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SITGES 2018 crónica 7: Amores que matan

Assassination Nation; Beast; Await Further Instructions; Burning

CHEMA PAMUNDI

Pues habrá que comentar lo de Wismichu, ¿no? ¿Sabemos ya todos lo que ha ocurrido con el pase de su no-película Bocadillo? Ok, pues tiro. Empezaré diciendo que, si antes del inicio de esta edición del festival me llegan a preguntar quién era Wismichu, hubiera contestado que con ese nombre sólo podía ser un Pokemon (este chiste fijo que se lo deben de hacer mucho) o una salsa para ensaladas. La cultura youtuber le habla a un tipo de gente muy concreto que no soy yo, así que, de no haber mediado el anti-show de este chiquín (Bocadillo ha resultado ser un gag idiota de tres minutos repetido en bucle durante más de una hora, con el público del Retiro silbando, lanzando insultos y exigiendo que le devolviesen la pasta de la entrada), ni me hubiera enterado de que correteaba por Sitges.

Pero vamos, que viendo lo ocurrido sí que da cierta sensación de que el experimento de guiñar el ojo a los youtubers le ha estallado en la cara al festival. Al director Ángel Sala y su equipo les han colado, asumo que por buena fe, un golazo absolutamente evitable si alguien de la organización hubiera estado al tanto de la naturaleza del producto que iba a presentar Wismichu, y le hubiera exigido unos mínimos de rigor. Cuidado, nadie está diciendo que los youtubers no merezcan un espacio en el festival de Sitges; claro que lo merecen, como cualquier expresión audiovisual que pueda vincularse con el fantástico aunque sea tangencialmente, pero es una cuestión de dimensionar las cosas con un poco de cabeza: el chorri-espectáculo de Bocadillo podría perfectamente haberse hecho en el Brigadoon (por ejemplo), sin ocupar la segunda sala más importante del certamen (en agravio comparativo con muchos directores noveles que hacen películas de verdad y sudan sangre para lograr que se proyecten en festivales), y sobre todo sin cobrar entrada a la gente.

Wismichu ha arrancado de un mordisco la mano que le daba de comer, usando a Sitges como plataforma para promocionarse, sin el más mínimo tacto. De hecho, justo antes del pase de Bocadillo en el Retiro, el tipo se largó de allí rollo bomba de humo ninja, y a estas horas aún se está esperando que le eche un capote al festival. Lo único que ha hecho es autopromocionarse en su cuenta de twitter, vendiéndose como el más listo, el más gamberro y el más puto amo. Oh, qué sorpresón...

 

SITGES 2018

Bocadillo, la peli que nunca existió

 

Respecto a las explicaciones dadas por la propia organización, son mejorables: ha estado mal el director Ángel Sala denunciando supuestas campañas de odio y conspiraciones para desacreditar a Sitges (¿por parte de quién? ¡Si está todo el mundo encantado con el festival!) y bajando al barro de las broncas por Twitter con aficionados anónimos (¿estamos seguros de que su papel debe incluir la participación en este tipo de saraos?). Las declaraciones del subdirector Mike Hostench son más educadas pero tampoco convencen: defendió que lo de Wismichu no había sido un troleo sino una performance (sí, una performance que consistía en trolearles a ellos) y que el festival no tiene la obligación de revisar con antelación todo lo que va a proyectar... pero al mismo tiempo apuntó que el año que viene se mirarán las cosas mejor, para asegurarse de que lo que se anuncia como una película lo sea, y lo que pretende ser otra cosa se explique bien. Es decir, que implícitamente vino a reconocer la metida de pata. Tampoco pasaría nada por decirlo abiertamente, porque al fin y al cabo el festival ha sido la víctima de la que se ha aprovechado un listo.

