistinguibles de los peñazos. Lees la sinopsis y un par de críticas y sigues sin tener ni idea de con qué te vas a encontrar. Yo hace tiempo que, más que fan irredento, me considero seguidor discreto, porque estoy un poco harto de escarbar entre la hojarasca en busca de la siguiente Audition o 13 Asesinos, y en vez de eso pillarme los dedos con cepos loberos como Over Your Dead Body, el tostón que nos ocupa.

   Quien quiera explicaciones prolijas sobre el argumento de Over Your Dead Body que no me las pida a mí, que a los 20 minutos ya estaba pegando cabezadas. Ambientada en la actualidad, la cosa tiene algo que ver con unos actores que están ensayando una obra de teatro clásico japonés (samurais, honor familiar, traiciones maritales, fantasmonas de melena negra, esas cosas...), y que ven cómo los sucesos de su vida real empiezan a entremezclarse con lo que ocurre en la obra. La vida imitando muy fuerte al arte, y toda esa mierda. Un asunto loquísimo, vamos; y yo mientras tanto durmiendo como un bendito, hay que ver...

 

"La próxima será una versión gay de El último samurái con Ken Jeong de protagonista"

 

   A la película hay que reconocerle una puesta en escena muy trabajada (el escenario giratorio en el que se representa la obra es una pieza de escenografía chulísima), y sus buenas dosis de violencia gráfica y truculencias marca de la casa, pero ni eso es suficiente para animar una narración ralentizada hasta lo exasperante y conducida por unos personajes que son meros iconos de mármol. Lo que les pase o les deje pasar te la rempampinfla de mala manera.

   Lo más desconcertante del cine de Miike Takashi es que con películas como Over Your Dead Body ni siquiera puedes hablar de decepción, teniendo en cuenta la velocidad a la que dirige (dos películas nuevas presentadas en Sitges 2014) y el hecho de que, en realidad, ÉSTE es el nivel de calidad medio de gran parte de su producción. Esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas. Yo creo que necesito un descanso.

 

 


Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita

 

 

 

What we Do in the Shadows (Taika Waititi, Jemaine Clement. Nueva Zelanda, 2014)

> WHAT WE DO IN THE SHADOWS ficha, fotos y tráiler

 

   Hace algunos festivales de Sitges (diría que en el 2010) pudo verse una pequeña comedia belga titulada Vampires, en la que un equipo de televisión rodaba un documental sobre el día a día y las vicisitudes de una familia auténtica de chupasangres. Era una película original y ocasionalmente divertida, pero que perdía bastante fuelle en su tramo final, dejando cierta sensación de mediometraje alargado. La neozelandesa What we Do in the Shadows parte de una premisa idéntica, pero acierta en casi todo lo que fallaba su antecesora. Uno de sus directores, guionistas y actores principales es el cómico Jemaine Clement, y cualquiera que haya visto alguna vez un episodio de la serie de TV Fligh of the Conchords sabrá que eso es garantía de diversión.

 

"Cuando Tom Cruise haga esto jugando al billar, hablamos"

 

   Los cuatro vampiros que comparten piso en What we Do in the Shadows son versiones ridiculizadas de diversos patrones clásicos: tenemos a Viago, el dandy dieciochesco en plan Anne Rice (tan delicado que coloca periódicos en el suelo antes de morder a alguien en el salón de casa), Vlad, el sádico amoral al estilo de Drácula (versión Coppola), Deacon, el vampiro macarra (la mejor comparación que se me ocurre a bote pronto es con el Jerry de Noche de miedo o el Cassidy del cómic Predicador) y Petyr, un doble calcado de Nosferatu. A medida que avance la película irán apareciendo personajes secundarios que responderán a otros arquetipos (vampiros estilo Crepúsculo, hombres lobo, zombies...), pero es importante señalar que, aunque la película no rehuye cierta cantidad de gags referenciales, no busca ser una mera parodia estilo Scary Movie, sino una comedia con personalidad propia. En este sentido, por una vez el formato de falso documental juega a su favor en lugar de lastrarla. Si esta misma historia se hubiera filmado con una narrativa más convencional, hubiera corrido el riesgo de quedarse en algo del estilo de Sombras tenebrosas.

   El principal motor cómico de What we Do in the Shadows es que los protagonistas están anclados en una serie de modales y tradiciones anteriores al siglo XX, y por tanto no saben desenvolverse en el mundo moderno (salen de marcha pero no pueden acceder a ninguna discoteca a menos que el segurata les invite a entrar, intentan vestirse a la moda pero como no se reflejan en los espejos necesitan que alguien les haga un dibujo para ver qué pinta tienen, etc). El porcentaje de gags que te hacen desternillarte es altísimo, y la acción no solo no se desinfla en ningún momento sino que incluso va ganando velocidad, gracias a un giro argumental (los vampiros se echan como amigo de juergas a un informático humano que les descubre las maravillas de Facebook y Twitter) resuelto de manera genial. ¿La mejor comedia de vampiros jamás hecha? No lo sé, pero creo que con ninguna otra me he reído más, y eso debe de querer decir algo.../>

 

 

Sentencia Quaid: Copas de yate

 

 

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