De todos modos no creo, como se está diciendo, que la imagen del festival quede dañada con esto. Vamos, nadie va a dejar de comprarse entradas el año que viene acordándose de lo de Wismichu, ni vamos a dejar de hablar de la buena cosecha de películas e invitados que hemos tenido. Lo que nos llevamos para casa es el Climax de Gaspar Noé, el Under the Silver Lake de David Robert Mitchell, la clase magistral de Douglas Trumbull, el discurso de Álex De la Iglesia o los encuentros de Nicolas Cage, Ed Harris y M. Night Shyamalan con la prensa y los fans. Si acaso, a quien hace daño de imagen este bocadillo sin relleno es al propio Wismichu, que queda como un cantamañanas que ha preferido engañar a la organización del festival en lugar de buscar complicidades con ella para elaborar su broma (que seguramente las habría encontrado). De resultas de esto, tanto él como el resto de youtuberos con aspiraciones similares lo van a tener más complicado en el futuro inmediato para volver a disfrutar de un escaparate parecido en Sitges. O esperemos que así sea.

Pero bueno, ni siquiera esto durará mucho. El ruido en redes sociales se apagará más pronto que tarde, sustituido por la siguiente gilipollez que se convierta en trending topic. Que por cierto, yo estuve a punto de asistir a la gilipollez: hace un par de semanas, mirando la parrilla de prensa, hubo un momento en que me planteé reservar ticket para Bocadillo pensando que podía ser una bizarrada divertida, como lo había sido años atrás Mi loco Erasmus. Me alegro de no haber estado presente, porque no me parece ni de lejos lo más chiflado, raro, iconoclasta ni punk que se ha visto en las salas del festival en estos intensos diez días. Sólo ha sido un tontaina engañando a gente demasiado confiada. Muy bien. Pues ya ves tú. Colour me unimpressed. Película a las 11.

Las cuatro de hoy:

 

ASSASSINATION NATION (Sam Levinston, EUA, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

La acción de Assassination Nation nos sitúa en Salem, donde un pirata informático anónimo se dedica a revelar paulatinamente los datos privados de sus habitantes, de modo que la ciudad se va sumiendo poco a poco en una oleada de acusaciones mutuas, linchamientos (virtuales y reales) y finalmente violencia histérica. Las protagonistas son cuatro amigas universitarias, a una de las cuales se acabará acusando de ser la hacker causante de todo el marrón. Que la cosa esté ambientada justamente en Salem y las víctimas principales sean justamente un grupo de chicas, es sólo una de las muchas muestras de discurso innecesariamente grueso de Assassination Nation, una película tan cargada de buenas intenciones como patosa a la hora de transmitirlas.

 

SITGES 2018

"Si las pijas de Spring Breakers se liaban a tiros, nosotras más y mejor"

 

Durante su primera mitad, aún consigue erigirse en una denuncia razonablemente cáustica sobre esa cultura del linchamiento en redes sociales que acaba arruinando vidas en el mundo real (porque lo que conforma nuestra personalidad es tanto lo que contamos como lo que escondemos, y cuando un hackeo a mala leche rompe ese equilibrio, en cierto modo también nos rompemos nosotros). La segunda parte, por desgracia, pega un súbito acelerón hacia la verbena de género divertida pero absurda, hasta convertirse en un crowd pleaser en la línea de la saga The Purge que, pese a estar bien filmado y tener tensión (hay una escena de invasión a una casa, planificada de manera primorosa), entorpece y banaliza de mala manera el mensaje que se pretendía transmitir.

El personaje central de la cinta, Lily, una chavala de 18 años con una actitud absolutamente badass, un intelecto nivel Mensa y opiniones profundas para todo, es la narradora de la acción; y no lo hace mal, sobre todo al defender la libertad de elección de las mujeres y ciscarse en los listones de exigencia moral que les plantea una sociedad insoportablemente misógina. Sin embargo, salvo por una escena muy concreta y muy bien escrita sobre la diferencia entre pornografía y arte, el guion apenas le concede espacio para soltar nada más que una batería de eslóganes (muy aplaudidos por la platea) a los que sólo les falta un hashtag delante. Que, hace algunos meses, YouTube, Facebook e Instagram decidieran retirar toda la publicidad de Assassination Nation por “contenido inapropiado” (las protas en ropa interior y blandiendo armas automáticas, básicamente) es un reflejo bastante ilustrativo de la mierda de sociedad hipócrita y machista que nos hemos montado. El problema es cuando resulta que dicho publicity stunt (calculado o no) acaba diciendo más sobre esos temas que la propia película.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

BEAST (Michael Pearce, Reino Unido, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Una joven que lleva una existencia absolutamente mediocre en una de las islas del canal, en el seno de una familia bien de la que se considera el último mono (su madre la trata como si fuera menor de edad, le toca hacer constantemente de niñera de su sobrina y de su padre enfermo de Alzheimer, su hermana guapa le restriega lo feliz que es y lo bien que le van las cosas en comparación con ella...), con un trabajo alienante, sin amigos, pareja ni perspectivas, encuentra de repente el amor, en la persona de un muchacho de origen humilde, que parece encajar en ese lugar tan poco como ella y que básicamente la hace sentir por fin viva. Su único defectillo es que podría ser el asesino en serie que lleva meses secuestrando, violando y matando adolescentes en la isla. Obligada a tener que elegir entre la felicidad personal y el bien común, la protagonista de Beast se decantará por lo primero, defendiendo a su chico contra viento, marea y los inquietantes indicios que la policía parece ir acumulando contra él. A veces, el mal es sólo una forma extrema de egoísmo.

 

SITGES 2018

"Para una vez que me echo un novio parecido a Chris Hemsworth..."

 

Esa es la situación que pone sobre la mesa Beast, valiéndose de un tono con tintes de fábula para adultos, un ritmo lento pero medidísimo, unas interpretaciones excelentes, capacidad para emocionarte y ponerte el nudo en el estómago cuando toca, y astucia visual incluso a la hora de utilizar recursos tan agotados como el susto que resulta ser un sueño. Quizás su viraje final hacia el thriller sea menos interesante que cualquiera de los otros escenarios que podrían haberse desarrollado, pero es entendible que se busque la redención de la protagonista antes que la exploración del dilema moral planteado hasta sus consecuencias más límite.

 

Venusentencia: Copas de Yate

INF VNV 4

 

AWAIT FURTHER INSTRUCTIONS (Johnny Kevorkian, Reino Unido, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Una familia de clase media cuyos integrantes se llevan en general a matar (reproches por broncas del pasado, clasismo paleto, comentarios xenófobos hacia la novia de etnia hindú de uno de los hijos...), y que se ha reunido a regañadientes para la tradicional cena de navidad, queda atrapada dentro de su casa por una especie de plafones hechos de unos extraños cables negros que taponan todas las puertas y ventanas. Al mismo tiempo, los smartphones y ordenadores dejan de funcionar, y los televisores empiezan a emitir lo que parecen mensajes de emergencia del gobierno con órdenes cada vez más delirantes. En una demostración extrema del verdadero experimento Milgram, que a mediados de los años 50 concluyó que la gente común está dispuesta a hacer lo que le digan, siempre y cuando crea que las órdenes proceden de una autoridad a la que reconoce como legítima, los miembros de la familia proceden a liquidarse entre ellos. La familia, por cierto, se apellida “Milgram” (sí, qué sutil todo).

 

SITGES 2018

"Somos la versión inglesa de Los Serrano"

 

Vender tu opera prima tratando de compararla con Videodrome y La Cosa tiene el inconveniente de estar situando el listón de exigencia del público a una altura difícil de satisfacer. Me dicen que Await Further Instructions venía avalada por muy buenas críticas en varios festivales de género, lo cual me sorprende a menos que se trate de festivales de tono especialmente festivo y psicotrónico (estilo maratones de cine de serie B), porque a mí me ha parecido una gilipollez como una casa con jardín.Tras su interesante premisa (una especie de variante de las películas “home invasion” a la que podríamos llamar “home isolation”), la película se desinfla con una rapidez pasmosa: el drama es inverosímil (algunas de las órdenes que obedecen sin dudar no tienen el menor sentido), el suspense no hace acto de presencia, los personajes son una colección de histriones absolutamente tópicos y el presunto comentario social (hay dos, de hecho; por un lado nuestro atontamiento ante la manipulación que ejercen los mass-media, y por otro una burla del tipo de paletos que en su día votó a favor del Brexit) es de lo más epidérmico. La trama va creciendo en histeria e incoherencia a medida que avanza, y naufraga ya definitivamente en una última media hora en la que te explican por fin lo que está pasando, que de nuevo no era una mala idea, pero que está resuelto como un mal chiste. Await Further Instructions es peor, incluso, que una auténtica comida de Navidad con tu familia política.

 

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

 

BURNING (Lee Chang-dong, Corea del Sur, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Jongsoo, un joven de extracción humilde que sueña con ser escritor, se topa un buen día con Haemi, una chica que parece ser el arquetipo de la “manicpixiedreamgirl” de manual: atractiva, extrovertida, imaginativa, lista pero inocente y un pelín estrambótica. Haemi insiste a Jongsoo en que ambos se conocen del colegio, y que él le prestó ayuda en un momento de necesidad. Jongsoo no se acuerda de nada de esto pero, oye, tira millas, que la chica es maja. Al cabo de los días se enrollan, hacen el amor y Jongsoo, que hasta ese momento se miraba la relación con cierta distancia escéptica, acaba por fin coladito perdido. Pero claro, colarse de alguien así de gaseoso no suele ser recomendable. Las cosas empiezan a torcerse cuando Haemi se va de vacaciones a África y, a la vuelta, se presenta con Ben, un “nuevo mejor amigo” al que ha conocido durante el viaje, y que parece tener todo lo que a Jongsoo le falta: dinero, belleza física, cultura, desparpajo y seguridad en sí mismo. A partir de ahí la pareja se convierte en un trío de amigos en el que Jongsoo se siente cada vez más desplazado hacia la “friend zone”; y entonces es cuando la cosa se pone siniestra...

 

SITGES 2018

"¿Cómo se dice 'pagafantas' en coreano?"

 

Burning, basada en un relato corto de Harumi Murakami, empieza como una efervescente historia de amor absurdo que al cabo de un rato se convierte en drama psicológico y finalmente en thriller. Desde su planteamiento luminoso y casual, no para de oscurecerse, encogiéndonos poco a poco el corazón a medida que se le encoge al protagonista. La película se desarrolla con lentitud pero siempre con interés, y con una dirección maestra que primero sugiere lo justo para que deduzcas lo que está ocurriendo, y a continuación cambia súbitamente el tono dramático justo en esa dirección que te había apuntado. Esto supone una experiencia de lo más satisfactoria para el espectador, sin trampas ni cartones (si esto hubiera sido una película facturada en Hollywood, el guion acumularía momentos engañosos y trucos efectistas a tutiplén).

Toda la energía de la película pasa por la potente química de su trío de personajes principales, y hay que decir que los tres actores que los interpretan están absolutamente fantásticos. Burning es un relato sobre lo difícil que resulta a veces gestionar los sentimientos de manera racional, sobre la empatía (y la falta de ella), sobre cómo a veces ser cauto y hacer lo correcto te cuesta una derrota de lo más amarga frente a alguien más decidido y con menos escrúpulos, y sobre esos incendios emocionales, ya sean fortuitos o provocados, que se detectan demasiado tarde, cuando el fuego ya lo ha arrasado todo. Peliculón.

 

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

 

SITGES 2018

 

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